Irene de Grecia, la tía “peculiar” de Felipe VI, reaparece en medio de los rumores sobre su salud

La princesa asistió la noche de este lunes al Premio BMW de Pintura junto a su hermana, la reina Sofía, donde coincidió con el pintor Antonio López y otras personalidades del mundo de la cultura

Irene de Grecia y la reina Sofía, anoche en la entrega del Premio BMW de Pintura en el Teatro Real de Madrid.711/QUILEZ/ Cordon Press

Se llama Irene de Grecia y Dinamarca, pero sus sobrinos, incluido Felipe VI, se dirigen a ella como “tía Pecu”. “Me llaman así porque soy la excéntrica de la familia, la peculiar”, reconoció ella misma a su biógrafa, Eva Celada, en La princesa rebelde (Plaza & Janés, 2007). Pero ni ese apodo ni el título de su biografía reflejan la magnitud de su singular vida. Irene de Grecia (Ciudad del Cabo, 81 años) nació en una granja sudafricana mientras los na...

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Se llama Irene de Grecia y Dinamarca, pero sus sobrinos, incluido Felipe VI, se dirigen a ella como “tía Pecu”. “Me llaman así porque soy la excéntrica de la familia, la peculiar”, reconoció ella misma a su biógrafa, Eva Celada, en La princesa rebelde (Plaza & Janés, 2007). Pero ni ese apodo ni el título de su biografía reflejan la magnitud de su singular vida. Irene de Grecia (Ciudad del Cabo, 81 años) nació en una granja sudafricana mientras los nazis invadían su país y se crio entre Alejandría, Atenas y un internado prusiano en Salem. Estudió Arqueología en Grecia; vivió seis años en la India, donde se codeó con la familia Gandhi y realizó estudios comparados de las religiones en la antigua ciudad de Madrás; y viajó por el mundo como concertista profesional. Además, es vegetariana y defensora de los animales; experta en meditación, yoga y filosofía hindú; y, desde hace cuatro décadas, dirige su propia fundación, Mundo en Armonía. Sin embargo, la mayoría de la gente solo la conoce por ser la hermana de doña Sofía.

Solo tres años menor que la reina emérita, la princesa Irene nunca quiso casarse ni tener hijos. Tuvo varios pretendientes, como su primo Mauricio de Hesse y el príncipe Miguel de Orléans, pero ella decidió “casarse” con su hermana. “Mi lugar estaba al lado de Sofía”, confesó una vez a la periodista Pilar Urbano. En 1984 se instaló definitivamente en España. Desde entonces vive en el palacio de la Zarzuela y ejerce de dama de compañía y consejera de su hermana. Siempre unos pasos por detrás de la reina madre, se ha convertido en su “sombra” y quienes la conocen aseguran que está muy cómoda en ese papel.

La noche de este lunes, la princesa acompañó a doña Sofía a la entrega del Premio BMW de Pintura en el Teatro Real de Madrid. Su reaparición pública, con visibles problemas de movilidad pero sonriente y atenta con el público, despejó los recientes rumores sobre su delicado estado de salud. “Aunque no hay un diagnóstico, sufre un deterioro cognitivo. Doña Sofía está preocupada por su estado”, publicaba la revista ¡Hola! hace unos días. “Sufre un deterioro cognitivo propio de su edad que hace que a veces ande perdida”, indicaron otras fuentes a Vanitatis. “Pero si no para, su mente se mantiene activa. Se vale por sí misma”.

La princesa Irene es una espectadora de primera fila de los momentos más importantes de la Familia Real española: desde la Transición y el 23F —el golpe de Estado la pilló nadando en la piscina climatizada de Zarzuela— hasta los matrimonios de sus sobrinos y la caída de Juan Carlos I en Botsuana —ella estaba con doña Sofía en Grecia celebrando la Pascua ortodoxa—. Anoche, fue testigo del reencuentro entre su hermana y el artista Antonio López, quienes no se veían desde 2014. En el año 1994, el artista hiperrealista empezó un retrato de los Borbones encargado por Patrimonio Nacional y tardó más de dos décadas en finalizarlo. Ahora, el lienzo, titulado La Familia de Juan Carlos I, cuelga en el Palacio Real. López, uno de los pintores vivos más cotizados del mundo, acudió este lunes al Teatro Real en calidad de nuevo integrante del jurado del Premio BMW de Pintura, del que también forman parte Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; la coleccionista italiana Patrizia Sandretto; Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza; y Lucía Casani, directora de la Fundación Carasso.

