La Iglesia alerta contra una Argentina “enferma de violencia”

Los obispos critican en un documento el “cáncer social” de la corrupción

Un hombre tira de un carro en La Carbonilla. ENRIQUE MARCARIAN (REUTERS)

La Conferencia Episcopal Argentina difundió este viernes un documento durísimo en el que ya desde el primer párrafo constata “con dolor y preocupación que Argentina está enferma de violencia”. A partir de ahí, el órgano que integra a todos los obispos del país describe un panorama en el que reparte críticas a gobernantes, jueces y a medios de comunicación. Los obispos alertan también sobre el “cáncer social” de la corrupción y sobre cómo la sociedad se está acostumbrando a “la vi...

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La Conferencia Episcopal Argentina difundió este viernes un documento durísimo en el que ya desde el primer párrafo constata “con dolor y preocupación que Argentina está enferma de violencia”. A partir de ahí, el órgano que integra a todos los obispos del país describe un panorama en el que reparte críticas a gobernantes, jueces y a medios de comunicación. Los obispos alertan también sobre el “cáncer social” de la corrupción y sobre cómo la sociedad se está acostumbrando a “la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira”.

La Iglesia católica recuerda que no se puede responsabilizar ni estigmatizar a los pobres

“Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario”, advierte el escrito titulado Felices los que trabajan por la paz. “Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena”, señala el documento.

Tras describir ese panorama, la Iglesia católica recuerda que no se puede responsabilizar ni estigmatizar a los pobres. “Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros”.

La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los medios, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia se promueve una dialéctica que alienta la división y la agresividad

El comunicado alude a la ola de linchamientos que padeció el país el mes pasado: “La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada `justicia por mano propia”.Varios representantes del Gobierno a menudo se quejan de la lentitud con que opera a veces la Justicia y del tratamiento sensacionalista que ofrecen diversos medios ante las noticias sobre inseguridad. La Iglesia no elude criticar a unos y a otros. Respecto a la Justicia, lo obispos señalan: “Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia”. En cuanto a los medios: “La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad”.

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Además de la violencia, la Conferencia Episcopal abordó el problema de la corrupción, a la que califica como un “cáncer social causante de injusticia y muerte”. “Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando la impunidad.  Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley”.

Los obispos critican también el sistema carcelario y advierten que “debe cumplir su función sin violar los derechos fundamentales de todos los presos”. “Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas”, señala el escrito.

La Iglesia ya se había pronunciado en otras ocasiones sobre el crecimiento del narcotráfico en el país. Pero es la primera vez que los obispos abordan el problema de la inseguridad -primera preocupación de los argentinos en todas las encuestas- con tanta contundencia.

Desde el oficialismo, la respuesta sólo tardó varias horas en llegar. Y llegó a través de la organización juvenil La Cámpora, cuyo fundador fue Máximo Kirchner, hijo de la presidenta. José Ottavis, uno de los principales dirigentes de La Cámpora, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense y designado el viernes secretario general del Partido Justicialista, señaló: “La Argentina no está enferma. Sí vivimos una Argentina enferma de violencia en el 55, en el 76, en el 89 y en el 2001”, señaló en referencia a dos golpes de Estado (1955 y 1976) respaldados por la Iglesia y a dos crisis económicas (1989 y 2001) que derivaron en las salidas anticipadas de dos presidentes no peronistas. Ottavis añadió: “Seguramente al país le faltan cosas para tener una salud completa. Pero después de haber superado todo eso, es bueno acordarse [de] lo que es de verdad una Argentina enferma de violencia, para no volver a cometer esos errores”.

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