Desayuno degustación, la nueva tendencia de los hoteles ‘boutique’ a partir de 25 euros
Los hoteles de todo el territorio se especializan en elevar la primera experiencia gastronómica del día con productos de cercanía y elaboraciones artesanas
No hay mayor placer que despertarse en un precioso hotel y que te espere un gran desayuno. Más aún, si está hecho con cariño, colocado con mimo e incluye elaboraciones que jamás prepararías en casa. La primera comida del día es uno de los momentos más especiales que se viven en los alojamientos, especialmente en los boutique, y los hoteleros lo saben bien. De ahí que la evolución del desayuno no haya cesado en los últimos años.
No son pocos los que todavía adoran esos tradicionales (casi vintage) platos combinados que hacen referencia a los dos lados del charco, el Continental —café, zumo, fruta, tostadas con mantequilla y mermelada y bollería— o el Americano —café, zumo, huevos revueltos, pan tostado, bacon y tortitas—; las dos caras de una moneda que durante décadas han liderado los desayunos de los grandes hoteles de medio mundo. Unas veces más cuidados y elaborados que otras, estos desayunos convivían en paralelo con el bufet, un concepto cuyo origen se encuentra en la Francia del siglo XVII y al que cada hotel le aporta su personalidad, sin perder de vista la máxima del “más es más”. Pero la revolución gastronómica y la fiebre por elevar la categoría de la cocina de los hoteles empujó a estos espacios a crear nuevas alternativas de desayuno y completar la experiencia del alojamiento.
“En Molino de Alcuneza nos dimos cuenta de que el desayuno es el mejor momento para tener contacto con nuestros clientes y para ganárnoslos. Cuando los huéspedes han descansado y se han relajado, el desayuno se convierte en el culmen de la experiencia y en el último recuerdo que tienen antes de despedirse”, cuenta Blanca Moreno, directora y copropietaria del Molino de Alcuneza Relais & Châteaux . Este pequeño hotel boutique, ubicado en Alcuneza (Sigüenza), tiene 30 años de vida y lleva desde el año 2000 ofreciendo a sus clientes desayunos gastronómicos. “Sabíamos que el desayuno era el broche de oro de la estancia en nuestro hotel, por eso quisimos darle una vuelta y hacer algo diferente”, dice Moreno, quién junto con su hermano Samuel Moreno —una estrella Michelin en el restaurante Molino de Alcuneza— y sus padres, convirtieron este antiguo molino harinero en un alojamiento único.
Ubicado en medio del campo castellano, su esencia, la de la ruralidad y lo local, la mantienen viva desde aquel momento: “Nos centramos en la calidad y en los productos de proximidad como la miel de la Alcarria, el pan y el embutido de Sigüenza y Atienza o queso de cabra Santa Gadea, por ejemplo, además de hacer nuestra propia bollería, panadería, mermeladas, cuajadas y yogures”, añade Moreno, algo que siguen haciendo a día de hoy en lo que ellos llaman Desayuno degustación servido en mesa, al que suman platos calientes elaborados al momento. La habitación con desayuno incluido cuesta a partir de 220 euros.
La apuesta por lo local
Es indudable que esta oferta, más cuidada y personalizada, se realiza especialmente en los llamados hotel boutique, esos alojamientos más pequeños en los que el mimo por los detalles se eleva a otro nivel. Son hoteles pequeños, cuasi familiares, donde en muchos casos cuentan con cocineros y cocineras de renombre que buscan transformar el momento del desayuno en una experiencia gastronómica en sí misma. Es lo que sucede en Pico Velasco, en pleno corazón del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, en Angustina (Cantabria). Allí, tras sus fogones, se encuentra el cocinero Ignacio Solana quien junto a Inés Aguirreburualde, directora del hotel, han dado forma a un desayuno único donde el sello cántabro aparece de principio a fin. “Hay muchísima gente que ha convertido el desayuno en su comida principal y cuando salen fuera quieren que sea una comida especial. Por eso lo hemos tratado como una experiencia gastronómica en sí misma”, comenta Aguirreburualde haciendo hincapié en la importancia de que gran parte de sus productos provienen de pequeños artesanos de la zona. Así aparece un cesto de panes acompañados de mermelada casera y mantequilla local, una tabla de quesos y embutidos, una selección de bollería recién hecha con sobaos y quesada pasiega, además del yogur con granola, frutos secos y fruta. Pero el festín no termina aquí, porque después llega el plato principal a elegir entre huevos benedictinos del valle del río Asón, tostada de salmón y aguacate, pisto de verduras ecológicas, la famosa tortilla de patatas Solana o el mollete de lomo y queso, una suerte de carta de platos calientes con el que termina un desayuno único. El precio de la habitación con desayuno incluido cuesta a partir de 209 euros.
