Guía exprés de vasos de cerveza: cuál usar y por qué importa
Un recipiente puede arruinar (o mejorar muchísimo) la cerveza que se va a beber. Estas son las claves para acertar
Una caña en vaso de tubo. Una IPA en copa de vino. Una sour servida en un vaso ancho de sidra. Hemos visto de todo y, aunque suene exagerado, el vaso puede arruinar (o mejorar muchísimo) lo que se está a punto de beber.
Porque sí, hay mucha diferencia. No es lo mismo tomar directamente de la lata o de la botella, que servir la cerveza en un vaso adecuado. Cuando la viertes, se liberan los compuestos volátiles, se forma la espuma, se aprecia el color y, sobre todo, entra en juego el olfato, que es responsable de gran parte de lo que consideramos sabor.
Y como cada estilo tiene su historia, su perfil aromático, su nivel de carbonatación y su temperatura ideal, no todos los vasos sirven para todo. Por eso existen formas distintas. Algunas se abren para liberar aromas, otras se cierran para concentrarlos. Algunas mantienen la temperatura, otras potencian la espuma.
Repasamos los diez vasos de cerveza más comunes (y uno extra que deberías tener sí o sí si te gusta catar), cuándo usarlos, y por qué hacen que la cerveza sepa mejor.
1. Jarra de pinta o Stein
De cristal grueso y con asa. No mejora los aromas ni preserva la espuma, pero sí mantiene la temperatura y resiste el trajín de las fiestas. Ideal para lagers alemanas como Helles, Festbier o Märzen. Si la idea es brindar, reír y beber sin complicaciones, va perfecta.
2. Pinta inglesa o Nonic
Clásico de los pubs británicos. El modelo Nonic tiene una curva cerca del borde para que no se astille. Es funcional, apilable, y aunque no resalta aromas, acompaña bien a ales británicas, bitters, porters o stouts.
3. Cáliz o copa belga
Pesada, amplia y con pie corto. Se usa para cervezas belgas potentes como una Westmalle Dubbel o Tripel. Permite tragos amplios y aireación rápida. No es delicada, pues es una copa con carácter. Y eso se nota en el trago.
4. Tulipa y Snifter
Ahora sí hablamos de aroma. La copa tulipa se cierra hacia arriba y ayuda a conservar la espuma. La copa snifter (más baja y redonda) permite girar la cerveza, oxigenarla y redescubrirla. Perfectas para cervezas intensas o envejecidas, como barleywine, imperial stout o sour con barrica.
5. Vaso TEKU, el comodín de los frikis de la cata
Diseñada por expertos y fabricado por Rastal, es la navaja suiza del catador. Estilizada, con pie largo y forma de tulipán, permite sujetarla sin calentar la cerveza, dirige los aromas y forma buena espuma. ¿Saison, IPA, sour, stout? Va bien con casi todo. Si solo vas a tener un recipiente bueno en casa para tomar cerveza, que sea esta copa.
6. Stange
Alto, fino y cilíndrico. Es el vaso tradicional para Kölsch en Colonia (Alemania). Conserva la carbonatación y se sirve en pequeñas dosis para mantener la frescura. También funciona para Pilsner delicadas o Altbier aunque estas tradicionalmente se sirven en unos un poco más bajos y anchos.
7. Vaso Weizen
Grande, curvado y con boca ancha. Perfecto para cervezas de trigo alemanas (Hefeweizen, Dunkelweizen). Mantiene la enorme espuma y realza los aromas a plátano, clavo o vainilla que aporta la levadura. Consejo: no pongas rodaja de naranja. Solo la arruina.
8. Pilsner
Estilizada y elegante, como una flauta ancha. Se diseñó para mostrar el brillo, la burbuja y la nitidez de las Pilsner checas y alemanas. También va bien con bocks rubias o blonde ales.
9. Pinta americana o pint shaker
Vaso recto, apilable y omnipresente. Sirve para cualquier cosa… pero no mejora nada. No retiene espuma ni aromas. Útil para cañas rápidas o pale ales sencillas que se beben en pocos minutos.
10. Copa IPA
Inventada por Dogfish Head y Spiegelau, con base acanalada para agitar la cerveza y realzar el aroma del lúpulo. Cuerpo alargado, parte superior tipo tulipán. Si eres fan de las IPA modernas, este vaso multiplica su intensidad.
¿Y el vaso en forma de bota?
Una rareza divertida, típica de Oktoberfest, que tiene trampa: si no la giras bien, el aire de la puntera lanza un chorro directo a tu camisa. ¿Sirve? No mucho. ¿Hace reír? Sí.
Entonces, ¿realmente importa el vaso?
Sí. Y no solo por aroma o espuma. Importa porque es parte del ritual. Porque conecta con la historia del estilo. Porque cambia la percepción de la cerveza y porque si vamos a darle valor a lo que tomamos, también podemos darle el recipiente que merece.
Si quieres mejorar tu experiencia con una cerveza sin cambiar de marca: cambia el vaso, sírvela bien, presta atención y disfruta porque todo eso también es cerveza.