Nuevas fugas de cianuro reabren la polémica contra una mina de oro en Argentina
Barrick Gold admite que hubo derrames en 2011 y 2012, pero asegura que no llegaron al río
La fuga de más de un millón de litros de agua con cianuro de la mina de oro de Barrick Gold en el noroeste argentino el pasado septiembre no fue la única: entre 2011 y 2012, la mina de Veladero registró otros tres derrames, según un informe oficial que ha reavivado la polémica contra la multinacional canadiense en la provincia de San Juan. La empresa aseguró en un comunicado que los derrames previos “fueron debidamente contenidos en el área de operación de la mina a través de los sistemas de contingencia diseñados a tal fin y no tomaron contacto con cursos de agua ni representaron un potencial riesgo para el ambiente”. Es decir, Barrick asegura que en los incidentes previos funcionaron los sistemas de control de esta mina, situada a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de los Andes. Y que la solución cianurada, que se utiliza para separar el oro de la roca, se mantuvo en el interior de la mina.
Pero es la primera vez que esas fugas se hacen públicas, tras filtrarse el informe del Ministerio Público Fiscal al portal web Infobae, y llegan en un clima de fuerte desconfianza por la actuación de Barrick Gold ante el vertido del pasado septiembre: en un primer momento lo negó, después intentó minimizarlo y finalmente, ante el alud de evidencias, rectificó y admitió que la compuerta de seguridad se encontraba abierta, que la solución cianurada había llegado al río Potrerillos y cuadriplicó el volumen total del derrame, hasta el millón de litros.
“Hasta ahora solo eran rumores, pero nunca habíamos tenido esa información. Queremos saber por qué no informaron (de los vertidos previos). Y si informaron a las autoridades por qué no nos informaron a nosotros, a los pobladores”, dice por teléfono Domingo Jofré, de la asamblea vecinal “Jáchal no se toca”, que pide el cierre de la mina Veladero y la prohibición de la megaminería en la provincia. “Si no hubiese sido porque un empleado que estaba en la mina entró en pánico y avisó por wasap a sus familiares en septiembre tampoco nos hubiéramos enterado”, asegura al recordar cómo los vecinos de las poblaciones más cercanas a Veladero, entre ellas Jáchal. se enteraron el pasado 13 de septiembre que un vertido de cianuro había llegado hasta sus ríos.
Nueve directivos de Barrick Gold se encuentran procesados por la supuesta violación de la ley nacional de Residuos Peligrosos, al ser acusados de actuar de manera negligente cuando se produjo el vertido. Un informe posterior de la Policía Federal argentina, incluido en la causa judicial, confirmó la presencia de valores anómalos de cianuro y de metales pesados en el río Potrerillos y extendió la contaminación a otros cuatro ríos de la zona: Jáchal, Blanco, Palca y Las Taguas.
A la espera del juicio, la compañía volvió a operar con normalidad tras cumplir con los estándares de seguridad exigidos pero fue multada por las autoridades provinciales de San Juan con el pago de 145 millones de pesos (unos 9,8 millones de dólares).
La mayoría de vecinos recibieron con buenos ojos la visita del ministro de Ambiente, Sergio Bergman, hace una semana, aunque ven imposible el intento del Gobierno de compaginar la megaminería con el cuidado del medioambiente. En una reunión tensa, exigieron que se realice una consulta popular sobre la actividad minera, como ya se ha hecho en otras partes del país, y que se cumpla la ley de Glaciares que, a su juicio, obligaría al cierre automático de Veladero.
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