Y hablando de la relación entre desayunos degustación y producto local, aparece en Cereceda (Asturias), el hotel rural Narbasu, en el Palacio de Rubianes, donde Nacho Manzano y sus hermanas han creado una experiencia con producto kilómetro cero para disfrutar en medio de la naturaleza de la mantequilla de Tineo, el yogur de la Finca Los Caserinos o el bizcocho casero (desde 149 euros la habitación con desayuno incluido). En tierras castellanas, concretamente en Salamanca, proponen desde el hotel gastronómico Eunice un desayuno pausado, repleto de productos de la tierra divididos en tres estaciones: Mundo Líquido, marcado por el café, el té, las infusiones, los zumos y el cava; Mundo Salado, con panes, embutidos, tomate, paté y sobrasada; y, para terminar, el Mundo Dulce con la fruta, los yogures, los cereales, las mermeladas, la mantequilla y la bollería casera. El precio de la habitación con desayuno incluido es a partir de 348 euros.
Viajar para desayunar
Estos desayunos degustación son tan especiales que no sorprende que cada vez más se hayan convertido en un reclamo para elegir donde alojarse; pues escoger el hospedaje por el desayuno ya es una realidad. Eso es lo que sucede en el Hotel Boutique Casa Cacao, el alojamiento de los hermanos Roca en pleno centro de Girona que se ha convertido en un destino en sí mismo para los amantes de la primera comida del día. El banquete, servido por pases como si de un restaurante gastronómico se tratase, comienza con un porridge casero con frutos rojos, al que le sigue una tabla de embutidos y quesos de la zona acompañados de coca catalana, su huevo Villaroy rebozado en panko con trufa, crema de setas y hongos salteados y, para finalizar, el apartado dulce compuesto de chocolate caliente con un xuixo gerundense, un macaron y una mousse de manzanas de Girona como colofón final y guiño a la tierra en la que se encuentran. La habitación con desayuno gastronómico incluido se encuentra a partir de 260 euros y para clientes no alojados en el hotel, hay un brunch por 55 euros.
Pero el boom por los desayunos degustación no termina aquí, puesto que son muchos los curiosos y amantes de la gastronomía que, aun no alojándose en estos hoteles, querrían ir a disfrutarlos. Por eso son cada vez más los alojamientos que han optado por abrir sus puertas a los clientes externos como, por ejemplo, el hotel Arbaso (San Sebastián): “Queríamos trasladar la experiencia de comidas y cenas de nuestro restaurante Narru a un desayuno que contase con diferentes pases elaborados con producto fresco y preparado al momento. El objetivo siempre ha sido ofrecer algo más gastronómico y acorde al perfil del huésped”, cuenta Iñigo Peña, cocinero de Narru, añadiendo que, además, “está disponible tanto para los huéspedes como para el público externo”. La habitación con desayuno incluido se encuentra a partir de 156 euros y para clientes no alojados, el desayuno degustación cuesta 35 euros.
En la misma ciudad se encuentra el hotel Convento San Martín, un antiguo convento construido en 1887 con piedras de la cantera de Igueldo para la congregación de las Siervas de María. Desde su restaurante SUKALDEAN bai Aitor Santamaria, el cocinero ha creado cuatro propuestas de desayunos adaptados a los gustos de todos los comensales (desde 123,60 euros la habitación con desayuno incluido y para clientes no alojados en el hotel, 25 euros). “Hacemos uno más saludable llamado Surfing Zurriola, pensado para los que hacen deporte, con una propuesta más rica en proteínas y antioxidantes naturales; una propuesta llamada De pintxos por lo viejo con preparaciones en miniatura que se comen con las manos, como guiño a nuestra cultura de pintxos; el menú Subida al funicular, pensado en un aporte de vitaminas, minerales y ácidos grasos; y, el clásico Paseo por la Concha, un desayuno más clásico basado en las frutas, embutidos, quesos, cereales y tortilla de patata”. Cuatro alternativas adaptadas, no solo a los paladares, sino también a las necesidades físicas de cada uno de los clientes y huéspedes que se acercan hasta allí para disfrutarlos. ¿Será este el comienzo de una nueva era en el mundo de los desayunos?