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Maduro defiende su apuesta económica tras decretar la emergencia

En su discurso anual a la Nación el presidente de Venezuela evita hablar de reformas y promete que continuará adelante “en las condiciones que toque vivir"

Nicolás Maduro, durante su discurso.
Nicolás Maduro, durante su discurso.CARLOS GARCIA RAWLINS (REUTERS)

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha comparecido ante la Asamblea Nacional durante poco más de tres horas para evaluar lo que ha sido “un catastrófico año 2015”, según sus propias palabras. La sinceridad del gobernante venezolano no ha significado en modo alguno un retroceso táctico en su modelo de desarrollo —que reserva al Estado un control casi total de la economía y hostiga al sector privado— sino la reiteración de la apuesta alguna vez esbozada por el comandante Hugo Chávez. “Hoy y mañana será así y en las condiciones que nos toque vivir”, prometió. “Pero para mantener esto”, advirtió, “hay que generar riquezas”.

Ese compromiso estuvo precedido por un marco teórico en el que atribuyó a factores externos el patético padecimiento de los venezolanos para comprar alimentos, y comparó la inversión social de los 17 años de la autodenominada revolución bolivariana con el promedio del gasto en ese rubro de lo que el chavismo también denomina la cuarta república (gobiernos civiles sucedidos entre 1958 y 1998). El jefe del Estado reivindicó el control de cambio como la razón por la cual esa inversión social —de 62%— se ha mantenido en el tiempo, habló de la cantidad de pensionados de su gobierno —84% de la población en edad de recibir esa mensualidad—, del número de viviendas construidas, de la cantidad de estudiantes universitarios o de la cifra de libros de texto entregados a los estudiantes de la escuela secundaria.

Ese tono solemne, como el que había prometido en la víspera el director de debates del Parlamento, el opositor Henry Ramos Allup, se ha roto por algunos minutos mientras el presidente se refería al tema de las viviendas construidas durante la era bolivariana. En medio de una polémica con la bancada de la Mesa de la Unidad Democrática, el gobernante exclamó que tendrían que derrocarlo antes de que la oposición apruebe una ley que le otorgue la propiedad de pisos y casas de los ocupantes. “No, no y no”, exclamó. A continuación, sus adversarios gritaron “propiedad, propiedad”.

El jefe del Estado reivindicó el control de cambio como la razón por la cual esa inversión social —de 62%— se ha mantenido en el tiempo

Es un anticipo de lo que podría ocurrir si la mayoría opositora avanza en un proyecto de ley que amenaza con disputarle al chavismo el trono del clientelismo que ha ocupado en los últimos 17 años. El gobierno luce dispuesto a bloquear de cualquier manera todas las iniciativas que apunten a favorecer a sus partidarios, muchos de los cuales votaron por la oposición en represalia al pésimo desempeño económico del año 2015, y también ha sugerido que vetará una ley que amnistíe a presos y perseguidos políticos. Maduro se dijo dispuesto, en cambio, a investigar a través de una “comisión de paz, con un venezolano de confianza pública” a los responsables de los desórdenes callejeros promovidos por un ala radical de la oposición entre febrero y junio de 2014, que terminaron con 43 fallecidos y centenares de heridos. “La oposición le clavaría un puñal al país si sigue adelante con ese proyecto. Que no se imponga la visión de los victimarios perdonándose a ellos mismos”, consideró

Que la oposición ganó por el voto castigo chavista lo reconoció Henry Ramos Allup en una intervención posterior, también televisada a todo el país. “Las elecciones tuvieron un componente de voto castigo. Eso supone que el gobierno, si quiere que no lo vuelvan a castigar, debe corregir el rumbo”, afirmó. Fue una manera de responder al tono del discurso del presidente, que durante las poco más de tres horas de su mensaje siempre invocó el nombre del director de debates.

Ha habido en general un tono cordial entre las bancadas y en especial un intento de Maduro por asumir el papel de un estadista. El presidente ha presentado el decreto de emergencia económica —una propuesta para gobernar por decreto durante los próximos dos meses— con la esperanza de que la oposición lo discuta y apruebe en los próximos ocho días. También ha llamado a los representantes de los poderes públicos, a los gobernadores, los alcaldes y los empresarios para que la próxima semana formen un grupo de debate al que ha llamado “Consejo nacional para una economía productiva”. Las sesiones, según dejó saber, empezarían el próximo lunes mientras el Parlamento discute el contenido del decreto.

La formalidad para presentar el decreto trasciende los formalismos establecidos en la Constitución y esconde un propósito político: compartir con la oposición el costo político del descalabro económico que atraviesa Venezuela, con una inflación anualizada, según cifras oficiales, de 141,5% hasta septiembre de 2015. Dijo Maduro entre los aplausos de sus partidarios: “No es solo un asunto mío la crisis económica. Yo asumo mi responsabilidad, pero pido apoyo de todos los hombres y mujeres honestos, empezando por esta Asamblea Nacional”. Con ese mismo tono de unidad terminó sus palabras: “Convoco al heroísmo. Convoco a la unión, a la paz, para un renacimiento de Venezuela”.

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