Martha Stewart reedita su primer libro dedicado a ser la perfecta anfitriona. ¿Por qué la generación Z la reivindica como icono aspiracional?
‘Entertaining’ fue la primera publicación de Martha Stewart. En los últimos años, tanto el libro como su figura han encontrado una nueva legión de fans entre la gente más joven
“Este volumen inspirará a una nueva generación de anfitriones”. Así anunciaba Martha Stewart en su web hace solo unos días que su primer libro, Entertaining, había sido reeditado por primera vez desde 1982, cuando se publicó originalmente. “¡Por fin!“, debieron exclamar muchos, a juzgar por el espectacular éxito que el libro, descatalogado desde 2021, ha experimentado en los últimos tiempos en eBay y otras plataformas dedicadas a la segunda mano, donde se pueden encontrar ejemplares que superan los mil dólares. La empresaria, que amasó una fortuna enseñando a millones de mujeres a ser las amas de casa ideales, no podía dejar pasar la oportunidad de sacar tajada comercial del que fue su primer gran éxito en librerías, una suerte de biblia para recibir invitados cuidando hasta el último detalle.
Entertaining se reedita tal cual, con el mismo contenido que el original e incluso mantiene la dedicatoria de Martha a su ya exmarido, Andrew Stewart. El término entertaining que da título al libro hace referencia a la práctica de invitar gente a tu casa y darles de comer y de beber, pero el concepto en sí implica algo mucho más grande que hacer recetas. Para Martha Stewart, recibir a gente en casa es una cosa seria, que lleva trabajo y exige planificación, y la presentación de la mesa y los platos es tan importante como el sabor. En Entertaining explica cómo preparar aperitivos para 200 personas o un brunch para 60, porque no hay reto imposible para una anfitriona organizada como Martha te enseña a ser. El objetivo es convertir cualquier recepción casera en una experiencia inolvidable.
A lo largo de su carrera, Martha Stewart ha publicado más de un centenar de libros, pero Entertaining tuvo un papel fundamental en la consolidación de su éxito como “reina de las amas de casa”. Contribuyó de forma decisiva a construir esa imagen —que poco tenía que ver con la realidad de la propia Martha—, a convertirla en la anfitriona definitiva y en una suerte de icono pop.
Tras el estreno de los documentales The Many Lives of Martha Stewart (CNN) y Soy Martha Stewart (Netflix) en 2024, la figura de este personaje lleno de luces y sombras, despertó un renovado interés, sobre todo en las generaciones más jóvenes. Aunque algunos, en Estados Unidos, la recordaban porque su madre veía su programa o tenía alguno de sus libros o revistas en casa, muchos se encontraron por primera vez con una mujer que, al mismo tiempo que representaba el papel de ama de casa, gestionaba un imperio millonario y tenía fama de ser fría, calculadora y extremadamente ambiciosa, rasgos que en su día le criticaron mucho —y que, en cambio, suelen elogiarse como virtudes cuando el empresario en cuestión es un hombre—.
Ella es consciente de que buena parte de su nicho de mercado ahora está ahí, en la generación Z, e incluso hace referencia a ello en su web: “Martha se ha convertido en un tema de fascinación en plataformas de redes sociales como TikTok e Instagram, donde los trends virales romantizan su vida como la primera influencer verdadera. [...] Las nuevas generaciones buscan todas esas cosas buenas que Martha lleva décadas enseñando”. Lo cierto es que, a sus 84 años, Martha Stewart ha sabido adaptarse como nadie al ecosistema de las redes sociales y hablar su lenguaje, publicando a menudo memes en los que se ríe de sí misma, sumándose a la conversación viral del momento y abrazando el estereotipo de mujer exigente y cortante con el que tanto se la identifica. Por supuesto, también se sirve de uno de los reclamos más en boga últimamente, la nostalgia, colgando vídeos antiguos de sus programas de cocina o imágenes de sus looks noventeros. Sin ir más lejos, una de las tendencias estéticas de este verano según un informe de Pinterest fue el “Martha Girl Summer”, que proponía abrazar el estilo de vida que Stewart lleva décadas abanderando: organizar comidas en casa, hacer manualidades y cultivar tus propias verduras y flores.
Furor por un libro de cocina de hace 43 años
La fascinación de la generación Z con la figura de Martha Stewart tiene mucho que ver con la capacidad de la empresaria para personificar algunos de los anhelos de esta generación. El detox digital —la práctica que consiste en reducir o limitar el uso de móviles y ordenadores para volver a poner el foco en el mundo analógico— se ha convertido en una necesidad para muchos jóvenes, saturados de pantallas y notificaciones. La imagen de Martha Stewart recogiendo tomates en su jardín le va que ni pintada a la idea, bastante romantizada, que podríamos tener de un mundo sin pantallas, más conectado con la naturaleza. Un tiempo en el que todo parecía más sencillo.
La tendencia a pasar más tiempo en casa y salir menos de fiesta que se relaciona a menudo con la generación Z —un fenómeno complejo que tiene que ver con los cambios que la tecnología ha introducido en la forma de socializar o de disfrutar del ocio, pero también con otros factores como el aumento del coste de la vida o con que beben menos alcohol que otras generaciones— tendría también una vinculación con la buena acogida de Stewart. Si vamos a quedarnos en casa, mejor que hagamos de ello una experiencia bonita y agradable, como la televisiva Martha no se cansaba de repetir.
