Helena Bonham Carter, la actriz rebelde que no se corta al hablar de Johnny Depp, J. K. Rowling y Harvey Weinstein
La estrella británica lleva cuatro décadas instalada en la élite de la profesión sin renunciar a sus opiniones lapidarias y su particular forma de vestir, y atreviéndose con todo tipo de papeles. Y no parece que vaya a bajar el ritmo en 2023
Helena Bonham Carter (Londres, 56 años) es sinónimo de cine de época, aunque la frase más recordada de su carrera es la que le espeta a Tyler Durden en El club de la lucha: “Quiero un aborto tuyo”. La actriz no forma parte ...
Helena Bonham Carter (Londres, 56 años) es sinónimo de cine de época, aunque la frase más recordada de su carrera es la que le espeta a Tyler Durden en El club de la lucha: “Quiero un aborto tuyo”. La actriz no forma parte de la primera plana de Hollywood, pero su rostro es reconocible por varias generaciones de espectadores. En unos tiempos en los que los artistas miden cada uno de sus gestos para no perjudicar sus carreras, jamás ha renunciado a ser ella misma y a manifestar sus opiniones. Y tiene una opinión sobre casi todo. Desde su debut en el cine con el ultrabritánico tándem Merchant-Ivory hasta su papel de madre de Enola Holmes, cuya segunda parte se acaba de estrenar en Netflix, ha tocado todos los géneros y combinado con soltura cine y televisión. También ha visto cómo su vida privada era analizada en la prensa amarilla y su estilo, objeto de burla recurrente. “Una gótica victoriana dibujada a carboncillo”, la definió Irish Times. Y una mujer sin miedo a la polémica. Se diría que sin miedo, en general. En 2023 estrenará la nueva miniserie de Russell T. Davies (Nolly) y una película con Anthony Hopkins (One Life).
Hace unas semanas, unas declaraciones suyas defendiendo a dos amigos que han sufrido en mayor o menor medida la llamada cultura de la cancelación (un término, cancelación, tan rotundo como dudoso, pues la mayoría de sus supuestas víctimas sigue trabajando con normalidad) han proporcionado unos cuantos titulares. A la edición dominical de The Times declaró: “Todo se ha vuelto histérico, hay una especie de cacería de brujas”. Sus palabras han tenido mucha más repercusión que el motivo de la entrevista: nada menos que haberse convertido en la primera mujer que preside la Biblioteca Nacional de Londres en sus 181 años de historia. Una minucia, parece ser, en comparación con sus opiniones sobre Johnny Depp, íntimo amigo, compañero en cinco películas y padrino de los dos hijos que tuvo con el director Tim Burton.
Depp ha sido “completamente absuelto”, ha dicho refiriéndose a la victoria del actor en el ultramediático juicio por difamación contra su exesposa Amber Heard. El periódico quiso saber también su opinión respecto a la controversia sobre la supuesta transfobia de la que desde hace unos años se acusa a la escritora J. K. Rowling. Carter culpa a Twitter: “Nadie puede hablar de ideas allí, todo se polariza, es la guerra”, y añade otra posible causa del intento de defenestración de la escritora: “Si no hubiera sido por su inmenso éxito, la reacción no sería tan desproporcionada. Hay mucho de envidia y de necesidad de derribar a gente exitosa”. Disculpa, sin embargo, que los actores más jóvenes de la saga no se posicionaran a favor de la autora que les permitió convertirse en estrellas. “Personalmente, creo que deberían dejarla tener sus opiniones, pero son muy conscientes de sus fans y su generación”.
