La princesa Amalia de Países Bajos renuncia a su asignación de 300.000 anuales hasta que termine sus estudios
La heredera al trono utilizará los 1,3 millones restantes que le corresponden según la ley solo si incurre en grandes gastos en su preparación como heredera del trono holandés
La princesa Amalia de Orange, futura reina de Países Bajos, ha escrito una carta al primer ministro en funciones, Mark Rutte, renunciando —hasta que termine sus estudios— a la asignación personal anual de 300.000 euros que le correspondería a partir del próximo 7 de diciembre, cuando cumpla 18 años. Durante el mismo periodo, u...
La princesa Amalia de Orange, futura reina de Países Bajos, ha escrito una carta al primer ministro en funciones, Mark Rutte, renunciando —hasta que termine sus estudios— a la asignación personal anual de 300.000 euros que le correspondería a partir del próximo 7 de diciembre, cuando cumpla 18 años. Durante el mismo periodo, utilizará los 1,3 millones restantes que le corresponden, según la ley, solo si incurre en grandes gastos en su preparación como heredera del trono holandés.
En su nota manuscrita y que se ha conocido este viernes, la joven le dice a Rutte que se siente “incómoda con el estipendio mientras tenga poco que ofrecer a cambio, cuando hay otros estudiantes que lo están pasando mal; sobre todo por la incertidumbre de la pandemia”.
Su decisión ha sido comunicada ya al Congreso, que se había mostrado crítico con el dinero que ella debía percibir, y también con los gastos efectuados por sus padres, los reyes Guillermo y Máxima. La pareja se compró el año pasado un yate de dos millones de euros, y en octubre interrumpieron sus vacaciones en la lujosa villa griega que poseen, ante el revuelo desatado por un viaje efectuado durante el confinamiento parcial impuesto por la pandemia. Ambos episodios han dañado su popularidad, que si en abril era de un 76% de la población, en diciembre caía hasta un 47%.
Amalia va un año adelantada y se graduó este jueves cum laude en la escuela secundaria. Poco después de izar la bandera holandesa junto con su mochila de bachillerato en Huis ten Bosch, la residencia real en La Haya, ha remitido la carta manuscrita al primer ministro. La exhibición de la bandera y la mochila es un rito entrañable para todos los adolescentes que aprueban los estudios obligatorios, y la princesa se ha dejado fotografiar en ese momento.
La joven no tiene todavía actos oficiales en su agenda, pero con la misiva, muy educada, empieza a marcar un terreno propio. Ha esperado a que le dieran las notas, que además son buenas, puesto que tiene un promedio de 8, y anuncia su intención de tomarse un año sabático antes de acceder a la Universidad. Una vez explicado lo que piensa hacer con la asignación pide “comprensión” al primer ministro en la despedida.
El coronavirus ha alterado ese año sabático que la princesa Amalia espera tomarse antes de ingresar en la universidad, en Países Bajos. En circunstancias normales, le habría gustado hacer un viaje por el mundo, pero durante la pandemia es más difícil, así que la televisión holandesa ha empezado a hacer planes para ella. La cadena comercial RTL le propone un voluntariado en África, o trabajar en Argentina, la tierra natal de su madre, Máxima, la reina consorte. Oficialmente no se sabe nada, pero la heredera sí tiene que darse a conocer entre sus conciudadanos y ganar experiencia vital. O como ella misma ha dicho: “Descubrir cosas que tal vez ya no pueda hacer en el futuro”.
La princesa no es ajena al malestar desatado por culpa del abultado monto de su remuneración. En septiembre de 2020, cuando se hizo público que la partida designada para ella en los presupuestos del Estado ascendía a 1,6 millones de euros en total, se formuló esta pregunta dentro y fuera del Parlamento: “¿Gana Amalia demasiado dinero?”. La cifra se puede ajustar anualmente, pero la partida económica figura en el artículo 40 de la Constitución, que estipula que los reyes, la antigua reina Beatriz —que es hoy princesa— y la heredera, cuando alcance la mayoría de edad, “reciban una retribución de parte del Estado”.
Este año, el rey ha recibido 6,1 millones de euros, de los cuales 5,1 son para personal y costes materiales. Aparte de estar libres de impuestos, puede usar los palacios. La explicación oficial es que esta es la mejor forma de mantener una Casa Real independiente y que no se preste a favores a cambio de dinero. Las críticas suelen llegar por culpa de sus gustos, desde el yate a la villa del Peloponeso, cuyo precio de venta era de 4,5 millones de euros en 2012. Sin olvidar el fiasco de 2007, con una casa en Mozambique, que vendieron ante la repulsa causada por un lugar tan alejado que requería vuelos de largo recorrido y grandes medidas de seguridad.