La saga de los Flores: 25 años sin La Faraona
Lola Flores falleció en 1995, pero sus hijas y sus nietos mantienen vivo el recuerdo de la folclórica
El periódico estadounidense The New York Times escribió sobre Lola Flores en 1979: “No canta ni baila, pero no se la pierdan”. Para gustos los colores. Lo que sí estaba claro es que La Faraona tenía un don con el que encandilaba a todos, incluso más allá de España; conoció a estrellas de cine como Ava Gadner, Gary Cooper y Marlon Brando. Su cantar, su baile y su desparpajo andaluz —nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1923— la diferenciaron de otras folclóricas de la época. Su presencia se veía reforzada por unos r...
El periódico estadounidense The New York Times escribió sobre Lola Flores en 1979: “No canta ni baila, pero no se la pierdan”. Para gustos los colores. Lo que sí estaba claro es que La Faraona tenía un don con el que encandilaba a todos, incluso más allá de España; conoció a estrellas de cine como Ava Gadner, Gary Cooper y Marlon Brando. Su cantar, su baile y su desparpajo andaluz —nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1923— la diferenciaron de otras folclóricas de la época. Su presencia se veía reforzada por unos rasgos calé pues, aunque no era cien por cien cañí, ella se sentía “gitana de adentro”. Su voz se apagó el 16 de mayo de 1995, hace ya un cuarto de siglo. Sin embargo, su arte no ha quedado silenciado.
Se sigue hablando de Lola Flores como un referente de la cultura española y su familia está repleta de cantantes y actores que siguen los pasos de la matriarca y mantienen vivo su espíritu. Una familia que formó junto a Antonio González Batista, El Pescaílla, cantante y guitarrista cuya carrera quedó a la sombra de los volantes de La Faraona. Ella era la que llevaba principalmente el dinero a casa. Era lo más coherente. Se había convertido en Lola de España.
Aunque a finales de los años ochenta la historia cambió. “Ya no soy Lola de España, soy Lola de Hacienda”, afirmó la bailaora en 1989 tras ser absuelta de varios delitos fiscales por no haber realizado las declaraciones del impuesto sobre la renta entre los años 1982 y 1985. Su vida repleta de éxitos se vio manchada por este incidente que hubiese preferido borrar de su biografía. Flores se escudó en que había sido un fallo, no un fraude, y para afrontar la pena que reclamaba la Fiscalía —300 millones de pesetas y seis años de prisión— pidió que cada español diese una peseta. Desde entonces, algunos admiradores la seguían profesando el mismo amor y otros le arrojaban con odio monedas cuando se cruzaban con ella.
Al igual que la cantante, su hija mayor, Lolita Flores, también ha tenido problemas con Hacienda. El pasado mes de julio, en el programa Sálvame Deluxe, reveló haber vendido su casa para pagar una multa de 600.000 euros, pero advertía de que seguía “seca como lo mojama”. Aseguró no haber defraudado a nadie y admitió que tiene cuatro diamantes empeñados y que su madre solo le dejó “dos piernas maravillosas, mucho arte y mucho amor, pero dinero nada de nada”.
Ahora es otra la condena que está pagando: la de no ver a su nieto Noah, hijo de la actriz Elena Furiase, por la crisis del coronavirus. “Hoy cumple 19 meses y estoy aguantando como puedo el no verle, no olerle, no besarle, el tirarme al suelo con él y jugar a que yo también soy una niña”, ha escrito esta semana en su cuenta de Instagram. Madre e hija comparten una misma pasión: la interpretación. Lolita Flores ganó en 2002 el Goya a la Mejor actriz revelación por la película Rencor. Un premio que recogió sumamente emocionada: “Esto lo veía yo en la tele y no me lo creía”. En el caso de Elena Furiase, esta solo se dedica a actuar, pues reconoce que no tiene talento para cantar. Hizo su debut en 2007 en la serie de El internado. Sin embargo, durante los últimos años le está resultando difícil hacer despegar su carrera. “Hace muchísimos castings y la llaman de pocos, como a muchas. Aunque yo creo que son épocas”, explicó su madre en el programa Lolita tiene un plan.