Hombres controvertidos de la A a la Z
La carrera de Bonham Carter abarca ya cuatro décadas. Ha trabajado con Woody Allen, Mel Gibson, Roman Polanski, Jeffrey Tambor y Harvey Weinstein, todos ellos protagonistas de escándalos de más o menos intensidad. “Nunca veo nada en blanco y negro. Creo que la gente es multicolor, casi nunca es una cuestión de ser el bueno o el malo. Weinstein era un matón, y punto. Pero no un punto final, en realidad. Era un matón, un posible sociópata y también un productor de películas fantásticamente eficaz”, afirma. La actriz no esconde lo importante que Weinstein fue para su carrera. “Era muy inteligente. Hay muchas razones por las que era muy poderoso. Sabía cómo conseguirte nominaciones al Oscar. Mis dos nominaciones se deben a él. Y tenía un gran gusto para las películas”.
En la saga Harry Potter, donde interpretó a la villana Bellatrix Lestrange, uno de los personajes favoritos de los seguidores (y que no estaba destinado a ella, sino a la recientemente fallecida Helen McCrory), coincidió con Emma Thompson y Kenneth Branagh. No era la primera vez que cruzaban sus caminos: los tres fueron protagonistas de un triángulo amoroso que obsesionó a la prensa británica en 1995 (Branagh rompió su relación con Thompson para iniciar una con Bonham Carter) y resurge cada vez que la Navidad coloca en las parrillas Love Actually: Thompson ha declarado más de una vez que en la secuencia en la que se desmorona tras descubrir que su marido le es infiel debe mucho al dolor que sintió tras conocer la relación de Branagh con Bonham Carter.
El romance con el cineasta británico duró cinco años y comparte algunos puntos con su siguiente gran historia de amor. Durante el rodaje de la versión de 1999 de El planeta de los simios, se enamoró del director Tim Burton. “Cuando nos conocimos, a pesar de que me puso un traje de chimpancé, era muy consciente de que le gustaba mi cara: oscura, pálida, tuberculosa”. En aquel momento, Burton estaba comprometido con la actriz Lisa Marie, presente también en la película. La historia se repetía. Al contrario de lo que sucedió con Branagh, una relación que nunca encajó en el marco mental del público, la suya con Burton parecía hecha en el cielo. O en el infierno. El estilo desastrado de ambos se convirtió en un deleite paras las revistas. “Nos veían como la pareja chiflada”.
Su personalísimo sentido de la moda la ha convertido en una asidua a las listas de peor vestidas y principal objetivo de la policía de la moda que supervisa las alfombras rojas. En 2011, su Vivienne Westwood combinando un zapato de cada color fue la comidilla de los analistas, pero Carter no se arredró. “¿Por qué no se pueden llevar los zapatos desparejados? ¿Quién dice que no podemos?”. “A veces lo hago bien y a veces me equivoco”, admitió. “Pero la moda se trata de divertirse. La moda ha sido secuestrada por una industria que crea reglas sobre lo que podemos y no podemos ponernos y tengo ganas de romperlas”. Su actitud fue recompensada al convertirse en imagen de Marc Jacobs.
Burton y Bonham Carter rodaron ocho películas juntos. “Pero nunca tuve vía libre porque me acostase con él, tenía que hacer audiciones. ¡Y eso que le di dos hijos!”, asegura la actriz. En 2014 anunciaron su separación.
La actriz cree que el escrutinio al que fueron sometidas sus relaciones por parte de la prensa es una de las razones por las que Peter Morgan, el creador de The Crown, le pidió que interpretara a la impredecible y desdichada princesa Margarita (personaje que en las dos primeras temporadas Vanessa Kirby convirtió en el más fascinante de la serie). Tal vez también influyó que pocas actrices más se han codeado con la verdadera Margarita. Su tío Mark Bonham-Carter fue novio de la princesa. A pesar de que la actriz tiende a minimizar su abolengo, es bisnieta de Herbert Henry Asquith, primer ministro del Reino Unido entre 1908 y 1916, y en su árbol genealógico hay unos cuantos aristócratas. Ella prefiere hablar de sus raíces judías y de su madre, la psicoterapeuta Elena Propper de Callejón, hija de Eduardo Propper de Callejón, un diplomático español que ayudó a cientos de judíos a huir de la Francia ocupada durante la II Guerra Mundial. “Todo el mundo piensa que soy pija porque tengo tres nombres”, se lamentó en Digital Spy.
