Una visita a la Iberia salvaje

Especies protegidas como osos pardos, linces ibéricos o buitres negros pueden contemplarse en libertad en espacios naturales de diversas regiones

Una osa parda con sus crías en el parque de la naturaleza de Cabárceno (Cantabria).Javier Fernández Sánchez (GETTY IMAGES)

Cada año se organizan 12 millones de viajes para ver animales en su estado salvaje, según datos de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA). Estas visitas, gestionadas de manera responsable, pueden ser beneficiosas para ayudar a la supervivencia de los animales y fomentar la conservación tanto de las especies como de sus hábitats, pero es imprescindible elegir actividades éticas y respetar siempre a los animales, sin interferir. En España, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente cuenta con una guía de buenas prácticas para la observación de osos, lobos y linces, tres de las especies más emblemáticas que pueden verse, en libertad, en España. Con 16 parques nacionales y siendo el país con más reservas de la biosfera del planeta, España se posiciona como un destino predilecto para el turismo animal y de naturaleza.

Oso pardo (Asturias)

Según la Fundación Oso Pardo, se estima que en la cordillera Cantábrica (principalmente zonas de Lugo, León, Palencia, Cantabria y Asturias) puede haber entre 320 y 370 ejemplares desde que, en los noventa, comenzara su recuperación, que continúa en la actualidad. Así, el parque natural de Somiedo (Asturias) es uno de los mejores lugares de España donde poder ver en libertad estos impresionantes animales, cuya longitud ronda los dos metros y que pueden superar los 200 kilos. Los osos son animales solitarios, salvo las hembras, que permanecen más de un año con sus crías, y la mejor época para observarlos es en primavera (especialmente entre los meses de abril a junio) y al final del verano (entre finales de agosto y septiembre). Además, la mayoría de las empresas especializadas organizan excursiones, ya sea al amanecer o al atardecer, para maximizar las opciones de contemplarlos, siempre con guías expertos que ofrecen valiosa información sobre la vida y costumbres del oso pardo y de otras especies que es posible contemplar en Somiedo, como ciervos, lobos, gatos monteses y urogallos.

Lobo ibérico (Zamora)

El lobo ibérico, una subespecie endémica de la península Ibérica, estuvo a punto de desaparecer en la década de los setenta. Actualmente, y a pesar de que su estatus lleva unos años en entredicho, en España el lobo ya no está considerada una especie cinegética, esto es que se puede cazar y pescar. A mediados del siglo XIX podía encontrarse al lobo en más de la mitad de la Península, según un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), pero actualmente su distribución se centra en Castilla y León, Galicia, Cantabria y Asturias. Así, uno de los mejores lugares para observarlos y estudiarlos es la sierra de la Culebra (Zamora), donde, con ayuda de telescopios y acompañados siempre de guías experimentados, se puede contemplar a este bello e inteligente animal. Aquí también se encuentra el Centro del Lobo Ibérico Félix Rodríguez de la Fuente, en honor al naturalista y divulgador que tanto influyó en cambiar la visión que se tenía de esta especie. En él, además de observar distintas manadas de lobos en semilibertad, explican datos interesantes sobre su biología, hábitat y costumbres, además de mostrar diversos objetos empleados en la investigación de la especie y un buen compendio de piezas arqueológicas relacionadas con el lobo.

Retrato de un lince ibérico en Castilla-La Mancha. Carlos Carreno (Getty images)

Lince ibérico (Andalucía)

El lince es probablemente el más esquivo y complicado de ver de toda esta lista. Este característico felino de orejas puntiagudas, cola corta y hermosas patillas vio reclasificado su estatus en 2024 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pasando de en peligro a vulnerable gracias a la estimación de que el número de ejemplares se ha elevado de 94 (en 2001) a unos 2.000 en la actualidad. Uno de los hábitats predilectos del lince es el parque nacional de Doñana, donde diversas empresas organizan itinerarios destinados a contemplar, gracias a estrategias de rastreo, al felino más amenazado del planeta. Y aunque es una especie que puede encontrarse durante todo el año se recomienda el invierno, ya que, al ser la época de apareamiento, hay más movimiento de ejemplares, y en verano, cuando las crías empiezan a explorar el entorno bajo la atenta mirada de sus madres. Durante la ruta es posible encontrar también otros mamíferos, como ciervos, gamos, jabalíes o zorros, además de aves tan espectaculares —y algunas también amenazadas— como el águila imperial, buitres leonados, flamencos o garzas imperiales.