El otro hijo de Lolita Flores, Guillermo Furiase, es uno de los grandes desconocidos de esta saga familiar, aunque muy prolífico en las redes sociales. Canta, compone, toca la guitarra y formó una banda de rock alternativo, Albha, junto a Gonzalo Sierra, pareja de Elena Furiase. Pero sobre todo es la viva imagen de su tío, Antonio Flores. “Me recuerda muchas veces a mi hermano sobre todo en su forma de ser, en el pronto que tiene”, ha comentado en alguna ocasión su madre.
Se esperaba mucho artísticamente de Antonio Flores. Canciones como No dudaría o Siete vidas demostraron el porvenir del único varón que tuvo La Faraona. Pero el apego entre madre e hijo era tal, que él no pudo soportar el dolor de perderla. Falleció dos semanas después de una sobredosis. “Mi hermano murió de amor”, dijo Lolita Flores en el programa Lazos de sangre.
Antonio Flores tenía 33 años. Su hija, Alba Flores, nueve. Un pedazo de su ser que le inspiró para componer el tema Alba. “Tan bonita, tan morena, tan gitana”, como le cantó su padre, y ahora tan talentosa. Actualmente es la más popular del clan familiar. Su paso por series de gran éxito como Vis a vis y La casa de papel han provocado que su rostro sea conocido alrededor del mundo. Incluso el escritor estadounidense Stephen King no se pudo resistir a hablar en redes sociales del personaje que la actriz encarna en la producción de Netflix: “Sin spoilers, pero… Nairobi. ¿Qué pensáis?”.
Su madre, Ana Villa, confesó a la revista Vanity Fair que Alba Flores y su tía Rosario "son clavadas al Pescaílla”. Un comentario al que la actriz añadió entre carcajadas: “Mi tía y yo somos las rancias de la familia”. Rosario Flores está contenta con los logros de su sobrina y le depara un futuro prometedor. “Para mí es un orgullo. Es mi niña pequeñita. Estoy muy orgullosa como tía. Ella es muy especial, tiene mucha personalidad, fuerza y una energía maravillosa. Ha tenido mucho éxito en los papeles que ha hecho y ya tiene una carrera impresionante. Aún le falta mucho por demostrar porque aún es jovencita, tiene mucha fuerza y seguro nos sorprenderá con más papeles”, contó la cantante a RPP Noticias.
Rosario Flores también ha desarrollado una carrera cinematográfica —trabajó con el director Pedro Almodóvar en Hable con ella—, pero en los últimos años se ha centrado más en la música. En su disco Parte de mí, que publicó en 2008, versionó canciones de diferentes artistas, entre ellas No dudaría, de su difunto hermano. Durante el confinamiento no ha parado de cantar y de componer. Además está aprendiendo a tocar el piano. Y como ha contado en El hormiguero, está a punto de presentar un nuevo álbum, donde participan otros artistas como Vanesa Martín y Jorge Drexler.
Hace dos años decidió vender la mítica casa de Lola Flores, El Lerele, situada en La Moraleja (Madrid). La Faraona y su marido compraron el chalé a finales de los ochenta, tras resolver sus problemas con Hacienda y deshacerse del inmueble de la calle de María de Molina. Fue una casa llena de alegrías, recuerdos y fiestas, aunque nunca tuvieron la épica de las que organizaba en su chalet de Marbella. Según Alba Flores, a su tía “esa casa ya le pesaba” y para sus primos “era una casa aburrida”. Rosario, su pareja Pedro Lazaga y su hijo Pedro, de 14 años, se mudaron a un piso en el Paseo del Pintor Rosales de Madrid.
En aquel cambio de vivienda, su hija, Lola Orellana, de 23 años, se encontraba estudiando en Londres. Es fruto de la relación que mantuvo la artista con el argentino Carlos Orellana. En la capital británica estudió inglés e interpretación además de realizar algunos trabajos como modelo. De momento, mantiene un perfil mediático muy bajo. Algo difícil en la familia de artistas que fundó Lola Flores.