Una infancia no tan perfecta
Se crio en el norte de Londres rodeada de privilegios, pero hay asuntos que no entienden de dinero. Cuando tenía cinco años su madre sufrió una crisis nerviosa que se prolongó durante tres años. A los 13, su padre quedó paralizado tras una operación. Dedicarse a la actuación fue una vía de escape. Su debut en el cine fue por la puerta grande, al lado de Maggie Smith, Daniel Day-Lewis y Judi Dench y dirigida por James Ivory. Una habitación con vistas (1989) ganó tres Oscar y puso su rostro en el mapa. “La verdadera estrella de la película es la bellísima Helena Bonham Carter, ofrece una interpretación extraordinariamente compleja de una joven que se lanza sin miramientos a lo desconocido”, dijo The New York Times.
Tras su primera y única nominación al Oscar a mejor actriz principal por Las alas de la paloma (de 1997, tiene otra como secundaria por El discurso del rey, de 2011), recibió un aluvión de ofertas, pero hubo una sorprendente. A sugerencia de Brad Pitt, David Fincher le mandó el guion de El club de la lucha (1999). “Era perfecta: fumaba sin parar y es una neurótica exquisita, cáustica y divertida”, declaró Fincher. A pesar de que hoy está considerada una de las mejores películas de un director visionario, en su momento fue vapuleada por la crítica y recibida con abucheos en su estreno en el Festival de Venecia. “Fincher estaba deprimido por una reacción tan violenta, pero mi madre, que me había acompañado al festival, aplaudió y dijo: ‘No te preocupes, va a ser una película de culto”. Acertó.
Más de dos décadas después confiesa que no entendió el papel, tampoco la película, lo que no impidió que su trabajo fuese impecable. En su método actoral hay mucha investigación, pero también métodos poco convencionales. Para interpretar a la princesa Margarita, además de leer todas sus biografías y contactar con un astrólogo y un grafólogo, habló con un médium. “Ella le dijo que se alegraba de que fuera yo porque era mejor que otras actrices que estaban considerando. Lo principal cuando interpretas a alguien que es real es tener su bendición porque tienes una responsabilidad”, explicó en The Guardian. Ya había recurrido a la parapsicología para meterse en la piel de Elizabeth Taylor en Burton and Taylor (2013). “Un amigo mío es médium. Le contactamos porque hemos tenido algunos problemas con fantasmas en la casa”, declaró en 2013 a Indie Wire. “Le dije que estaba en un verdadero dilema sobre el papel y me trajo respuestas”.
Sus métodos son poco habituales, pero efectivos. Su carrera es sólida y nada complaciente, se ha movido con soltura entre géneros y se ha ganado el respeto de más de una generación. Su vida sentimental también parece en calma. Desde hace cuatro años mantiene una relación con Rye Dag Holmboe, un historiador del arte que, como subraya repetidamente la prensa amarilla, es un par de décadas más joven. El tema de la edad no parece demasiado traumático para una actriz para la que el número de papeles jamás ha decaído y ha sabido adaptarse a los tiempos sin renunciar a ser ella misma: se ha manifestado contra las operaciones estéticas y hablado sin ambages de procesos que suelen ser tabú, como cuando comparó la pubertad de sus hijos con su menopausia: “Básicamente, nos estamos volviendo locos al mismo tiempo”. Que la prensa haya convertido en tema de interés la diferencia de edad con su pareja no le molesta. Es más, aprovecha para agradecer a los hombres que sean capaces de apreciar diferentes tipos de belleza. “El colágeno no es la única forma de sensualidad; hay carácter, diversión, travesuras y humor. Mientras tengas la risa, la intimidad estará ahí”.
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