Además, conecta con el interés que esta generación muestra por la alimentación de calidad, la comida casera y los ingredientes orgánicos, básicamente los pilares sobre los que Stewart levantó su imperio. La estética de perfección relajada que exhibía en sus programas y publicaciones ofrece, al mismo tiempo, una imagen a la que aspirar y una vía para el escapismo frente a la hostilidad del mundo. Entertaining es una especie de tablero de Pinterest en papel, un refugio lleno de fotos bonitas y elaboradísimas presentaciones culinarias al que acudir en busca de inspiración y felicidad.
Es inevitable hacer referencia al fenómeno de las tradwives, que promueve una visión idealizada de lo que significa ser ama de casa, inspirada en el Estados Unidos de los años 50, y que suele enmarcarse en el giro conservador que exhibe una parte de la juventud. La ironía es que, como la mayoría de las tradwives que triunfan en redes sociales, Martha Stewart no ha pasado sus días metida en la cocina con la pata quebrada, sino construyendo una marca en torno a sí misma y un negocio millonario.
Todo esto se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para que un libro de cocina que se publicó hace más de 40 años, triunfe en la era de las recetas online y los vídeos de preparaciones rápidas en redes sociales. A todo ello hay que sumar la propia complejidad del personaje. Mucha gente pensaba que Martha Stewart era solo un ama de casa que se hizo famosa, pero viendo los documentales de 2024 descubrieron que, en realidad, era una mujer de armas tomar que siempre tuvo muy claro lo que quería conseguir.
Auge, caída y resurrección
El currículum de Martha Stewart podría resumirse así: fue modelo, después corredora de bolsa en Wall Street, tuvo un exitoso catering, alcanzó la fama gracias a sus libros y programas televisivos y, por el camino, se hizo millonaria. Sin embargo, en esta trayectoria tan poco convencional, hay unos cuantos giros de guion que la llevaron incluso a pisar la cárcel y que contienen la esencia de la fascinación que Martha Stewart despierta en la gente.
Es imposible desvincular su éxito del contexto en el que se fraguó. En el documental Soy Martha Stewart, la periodista Caitlin Flanagan explica que, cuando dio el salto a las revistas en 1990 con Martha Stewart Living, las mujeres no querían ser amas de casa, querían trabajar y tener poder. Pero Martha supo tocar una tecla hablando de la belleza y la perfección como algo poderoso. “Tienes derecho a ser esa artista que quieres ser”, decía. Joan Didion la describió como una mujer capaz de personificar a la “Everywoman” (la mujer común), en contraposición a la “Superwoman” que tantas mujeres rechazaban ser tras darse cuenta de que entrar en el mundo del trabajo asalariado implicaba cargarse a las espaldas la tristemente célebre doble jornada. “Yo era como cualquier otra lectora y ellas lo sabían. Esa autenticidad era importante. Sabían que yo limpiaba mi casa, que criaba a mi hija, que tenía a mi marido y tenía un jardín”.
Fue, desde luego, la influencer original, capaz de hacer creer a todo el mundo que era “como las demás mujeres”, cuando ya amasaba millones y llevaba un estilo de vida ajeno al que llevaba la mayoría de su público. Ella nunca disfrutó demasiado de su rol como esposa y madre, pero sí de lo que esa imagen representaba y de lo lejos que le permitió llegar. Cuando la atacaban por promover la idea del ama de casa perfecta, despachaba a quien hiciera falta definiéndose como una “feminista moderna” y argumentando que lo que hacía era un homenaje a todas esas tareas domésticas que tanto se habían criticado a lo largo de la historia y que ella, genuinamente, concebía como un arte.
Por otro lado, en los 90 había toda una generación de mujeres a las que sus madres no habían criado para ser amas de casa y que tenían bastantes lagunas en lo que a tareas del hogar se refiere. Con sus libros, revistas y programas, Martha Stewart se convirtió un poco en la madre de todas o en una amiga a la que puedes preguntar cuando no sabes cómo hacer algo. Y todo ello sin perder ese punto aspiracional que toda influencer debe tener.
Pero cuando creas un imperio ligado a la imagen de una sola persona, la reputación lo es todo, y esa reputación se fue a pique en 2004, cuando Stewart fue condenada a cinco meses de cárcel por las dudosas razones que la llevaron a vender las acciones que tenía de una farmacéutica poco antes de que su valor cayera en bolsa. Antes de eso, ya había recibido críticas por el trato que dispensaba a sus empleados y acusaciones de haber plagiado buena parte de las recetas que aparecen en Entertaining.
Lejos de mantener un perfil bajo tras salir de prisión, Martha anunció a bombo y platillo su regreso y continuó haciendo programas y publicando libros. Paradójicamente, este “desliz” con la justicia, sumado a la difícil separación de su marido después de que este la engañara con otra mujer y a los conflictos que ha tenido con la maternidad, que nunca vio como algo natural en ella, han acercado a Martha Stewart más que nunca al público. La imagen de rectitud y perfección que fue su marca personal ha sobrevivido, pero ahora ha dejado paso a la del ser humano que hay detrás. Y ha resultado ser bastante más divertido de lo que esperábamos, como demostró con su inesperada alianza con el rapero Snoop Dogg y con sus publicaciones en redes sociales, en las que vemos claramente que Martha Stewart sigue entendiendo a la perfección cómo funciona todo esto.