La berrea (Ciudad Real- Toledo)

Desde mediados de septiembre y aproximadamente durante un mes tiene lugar uno de los espectáculos naturales más emblemáticos de los bosques españoles: la berrea. Así se llama a la época de celo de los ciervos en la que los machos lanzan característicos y potentes bramidos para atraer a las hembras, además de otros rituales, como los choques de cornamentas o el frotamiento de los cuernos contra los árboles para marcar el territorio. Uno de los lugares más emblemáticos para disfrutar de esta impresionante y sonora exhibición es el parque nacional de Cabañeros, entre Ciudad Real y Toledo, en el que se organizan actividades para adentrarse en la zona con un guía y en las horas más propicias, esto es, con la caída del sol y al amanecer. Las visitas acuden, siempre con el necesario permiso, a la zona de La Raña, una extensa llanura de más de 8.000 hectáreas en la que, además de la berrea, pueden observarse otras especies, como el corzo, el jabalí, el zorro, el buitre negro y el águila imperial, y, también, las características chozas de forma cónica que empleaban pastores y carboneros como refugio temporal.

Un ciervo común macho durante la berrea en Fresno de la Carballeda (Zamora). LFRabanedo (GETTY IMAGES)

Orcas (Cádiz)

A pesar de la inmerecida mala fama que en muchas ocasiones tienen las orcas, ya sea por causar el hundimiento de barcos o por los casos en los que ejemplares en cautividad han matado a sus cuidadores, también provocan auténtica fascinación en un buen número de personas. Este impresionante e inteligente depredador blanco y negro del que, en libertad, no consta ni un solo ataque a humanos puede verse en el estrecho de Gibraltar persiguiendo una de sus presas favoritas, el atún rojo que regresa al Atlántico tras desovar en el Mediterráneo. Desde Tarifa (Cádiz) pueden contratarse excursiones de unas tres horas que se adentran en el mar e intentan localizarlas, en los meses de verano, en sus zonas habituales de alimentación. Es sabido que cada grupo de orcas caza de una forma diferente y en el Estrecho es habitual verlas intentando robar a los pescadores las piezas capturadas. Así, además de contemplar a uno de los animales más inteligentes del planeta, en la misma excursión es posible encontrarse con los descomunales cachalotes, rorcuales comunes —el segundo animal más grande del mundo—, calderones y varios tipos de delfines.

Un grupo de buitres en el parque nacional de Monfragüe (Cáceres).Alberto Jimenez Carrasco (GETTY IMAGES)

Buitres negros (Cáceres)

Que el parque nacional de Monfragüe es uno de los mejores lugares del país para contemplar aves lo atestigua el hecho de que cada año sea sede de la Feria Internacional de Turismo Ornitológico. No es de extrañar porque en sus más de 18.000 hectáreas habitan cigüeñas negras, águilas imperiales, búhos reales, alimoches, buitres leonados, calamones y, como ya cantaba Extremoduro, buitres negros, considerada el ave rapaz más grande de la Península —puede alcanzar los tres metros de envergadura— y que cuenta con una abundante colonia en Monfragüe. Además de grandes rapaces, ya sea en las orillas de los ríos o en los humedales de esta reserva de la biosfera también habitan martines pescadores, cormoranes, garzas reales o grullas. Para contemplarlos pueden contratarse excursiones de varias horas que conduzcan a las mejores zonas de avistamiento o recorrer algunos de los múltiples miradores del parque.

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