Adriana Ugarte: “En mi profesión no he sufrido acoso, fuera de ella sí se han sobrepasado conmigo”

La actriz, que en breve estrena serie y ya rueda otra película, alza la voz contra los abusos, reivindica dar mayor visibilidad a la tristeza y trabaja la confianza en sí misma

La actriz Adriana Ugarte en una secuencia del rodaje de la película ‘Lobo Feroz’.Dani Medina (Productora)

Tuvo que decir adiós a su larga cabellera hace unos meses para Parot, la serie de Amazon Prime Video que se estrena en primavera, pero Adriana Ugarte no se esperaba el cambio de imagen tan radical que le ha exigido su nuevo personaje de Lobo Feroz, la película que ahora rueda en Cádiz. Hace tan solo unos días, la actriz madrileña sorprendió a sus seguidores con un corte de pelo pixie, a lo garçon. Un gaje de...

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Tuvo que decir adiós a su larga cabellera hace unos meses para Parot, la serie de Amazon Prime Video que se estrena en primavera, pero Adriana Ugarte no se esperaba el cambio de imagen tan radical que le ha exigido su nuevo personaje de Lobo Feroz, la película que ahora rueda en Cádiz. Hace tan solo unos días, la actriz madrileña sorprendió a sus seguidores con un corte de pelo pixie, a lo garçon. Un gaje del oficio más que para Ugarte, que dice estar “hiperaferrada a la larga melena”, no ha sido fácil. “Me costó mucho, pero como actriz hay que saber renunciar a esta imagen embellecida de la que somos y nos hacemos víctimas”, cuenta en conversación telefónica con EL PAÍS.

Hay pocos personajes que le hayan permitido salirse tanto de la norma como lo ha conseguido Matilde, la protagonista de la cinta de Gustavo Hernández donde comparte cartel con Javier Gutiérrez y Rubén Ochandiano. No es el único papel con el que la actriz de Palmeras en la nieve (2015), o Durante la tormenta (2018) ha mostrado un nuevo registro hacia donde encaminar sus proyectos. Ya lo hizo como chica Almodóvar en Julieta (2016) y lo ha dejado ver de nuevo en Guerra 3, una ficción sonora que se plantea cómo podría llegar a ser una III Guerra Mundial y se emite en la plataforma Podium Podcast o en Hache, la serie de Netflix que acaba de estrenar segunda temporada, donde interpreta a una prostituta en la España de los años sesenta. A sus 36 años, reivindica el papel de la mujer en el cine a una determinada edad y asegura que ese cambio, que celebra que ya está empezando, parte de una misma. “Tenemos que atrevernos y dejar de ser complacientes con nuestras propias exigencias. Al final lo de empoderarse y el reconocimiento de nuestro lugar empieza por nosotras, no hay que tener miedo a jugar en determinados ámbitos que se salgan de tu zona de confort”.

Se considera una persona tímida e insegura, pero todos los retos que asume son para ella un chute de adrenalina que le genera más confianza en sí misma. “Soy muy impulsiva, una verdadera kamikaze”, reconoce quien siendo adolescente pasó un verano en Bielorrusia recibiendo un curso de interpretación. Hija de un magistrado y una abogada, desde bien pequeña sabía que quería que este fuera su mundo y nada la frenó. A los 16, debutó en el cortometraje Mala espina, por el que recibió un premio por su interpretación en el Festival de Cortos de Alcalá de Henares, y desde que cumplió la mayoría de edad no ha dejado de hilvanar proyectos.

Fue en 2007 cuando recibió su primera nominación a un Goya como actriz revelación por Cabeza de perro, pero su rostro comenzó a ser más conocido en los hogares españoles un año después gracias a la serie de época La señora (TVE). Su papel de Sira Quiroga en El tiempo entre costuras la catapultó a la fama debido a que la novela homónima de María Dueñas y su posterior adaptación a la ficción fueron un éxito dentro y fuera de España. En abril se publica la segunda parte del libro y aunque su secuela en televisión no está confirmada, a Ugarte le haría gran ilusión que volvieran a contar con ella. El rodaje de la primera temporada fue muy intenso y la actriz se vio obligada a parar. “Grabamos toda la serie en seis meses y mi personaje salía en casi todas las secuencias”, recuerda con un ligero tono de agobio pero dispuesta a ponerse de nuevo en la piel de la protagonista.

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Inmersa en estos diez intensos días de rodaje de Lobo feroz, suspira con auténtica sorpresa cuando descubre que el actor Gérard Depardieu, con quien trabajó en la película Enamorado de mi mujer (2018), ha sido imputado por violación y agresión sexual. Literalmente alucina. No mantienen contacto pero asegura que no se esperaba algo así de quien define como un compañero “muy guasón”. “A mí me trató siempre muy bien, nunca vi ni presencié nada turbio”, dice, aunque advierte: “Si es verdad, me duele mucho”. La actriz tiene muy clara su postura con el acoso. Afirma que ella nunca lo ha sufrido en la industria, pero sí ha sido víctima fuera de esta. “En otros ámbitos sí se han sobrepasado. Me han hecho sentir incómoda con comentarios desagradables, insinuaciones o incluso haberme besado sin mi permiso”, admite, y celebra que cada vez se alce más la voz por estas causas que, lamenta, las mujeres “lo hemos vivido siempre de manera muy interiorizada”.

Hace unas semanas, su nombre acaparó la atención después de que un titular desafortunado señalara que triunfaba como actriz pero “sola en el amor”. Acostumbrada a que su vida privada suscite gran interés —”he sido noticia muchas veces por mis parejas y siempre he sabido gestionarlo”—, le sorprendió el apoyo que recibió rápidamente tanto de anónimos como de muchos compañeros de la industria. Los responsables se disculparon y Ugarte lo agradece, pero como conclusión destaca la fuerza y el alcance que puede llegar a tener un medio de comunicación. “La gente, independientemente de estar en contra del mensaje, se creyó lo que decía. Y yo, en ese momento, tenía pareja”, explica.

Quien en el pasado ha estado relacionada con el actor Álex González o con el presentador David Broncano rechaza con educación hablar de su situación sentimental actual, pero insiste en que hay que terminar con algunos de los estereotipos con los que hemos crecido. “Tener una pareja no significa ser feliz y, además, menuda responsabilidad para tu pareja”, asegura con humor para después reflexionar: “Ha habido momentos en mi vida en los que he tenido salud, trabajo y pareja y he estado triste, y veces que ha faltado algo de esa supuesta ecuación perfecta y he sido feliz. Hay que dejar de invisibilizar la tristeza y mucho menos responsabilizar a nadie de tus sentimientos”. En su meditado discurso se ven destellos de esa carrera de Filosofía que empezó a estudiar a los 18 años y que continúa haciendo a distancia. Se lo toma con calma y la disfruta mucho. “No tengo prisa, la estaría estudiando toda la vida”. Mientras, entre asignatura y examen, acoge con los brazos abiertos cada proyecto.

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