CRÓNICA: Postales desde Yemen

¿Un país peligroso?

Yemen no es un país tan furibundamente xenófobo como les gustaría a los extremistas de Al Qaeda

Las autoridades yemeníes han restringido a los extranjeros los viajes por carretera e imponen un guía a cualquiera que quiera salir de Saná. Con la obligada compañía de Fawas, subo al avión con destino a Seiyun, en el corazón del Hadramaut, la provincia más oriental de Yemen y sobre la que el control del Gobierno es cuando menos parcial.

Echo un vistazo y caigo en que la mayoría de los viajeros encajan en el estereotipo que los occidentales tenemos de un terrorista islámico. Hombres con la vestimenta tradicional cuyas miradas acuosas se nos antojan amenazantes y mujeres completam...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Las autoridades yemeníes han restringido a los extranjeros los viajes por carretera e imponen un guía a cualquiera que quiera salir de Saná. Con la obligada compañía de Fawas, subo al avión con destino a Seiyun, en el corazón del Hadramaut, la provincia más oriental de Yemen y sobre la que el control del Gobierno es cuando menos parcial.

Echo un vistazo y caigo en que la mayoría de los viajeros encajan en el estereotipo que los occidentales tenemos de un terrorista islámico. Hombres con la vestimenta tradicional cuyas miradas acuosas se nos antojan amenazantes y mujeres completamente cubiertas de negro. Para añadir dramatismo a la visita, nada más aterrizar, la policía turística me impone un escolta.

Más información

Y sin embargo, ¿en qué otro lugar del mundo una mujer en su sano juicio se subiría a un coche con tres hombres desconocidos, uno de ellos armado, y que la primera parada no la hacen para tomar un café sino para comprar la droga que van a mascar después de comer? Eso es precisamente lo que acabo de hacer. Sin la menor preocupación.

Si los yemeníes fueran tan furibundamente xenófobos como les gustaría a los extremistas de Al Qaeda, no serviría de mucho que mis acompañantes sean el guía del Ministerio de Información, un policía de paisano y un chófer amigo de ambos. Ni las magras pagas que reciben por su trabajo, ni las dietas diarias que esperan de los extranjeros, serían suficientes para disuadirles de que somos el mismísimo demonio.

Al contrario, durante todo el camino sólo encuentro sonrisas. El mayor riesgo que percibo es cuando el conductor y el policía se ponen a juguetear con sus móviles y con el DVD. Aún así, hay un detalle que me recuerda que no se puede frivolizar el peligro. "Este es el lugar del martirio de los belgas", anuncia el chófer nada más pasar Al Hayarain. Justo hace ahora dos años cuatro terroristas tirotearon dos coches de turistas, matando a dos mujeres belgas y a dos conductores yemeníes

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En