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Guerra en Nochevieja por las uvas: la aledo (nacional) lucha contra la sin pepitas (importada)

Es una tendencia consolidada: los españoles no quieren atragantarse durante las campanadas

Lo importante es seguir las campanadas e ir tomándolas poco a poco, a ritmo acompasado. Se trata de despedir el año y dar la bienvenida al nuevo con una tradición muy española: las uvas de la suerte. Una costumbre que se hizo popular en 1909, en Alicante: ese año hubo una generosa cosecha de uva blanca y los productores promovieron la idea de comer las uvas de la suerte en Nochevieja para dar salida al excedente. La iniciativa caló y se consolidó en todo el país. Desde entonces, tomar 12 uvas al ritmo de las 12 campanadas se ha convertido en un ritual pensado para atraer la buena suerte en el año nuevo.

Una docena de uvas que a algunos se les atraganta: las semillas resultan incómodas. De ahí la creciente tendencia a consumir uvas sin pepitas. Una buena parte de las bayas que se consumirán este año en Nochevieja serán de este tipo. La moda viene de hace tiempo y se extiende no solo para despedir el año, sino también como consumo cotidiano.

“Hace unos años era impensable que pudieran cuajar, pero la gente cada vez opta más por la comodidad y no quiere sustos”, afirma Eladio Rueda, propietario de Frutas y Verduras Eladio, con sede en Marbella, quien ha preparado 35.000 paquetes con las 12 uvas de rigor para distribuir en restaurantes y hoteles de Málaga. Entre las modas, destaca también la de los paquetes con las 12 uvas ya preparadas para tomar. “Hace 25 años eso también parecía impensable, pero ahora la gente ya las quiere contadas y listas para consumir”, añade Rueda, que atesora anécdotas en torno a las uvas. Como aquella de clientes que le pidieron que las bañara en polvo de oro comestible. “Este año nos piden que las cajitas lleven bengalas para encender cuando dé comienzo el nuevo año”, explica Rueda. “Cada vez cogen más fuerza la moda de las bolsas y de los paquetes preparados”, apunta Gabriel Muñoz, responsable de producto comercial de Fruits CMR Delegación de Madrid.

De Mercamadrid también saldrá un buen número de uvas preparadas en copas de plástico o en bolsas. Este año, asegura una portavoz, la campaña ha sido buena: el mes de diciembre acabará con cuatro millones de kilos vendidos, un 13% más que el año pasado. Entre otras razones, el precio ha influido: “Son más moderados, del nivel de 2022. Este año el kilo a precio mayorista está a dos euros, frente a los 2,40 del año pasado”, explica Pere Prats, presidente del gremio de mayoristas de frutas y hortalizas de Mercabarna y responsable de la empresa productora y distribuidora Prats Fruits, que aporta otro dato: el incremento del 10% de las ventas.

Del mercado mayorista de Barcelona han salido este mes 900.000 kilos, de los cuales 450.000 se vendieron en la última semana. El precio del kilo de uvas nacionales se vende a partir de cuatro euros, mientras que las sin pepitas pueden sumar un par de euros más. En algunos casos, como el de Frutas Vázquez, las uvas sin semilla alcanzan los 12,20 euros el kilo.

La uva sin pepita no es solo futuro: ya es una realidad y le gana terreno a la variedad nacional, la aledo. Lo corrobora Muñoz, que destaca la aceptación de esta innovación procedente sobre todo de Perú, Chile y Sudáfrica. “Se está imponiendo y en Murcia, por ejemplo, se está innovando para desarrollar este tipo de uva sin semilla”, agrega el directivo de Fruits CMR. “En los últimos años, el mercado está orientado hacia la uva sin grano. De hecho, hay zonas en Murcia y Alicante con plantaciones de esta nueva variedad, y la gente ya se está acostumbrando a tomarla de junio a octubre. Acabará imponiéndose”, señala Prats.

A este tipo de uvas no se le extrae la semilla en ninguna fábrica o laboratorio. Todo comenzó hace más de 25 años en California, donde se plantaba de manera discreta uvas sin simiente, que se reproducen por esquejes. No se trata de modificación genética, sino de cruces selectivos.

Mientras tanto, la uva nacional, la aledo, resiste frente a las despepitadas del hemisferio sur. “Nuestra uva tiene pepitas, es una variedad autóctona y su consumo está ligado a la tradición”, destaca Beatriz Rocamora, directora de la DOP Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó, en Alicante. Además del sello de garantía, es de grano pequeño —para que nadie se atragante—, de piel fina y color dorado, con un equilibrio de acidez y dulzor. “Hasta que apareció la nueva variedad era la idónea y siempre ha sido la estrella de Nochevieja”, afirma Rocamora. Destaca también que es una uva fresca, ya que es la que aguanta hasta diciembre en España. Este año se han recolectado 15 millones de kilos de uva aledo, de los que cerca de tres millones se vendieron en los últimos días del año. Y, ante la duda, señala Muñoz, hay que elegir aquella que se asemeje a un caramelo: “Que tenga un tamaño no muy exagerado, como una canica, que sea dulce y que tenga buena piel”. Es una manera, afirma, de comenzar el año tomando fruta. “Es la gracia de esto: que es algo muy nuestro”, concluye Muñoz.

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