Massa pide el voto para “terminar con el kirchnerismo”
El exkirchnerista quiere destronar a Macri del segundo lugar para ir al balotaje con Scioli
Sergio Massa, el tercero en discordia en la pelea por acceder a la presidencia de Argentina en las elecciones del domingo, cerró este jueves su campaña con una fuerte crítica al kirchnerismo, la fuerza política a la que perteneció durante diez años, hasta 2013. “Si me ponen en el balotaje, se termina el kirchnerismo”, reclamó el candidato peronista opositor. En los jardines del Museo de Arte de Tigre, el municipio del Gran Buenos Aires (perifera de la capital) que él gobernaba, entre el viento nocturno del delta del río Paraná y el calor de los bombos peronistas, el diputado Massa buscó apelar a los votantes de su rival liberal Mauricio Macri, que por ahora marcha segundo en las encuestas, pero que tendría quizás más dificultades que él para vencer al oficlalista Daniel Scioli.
En el acto de Massa se vivía un clima de fiesta, con cumbia a todo volumen. A principios de año estaba primero en los sondeos, pero con el correr de los meses se derrumbó al tercer lugar. Hace dos meses, en las elecciones primarias de voto obligatorio, sorprendió al retener un 14%, que sumado al 6% de su contendiente interno, José Manuel de la Sota, totalizaba un 20%. Aquel resultado demostró que el electorado no estaba tan polarizado entre Scioli y Macri como se pensaba. Y a partir de entonces el que fuera jefe de Gabinete de Ministros del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner entre 2008 y 2009 incluso creció un poco en las encuestas.
Antes de entrar al escenario montado al aire libre, Massa se presentó en una escenografía de sala de estar con su esposa y sus dos hijos, de ocho y 13 años. “Mili me va a empezar a pedir salir (a la noche). Ojalá que salga sin miedo, sin inseguridad a la calle”, le deseó el exalcalde de Tigre a su hija. “Ojalá Toto pueda vivir en el país en que vivieron mis ‘viejos’ (padres)”, le deseó a su hijo una buena educación y un buen empleo. Más tarde en el acto, al que ingresó con música de AC/DC, volvió a recordar a sus padres: “Soy hijo de inmigrantes que con su ‘laburo’ (trabajo) se hicieron su lugar en Argentina trabajando en la construcción. Hoy todavía siguen siendo italianos y no pueden votar este domingo”. Macri también es hijo de un italiano, pero empresario. El bisabuelo de Scioli llegó de Italia, como una parte importante de los ancestros de los argentinos. Claro que desde 1983 que no hay un presidente argentino con apellido italiano: el último fue el dictador Reynaldo Bignone.
Massa propone que las Fuerzas Armadas combatan el narcotráfico, algo por ahora prohibido
En su discurso, Massa apostó por su fortaleza en esta campaña: las propuestas concretas, a diferencia de las expresiones más genéricas de sus dos principales rivales. Prometió que crearía un millón de puestos de trabajo para jóvenes en un año, eliminaría las ayudas sociales que se distribuyen en forma discrecional y las orientaría a la búsqueda de empleo, dejaría de gravar los salarios con el impuesto a la renta, otorgaría 1,2 millones de créditos hipotecarios para que los inquilinos accedan a la casa propia y un aumento a los pensionistas.
El candidato peronista opositor abogó por una educación de calidad: “Hay que terminar con la vergüenza de que da lo mismo un dos que un diez (en las calificaciones escolares), que el docente vaya o no a trabajar, que se llueva el techo de la escuela”. En la provincia de Buenos Aires se eliminaron este año las menores calificaciones, del uno al tres, y entonces es más fácil alcanzar una media de siete, que es la mínima para aprobar. A su vez, el ausentismo de los maestros ha merecido hasta críticas de Cristina Kirchner.
Este abogado de 43 años, menor que Scioli, de 58, y Macri, de 56, prometió estabilidad para los funcionarios, pero también que echará a los “'ñoquis' de La Cámpora”. En Argentina, se llama 'gnocchi' a los empleados públicos que no van a trabajar y solo aparecen a finales de mes para cobrar. La Cámpora es el colectivo juvenil que lidera el hijo de los Kirchner, Máximo, que este domingo aspira a un escaño en la Cámara de Diputados.
Hubo más promesas. En cuatro años de gobierno, reduciría la presión tributaria, de las más altas de Latinoamérica aunque similar a la media de los países desarrollados, al desgravar los beneficios de pymes que los reinviertan. En ese mismo periodo disminuiría la inflación del actual 25% a un 5% mediante una mayor inversión “y no con ajuste, como proponen ellos”. Se refirió así a Macri, que también niega cualquier recorte.
No quedó casi tema sin tratar. Cuatro meses después de una multitudinaria manifestación contra la violencia de género en Buenos Aires, pidió “cárcel para los golpeadores y una pensión por 36 meses para las víctimas”, dado que muchas de ellas no se separan de sus parejas porque carecen de empleo. Este exkirchnerista también pidió una reforma del Código Penal para declarar imprescriptibles los delitos de corrupción de los funcionarios: “Que aquel que estuvo en el Estado pueda ser juzgado hasta el día en que se muera”.
Massa también abordó su propuesta más polémica: en un país que después de las violaciones a los derechos humano de la última dictadura militar (1976-1983) prohibió la actividad de las Fuerzas Armadas en las tareas de seguridad interior, el candidato propuso llevarlas a la frontera para combatir el narcotráfico. El País le preguntó si también llevaría a los militares a los barrios en los que se comercia droga y respondió con ironía: “Sí, voy a hacer como hace La Cámpora”. Es que el colectivo juvenil kirchnerista ha participado con el Ejército en tareas de ayuda social ante inundaciones y otras emergencias. Al finalizar su discurso, y al igual que en los actos de Macri, sonó la misma canción de los artistas pop Axel y Abel Pintos que se llama ‘Somos uno’ y que comienza diciendo: “Yo soy lo que soy, no soy lo que ves”.
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