El pintor Antonio López, junto a Juan Carlos I y la reina Sofía el día que les presentó su retrato de la Familia Real, el 3 de diciembre de 2014.Gregorio Lopez ( / Cordon Press)

La actriz Maribel Verdú, a dúo con la voz en off de Carlos del Amor, presentó la ceremonia de BMW, en el que la artista murciana Sonia Navarro se llevó el primer premio, dotado con 25.000 euros. Tras la entrega de los galardones, la princesa Irene y su hermana siguieron un concierto desde el palco real. Ruth Lorenzo cerró el espectáculo cantando al son de un piano, instrumento que la reina emérita y su hermana dominan a la perfección. Ambas heredaron la pasión por la música de su padre, el rey Pablo de Grecia, y aprendieron a tocar el piano con la famosa pianista griega Gina Bachauer. Tras la boda de doña Sofía con Juan Carlos de Borbón, en 1962, Irene siguió su formación musical con Nadia Boulanger, maestra de muchos de los grandes compositores del siglo XX. Con 19 años se convirtió en una concertista profesional.

“Cuando hay un desastre, solo el arte, la música, la pintura pueden ayudarte… ¿Qué más tienes si lo pierdes todo? Yo he perdido bastantes cosas a lo largo de mi vida, pero sé que al final nos queda la música y la fe”, explicó la princesa a Eva Celada en su biografía. “No digo que la música cure una enfermedad, pero puede mejorar el espíritu de la persona enferma y de esa forma mejora su cuerpo”. La música la ayudó cuando le diagnosticaron un cáncer de mama, en 2002. Tuvo que someterse a un tratamiento de quimioterapia de seis meses y a varias operaciones en la Clínica Ruber de Madrid. “Pero no tengo un mal recuerdo de aquel momento. Lo afronté como algo que había que superar”, dijo a su biógrafa. “Aquella época me enseñó que no hay que tener tanto miedo. Las cosas pasan aunque tengas miedo, por lo que es mejor ser positivos, tener fe y aceptar que puedes morir. Hay que estar preparado”.

La reina emérita, acompañada de su hermana, en el palco del Teatro Real en el acto de entrega de los Premios BMW de Pintura, que presidió en Madrid el 13 de noviembre de 2023.Juanjo Martín (EFE)

Ahora, cuando va a un chequeo médico, solo tiene nervios por sus seres queridos. “Si tuviera que pasar por lo mismo lo haría, pero no quiero volver a causar preocupación a mi familia”, suele decir en su entorno. Su hermana está muy pendiente de ella (su otro hermano, Constantino, que reinó en Grecia entre 1964 y 1973, murió en enero de este año). Su sobrino, Felipe VI, también la ve con regularidad. Aunque habla español correctamente, se comunica con ellos en inglés o griego.

Pese a las noticias sobre su deterioro cognitivo, la princesa sigue trabajando en su fundación, Mundo en Armonía. La creó en 1985, cuando la Unión Europea planeaba sacrificar a cuatro millones de vacas para limitar la producción de leche y mantener artificialmente los precios. Ella, que había vivido y estudiado en la India, donde los rumiantes tienen un carácter sagrado, acudió al rey Juan Carlos, al canciller alemán Helmut Kohl y a otros mandatarios europeos y consiguió que las vacas fueran enviadas al país asiático. Voló en el mismo avión con los animales hasta Bangalore. “Se siente igual de cómoda vestida de gala para una recepción que acompañando durante 14 horas a unas vacas para llevarlas a unas cooperativas indias”, escribe su biógrafa en La princesa rebelde. En estas décadas, su fundación también ha impulsado numerosos proyectos en España, centrados en becas y educación para la paz, lucha contra la drogodependencia y el sinhogarismo, y apoyo a la discapacidad.

Anoche, BMW anunció una donación a un proyecto de Mundo en Armonía para paliar los efectos del reciente terremoto de Marruecos, cuya magnitud provocó más de 2.000 víctimas y pérdidas materiales millonarias. La ONG de la princesa destinará el dinero a los equipos de la Cruz Roja que, casi tres meses después, siguen prestando asistencia sanitaria y apoyo psicosocial a las personas afectadas por el seísmo.

A sus 81 años, Irene de Grecia se aferra a los recuerdos de una vida peculiar y a sus pasiones: su fundación, la música, la religión y la filosofía hindú que aprendió en la antigua Madrás. “Lo más importante que me ha enseñado la India es a saber vivir y saber morir”, dijo a su biógrafa.

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