Chefs on Fire, una gran fiesta de cumpleaños para ‘foodies’ cocinada a fuego lento

El festival portugués que mezcla gastronomía y conciertos al aire libre llega en octubre a Madrid tras seis ediciones de éxito en Cascais

Asistentes al festival Chefs on Fire celebrado en Cascais (Portugal).Henrique Isidoro

El alma de los festivales gastronómicos debe ser tan variada como las cocinas del mundo. La de Chefs on Fire, el que se inventó un espíritu difícil de clasificar como Gonçalo Castel-Branco (Lisboa, 44 años), es algo así como una gigantesca fiesta de cumpleaños al aire libre donde cocinan algunos de los mejores chefs de Portugal y tocan algunos de sus mejores músicos. Los invitados comparten mesa con conocidos y desconocidos, deambulan de un puesto a otro a la búsqueda de experiencias culinarias y se sientan sobre pacas de paja. Troncos, parrillas y brasas humean por los diferentes puestos, donde no solo se puede comer, sino también ver cómo se crea cada plato.

Vítor Matos, que hace pocos meses logró su segunda estrella Michelin, ha traído desde Oporto a casi todo el equipo de su restaurante Antiquum y 70 kilos de tomate corazón de buey de su propia huerta en la región del Duero para ofrecer un plato vegetariano, construido sobre cuscos (granos de trigo Barbela típico del norte de Portugal) de Vinhais, tomate, calabaza, albahaca y helado de suero de mantequilla y cocinado sobre las brasas en potes de hierro. “En el fondo se trata de traer un trozo de Trás-os-Montes hasta aquí y no hacer nada complicado, tiene que ser sencillo y directo, lo que necesitamos es que sea bueno el producto”, cuenta.

Pulpos cocinados a la brasa en el festival Chefs on Fire, en Cascais.Henrique Isidoro

Y así, sin ser conscientes de ello, los asistentes al Chefs on Fire de este domingo se comieron los últimos tomates de la temporada de uno de los chefs de moda de la gastronomía portuguesa que hace equilibrios entre felicidad y responsabilidad desde que Michelin le otorgó la segunda estrella. En su primera participación en el festival, a Vítor Matos le sorprendió la relajación y el espíritu sostenible. “Nada se tira, todo es recuperado como se puede ver en el mobiliario”, destaca sentado a una mesa construida sobre una bobina de madera para cables.

Todos los platos que se sirven en el festival están hechos sobre brasas y parrillas.Henrique Isidoro

El mobiliario no es accesorio. Está pensado para crear una atmósfera informal y casera. Hay fotos colgadas de los troncos de árboles y muebles reutilizados para la ocasión, desde camillas hospitalarias, puertas reconvertidas en tableros de mesa, aparadores con libros, maletas y baúles, tresillos y sofás de escay y hasta una bañera donde dos amigas se acomodaron el sábado mientras daban cuenta de sus platos. De ahí que todo acabe pareciendo la fiesta de cumpleaños de un amigo con muchos amigos. Que ahí está el origen de Chefs on Fire.

“En 2016 mi hermana me pidió que cocinase para su fiesta de cumpleaños. Yo no me acordé más hasta que llegó el día y la llamé y me dijo: ‘No te preocupes, como es en el Alentejo, no vienen muchos, solo son 60 personas”, recordaba el pasado sábado aún con sorna Gonçalo Castel-Branco en el espacio reservado para la prensa. Para salir del apuro, cocinó 40 kilos de carne en la tierra y colgó por los árboles piezas de pollo, cerdo, cordero y piña. Los invitados adoraron la comida y la puesta en escena. El cocinero pensó: “Si yo consigo esto, los chefs de verdad podrán hacer algo fantástico”.

El postre preparado para Chefs on Fire por Diogo Lopes, jefe de pastelería en el hotel Ritz de Lisboa.Henrique Isidoro

En septiembre de 2018 nació el primer festival, organizado por Lohad, la empresa de Castel-Branco, y fue un éxito. A partir de entonces, con la excepción de un año de clausura pandémica, se ha celebrado siempre en Cascais durante tres jornadas a las que acuden 9.000 personas. En 2022 recibió el Premio Nacional de Turismo en la categoría de evento gastronómico y ha comenzado a celebrar versiones más reducidas en otras poblaciones de Portugal. Su fundador está orgulloso de lo logrado y ahora prepara el salto a Madrid, donde se montará los días 5 y 6 de octubre en el Real Jardín Botánico de Alfonso XIII. Entre los chefs invitados figuran la brasileña Janaína Rueda, elegida como la mejor cocinera del mundo este año, así como los españoles Carlos Casillas (Barro), Lucía Freitas (A Tafona) o Rudolfo Guzmán (Boragó).

“La comida es una métrica del amor. Hay países donde la comida solo es combustible, pero eso no ocurre ni en Portugal ni en España”, defiende Gonçalo Castel-Branco. “Nuestra idea de negocio consiste en tratar a las personas como queremos que nos traten a nosotros. Raramente gané dinero cuando hice negocios solo pensando en el negocio, mientras que he ganado dinero cuando he hecho las cosas con el corazón”, afirma.

Una treintena de chefs han cocinado durante tres días, del mediodía a la medianoche, todo tipo de platos, unidos solo por el método de preparación sobre brasas. Había platos de carne de jabalí preparado por Rodrigo Castelo (una estrella Michelin en O Balcão de Santarém), de pescado como el torrezno con anguila ahumada, vegetarianos como berenjenas con tahini batido, higos y piñones y postres como la rebanada grelhada que la chef Maria Ramos ideó como homenaje a sus raíces. “Fui buscar algo de mi infancia, yo estaba acostumbrada a comer tostadas en la chimenea con mis bisabuelos y tuve la idea de recuperarla. Le he añadido un toque con los ingredientes que me gustan como fresas y crema fresca”, explicaba el sábado.

El chef João Magalhães, en el festival gastronómico en Cascais. Henrique Isidoro

Entre los chefs internacionales invitados este año a Cascais figura el angoleño Helt Araújo, que se formó en Lisboa y que trabajó en los restaurantes Bica do Zapato, la Fortaleça do Guincho y el hotel Ritz, además de pasar una temporada en el restaurante de la Hacienda Benazuza, el proyecto que elBulli montó en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), ahora cerrado. Araújo ha hecho un guiño a un clásico de la gastronomía portuguesa, el bacalhau á brás, para preparar un plato donde se introducen algunos ingredientes exclusivos de la cocina de su país: mandioca a la brasa con menha ndung, gimboa y zabayon de pez curado con polvo de catato. “La gastronomía africana puede dar nuevos productos que la europea no tiene”, subraya.

Es uno de los propósitos del chef, que en 2022 creó un restaurante en Luanda, Flor de Duque, además de la fundación Ovina Yetu, que durante dos años ha realizado un estudio para conocer e inventariar técnicas, productos y tradiciones culinarias ancestrales escondidas por toda Angola para evitar su desaparición. El censo final incluye 3.600 productos de todo tipo (hierbas, insectos, frutos...). “Queremos contribuir al intercambio entre los pueblos de Angola”. Y concluye: “La gastronomía es el camino para unirlos”.

La programación completa de Chefs on Fire en Madrid se puede consultar aquí.

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