No decir siempre la verdad
La desenvoltura de los políticos en las fiestas se complica. Suelen mantener un discurso verbal y corporal que raya en lo ortopédico
La misma noche que Cuéntame se despedía de nosotros, la revista Mujer Hoy celebró la entrega de sus premios anuales. Recuperó como escenario la antigua Estación del Norte. Es una fiesta elegante, con un meticuloso trazado que empieza apenas pisas el recinto donde, con amabilidad firme, te van indicando cómo avanzar en el photocall para que poses como ese modelo profesional que jamás ll...
La misma noche que Cuéntame se despedía de nosotros, la revista Mujer Hoy celebró la entrega de sus premios anuales. Recuperó como escenario la antigua Estación del Norte. Es una fiesta elegante, con un meticuloso trazado que empieza apenas pisas el recinto donde, con amabilidad firme, te van indicando cómo avanzar en el photocall para que poses como ese modelo profesional que jamás llegarás a ser.
Estoy convencido de que tienes que nacer con un Adn como el de Paris Hilton o Victoria Beckham para cumplir bien con este requisito. Los demás somos aspirantes. Aun así, terminé seleccionado para unas fotos “interiores” que se hacían en un set improvisado en los antiguos accesos a los andenes de la estación. Así, entre vías, compartí turno de espera con Ana Botella, exalcaldesa de Madrid, vestida de un verde Renfe que alabé mientras le cedía mi puesto naturalmente. Al agradecérmelo nos tomaron una foto express, quizás porque formamos una pareja sorprendente en una estación de tren. Decidimos hablar de la vida en la capital tras la pandemia. “Muchas cosas han cambiado, quizás nos sentimos más egoístas de nuestro tiempo y de lo que nos es importante”, me decía mientras subíamos la escalinata en sentido inverso al de la memorable escena de El acorazado Potemkin. Bajar una escalera resulta más estético que subirla. En la cima, Botella detectó la entrada de Carmen Fúnez, nueva vicesecretaria de Organización del PP, y nos presentó. Quise comentarle la fotografía donde el nuevo equipo de Feijóo parece estar desayunando en un hotel en Canadá, que en realidad es una sala en la sede de Génova, 13. Pero, siguiendo los misteriosos designios sobre decir siempre la verdad, felicité su postura dentro del grupo.
Ella Fontanals-Cisneros, que es cubano venezolana, recibió uno de los premios en reconocimiento a su labor filantrópica y de coleccionismo en aras de colocar el arte contemporáneo latinoamericano en los mejores museos, incluyendo el Reina Sofía. Los diamantes de Ella son de reconocido prestigio y se convirtieron en monotema en las mesas. No siempre observas joyas de verdad tan de cerca. Igual como cuando ves un picasso en una subasta y conoces su precio. Una oportunidad única y fugaz de ver tantos miles de euros tan a mano.
El premio revelación fue el último, el de la Mujer Hoy 2023, a Valentina Sampaio, una modelo brasileña transexual. En su agradecimiento, reconoció las asociaciones que velan por el respeto hacia el colectivo que representa y sus derechos. Me chocó escuchar esas palabras en una comunidad autónoma donde su presidenta ha legislado contraria a las conquistas legales de ese colectivo. Pensé en Ana Botella, con los brazos cruzados como Feijóo después del discurso de la presidenta del Congreso en la apertura de la Legislatura.
La desenvoltura de los políticos en las fiestas se complica. Suelen mantener un discurso verbal y corporal que raya en lo ortopédico. Y se demostró en la entrega de las Medallas de Honor de la Academia de las Artes Escénicas en el hotel Wellington. Cayetana Guillén-Cuervo, su enérgica presidenta, consiguió reunir a las flamantes vicepresidentas primera y segunda del Gobierno. Calviño y Díaz aún no habían escenificado su desencuentro por la reforma del subsidio de paro. Yolanda Díaz vino hacia nuestro micrófono de Mas Vale Sábado para defender la cultura como vector industrial, pero no dejó caer nada sobre el enfrentamiento con Nadia Calviño. Los políticos aprenden de las fiestas a no decir siempre la verdad.
No era el siguiente paso que esperaba dar, pero al día siguiente me vi en otra fiesta: los premios Magazine en Barcelona. Premios de reconocido prestigio allí, Francesca Thyssen, premiada por su fundación, conversaba junto a Blanca Li y servidor sobre la guerra entre Israel y Gaza. “Celebro que España tenga a Pedro Sánchez y mantenga su crecimiento como sociedad progresista”, pronunció sosegadamente. Así, con sosiego, regresé a Madrid, en tren.