Toda la vanguardia cabe en un taller madrileño de Puerta del Ángel
El diseñador Jorge Penadés y la comisaria Maria Cristina Didero reúnen las ideas de catorce eminencias del diseño contemporáneo en ‘Extraperlo 2021′, una exposición sin más límites que los de una caja de zapatos
En su faceta más visible, la ambición del diseño contemporáneo se plasma en construcciones gigantescas o en complejas redes de intercambio. Sin embargo, en ocasiones su futuro cabe en el modesto espacio de una caja de zapatos. En las últimas semanas, hasta catorce paquetes de ese tamaño han llegado hasta un local del barrio de Puerta del Ángel. Allí, en el número 36 de la calle Antonio Ulloa. En una de esas callejuelas tranquilas que rara vez sobrepasan las tres alturas y que rodean al bullicioso Paseo de Extremadura, tiene su estudio-taller ...
En su faceta más visible, la ambición del diseño contemporáneo se plasma en construcciones gigantescas o en complejas redes de intercambio. Sin embargo, en ocasiones su futuro cabe en el modesto espacio de una caja de zapatos. En las últimas semanas, hasta catorce paquetes de ese tamaño han llegado hasta un local del barrio de Puerta del Ángel. Allí, en el número 36 de la calle Antonio Ulloa. En una de esas callejuelas tranquilas que rara vez sobrepasan las tres alturas y que rodean al bullicioso Paseo de Extremadura, tiene su estudio-taller Jorge Penadés (Málaga, 1985), uno de los creadores españoles más presentes en la escena internacional del diseño. Y, desde el pasado jueves hasta este sábado, este antiguo garaje abre sus puertas al público en la tercera edición de Extraperlo, una singular exposición de diseño internacional que este año alcanza su tercera edición.
Penadés es un creador acostumbrado a hacer de la necesidad virtud. Dio el salto a la primera plana con un material constructivo obtenido a partir de residuos de la artesanía marroquinera, y desde entonces ha conquistado premios, proyectos y visibilidad gracias a muebles hechos con materiales de ferretería o con materiales de mobiliario obsoleto y objetos escultóricos que juegan con los códigos de lo industrial. El procedimiento de Extraperlo, en cierto modo, parte de la misma filosofía: sacar el máximo partido a los recursos disponibles. Catorce diseñadores, expertos, comisarios, conservadores o periodistas del sector reciben una invitación para participar. Lo único que tienen que hacer es enviar una pieza o varias que quepan en una caja de tamaño moderado. No hay límites ni especificaciones más allá de la iniciativa de cada uno. Cuando llegan a su destino, las piezas se exponen. El público que acude –en esta edición, debido a la pandemia, con cita previa– puede contemplar los objetos e incluso adquirir alguno de ellos por precios que van desde un euro hasta 500.
“El principal cambio en esta edición es que, por primera vez, lo he comisariado con otra persona, que es Maria Cristina Didero”, explica Penadés. Didero, toda una institución que ha organizado exposiciones y escrito obras de referencia sobre diseño contemporáneo, ha colaborado con Penadés en Curating Curators, esta propuesta que consiste, como explica el malagueño, en “comisariar comisarios”. Es decir, en acudir a expertos de prestigio global para invitarles a participar en esta iniciativa ajena a grandes plataformas –aunque coincide en fechas con el Madrid Design Festival, no forma parte de su programación– y cuyo encanto reside precisamente en la ausencia de normas más allá de las limitaciones de espacio y presupuesto impuestas por el envío postal.
La selección de este año es un quién es quién de las voces que dan forma al diseño de hoy. Tulga Beyerle, la directora del Museo de Artes Aplicadas de Hamburgo, expone parte de su archivo de recortes de prensa, documentos y fotografías. Felix Burrichter, el editor de la revista de culto Pin-Up, ha llenado su caja de círculos de papel que remiten tanto a los fliers promocionales como al confeti metafórico de esa fiesta que ha sido el diseño en los últimos años. La británica Libby Sellers ha creado comecocos de papel para generar conceptos expositivos. El diseñador estadounidense Jonathan Olivares ha reflejado en un fanzine su amor por el patinaje, el grafiti y el diseño industrial. La escritora y comisaria Ana Domínguez Siemens ha colaborado con la diseñadora Inma Bermúdez en un juego de desayuno creado por dos artesanos distintos a partir de indicaciones transmitidas únicamente por notas de voz. Annalisa Rosso, que dirigió la edición italiana de ICON Design, ha creado un pañuelo de seda estampado con motivos experimentales junto al estudio Parasite 2.0. Incluso la pandemia ha dejado su huella en algunas de las propuestas. El comisario Daniel Charny reflexiona sobre el modo en que los makers –emprendedores que trabajan con las nuevas técnicas de impresión 3D– han mejorado las viseras protectoras empleadas por el personal sanitario.
“Son catorce proyectos, cada uno de su padre y de su madre, muy diversos, que cada participante ha desarrollado con total libertad, porque nosotros no les dimos ninguna indicación ni directriz”, comenta Penadés. “Hemos querido mezclar distintas generaciones y perfiles, desde académicos hasta diseñadores”. Expuestas en un dispositivo específico, las piezas interrogan al espectador desde una posición deliberadamente independiente. “Para mí es fundamental ofrecer un contenido alternativo, porque creemos que es muy necesario que los diseñadores propongan sus ideas de manera independiente, sin rendir cuentas a nadie, sin presupuesto”.
La ubicación elegida también tiene significado propio. En un momento en que la oferta cultural y de diseño se suele concentrar en un puñado de distritos del interior de la M-30, hay toda una declaración de intenciones en el hecho de que esta iniciativa se celebre en Puerta del Ángel, un barrio en transformación. “Me gusta poner en el mapa sitios que, de otro modo, no serían visitados”, explica. “Como es la tercera edición, la gente ya empieza a asociar Extraperlo a esta zona. En cierto modo, estamos activando la vida cultural del barrio”.