Una agresión a los líderes del PAN abre otra guerra política en Veracruz

Los cinco meses que faltan hasta que Javier Duarte abandone la silla de Gobernador en Veracruz prometen mucho ruido. La tensión y el cruce de graves acusaciones a ambos lados del espectro político continúan después de la bronca campaña electoral de junio, que desbancó del poder al PRI tras más de 80 años. Duarte mantiene un pulso con el Gobernador electo, el panista Miguel Ángel Yunes, pero a la vez el cordón umbilical con su propio partido parece cada vez más frágil.

La visita este miércoles del líder del PAN, Ricardo Anaya, al congreso estatal para respaldar a Yunes en su veto a un nuevo fiscal anticorrupción en Veracruz derivó en una lluvia de pedradas, palos e insultos y escenificó otro episodio de la batalla entre ambos rivales. La agresión del movimiento campesino 400 pueblos, un satélite del entorno del activismo social del PRI, fue interpretada por el partido conservador mexicano como un ataque orquestado directamente por el todavía Gobernador Duarte, quién se desmarcó de los hechos a través de un mensaje de Twitter.

La designación de Francisco Portilla Bonilla, un funcionario cercano a Duarte, como nuevo fiscal anticorrupción fue finalmente pospuesta este jueves en la cámara baja. Fue propio grupo parlamentario del PRI quien decidió aplazar la votación, confirmando la señal lanzada un día antes por la cúpula del partido. “Pienso que no es correcto. No son momentos para tomar decisiones de tanta trascendencia. Este es un gobierno que se encuentran en proceso de transición”, señaló la presidenta interina, Carolina Monroy.

No es la primera vez que el PRI envía mensajes de reprobación al polémico gobernador, que una vez derrotado podría verse cada vez más arrinconado dentro de su partido. Veracruz se ha convertido durante los últimos años en un avispero. Desde su victoria en 2010, la popularidad de Duarte ha ido desplomándose por el peso de los sucesivos casos de desapariciones forzadas, policías contaminados por el narco, una desastrosa gestión económica, el alto número de periodistas asesinados y un clima general de inseguridad.

El Auditor federal mexicano (ASF) ha presentado hasta 14 denuncias penales contra funcionarios veracruzanos por malversación de fondos públicos. Veracruz es el Estado que más irregularidades acumula en la gestión de los recursos federales. Desvíos de fondos, duplicidad de pagos, obras no realizadas o dinero que directamente se ha desvanecido por valor de 2.000 millones de dólares en los últimos cuatro años.

Tras una campaña trufada de golpes bajos, desde acusaciones de corrupción hasta pederastia, el candidato de la improbable coalición PAN-PRD, la derecha y la izquierda mexicana, logró la victoria por un estrecho margen frente a Morena, relegando al aspirante del PRI, Héctor Yunes -primo hermano del contendiente ganador-, al bronce.

El tercer Estado más poblado y uno de los más prósperos e influyentes del país, encarnó la batalla electoral entre el PRI y todos los demás. El final de la hegemonía priista en uno de sus bastiones tradicionales simboliza a su vez las grietas que se van abriendo en el partido en el poder de cara a las presidenciales de dentro de dos años. La guerra fue a tumba abierta y la oposición logró finalmente rentabilizar la decadencia del Gobierno de Duarte.