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Álex Gómez, experto en bonsáis: “Estas plantas no entienden de días libres, de vacaciones”

El jefe de la Unidad de Jardinería y Arbolado del Real Jardín Botánico explica que, si se quiere tener un ejemplar en casa, su cuidado va a conllevar sacrificio, ya que necesita dedicación plena: “El objetivo final es que nos trasmita algún sentimiento relacionado con la naturaleza”

Un corte ligero aquí, otro por allá. Uno a uno, pequeños fragmentos de rama caen al suelo. Un bonsái requiere de la talla constante para conseguir que aflore la forma que lleva dentro, como decía el artista Miguel Ángel de los mármoles que esculpía. Álex Gómez (Madrid, 50 años) es el maestro que cuida de la colección de bonsáis que se mantiene en el Real Jardín Botánico - CSIC (RJB-CSIC), en Madrid, donde ocupa el cargo de jefe de la Unidad de Jardinería y Arbolado. Su sabiduría se une a su humildad y a su pasión, en una tríada de cualidades que cristaliza en todos y cada uno de los bonsáis que reciben su mimo y su esmero.

Pregunta. ¿Cómo empezó su andadura en el mundo del bonsái?

Respuesta. En 1999, mi mujer Sara, que trabajaba en un vivero, me regaló un olmito (Ulmus parvifolia), de esos que se venden en los centros de jardinería. De repente algo hizo clic en mi cerebro. Busqué información sobre el cuidado de estos arbolitos, y vi que en Alcobendas había un museo de bonsáis. Allí contacté con David Benavente, un maestro del bonsái en España. Nos caímos bien y me propuso que le enviara mi currículum al director del museo, Luis Vallejo. Me hicieron una entrevista y conseguí incorporarme en agosto del año 2000. Así fue cómo el bonsái se convirtió en mi pasión.

P. Una pasión que le llevó a formarse de manera ininterrumpida a lo largo de los años…

R. Dedicaba la mayor parte de mi tiempo libre a formarme en los cursos que se impartían en el museo, y además tuve la fortuna de poder asistir a todas las exposiciones de bonsái más importantes de España y Europa, así como a los cursos, congresos y exposiciones de los principales maestros nacionales, europeos y japoneses. Cuando me incorporé al RJB-CSIC, mi pasión se convirtió en mi trabajo habitual como conservador de la colección de bonsáis, de lo que estoy orgullosísimo, por ser el primer español especialista de bonsáis y pertenecer al organismo público de investigación más importante del país, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ¡El sueño se hizo realidad!

P. ¿Y qué es un bonsái?

R. Etimológicamente esta palabra japonesa significa “árbol en maceta”, procede de la palabra china pen-tsai, que a su vez deriva del término penjing, que significa “paisaje en bandeja”. Así que sería la representación artística, a escala miniaturizada, de las diferentes formas que adquieren los árboles y arbustos, o su conjunto, en la naturaleza.

P. ¿Cómo se consigue ser un bonsaista?

R. El que tiene suerte lo hace durante diferentes cursos con maestros, o en su lugar con asociaciones, ya que el estudio como autodidacta es complicado. Después todo se amplía con el trabajo directo con los árboles.

P. Todo bonsaista aspira a visitar Japón al menos una vez en la vida.

R. Sin lugar a duda, hasta la fecha actual Japón es el país donde la técnica del cultivo de bonsáis se ha elevado a su máxima expresión artística, convirtiéndose en una de sus artes. Los maestros con más conocimiento en cultivo y diseño tienen sus viveros y museos allí, es el paraíso de los bonsáis.

P. ¿También tiene un maestro en Japón?

R. El año pasado obtuve una beca artística de la Fundación Japón, que junto con el RJB-CSIC financiaron mi estancia allí durante un mes. Los primeros 10 días visité a los principales maestros y museos de bonsái, junto con la famosa exhibición de bonsáis Kokufu-ten. Los siguientes 20 días tuve el privilegio de perfeccionar mis técnicas y aprender con el maestro Imai Chiaru.

P. ¿Qué lugar ocupa España en la creación de estas joyas vivientes?

R. España cuenta con españoles y extranjeros residentes que son personajes muy destacados a nivel mundial. Creo que este es uno de los factores que fomenta el que también el nivel de los árboles y de las exposiciones han crecido hasta posicionarnos entre los mejores.

P. ¿Cuáles son los retos para quien quiera cultivar bonsáis en casa?

R. Ja, ja… Retos, ¡todos! Lo importante es tener muy en cuenta el sacrificio que conlleva su cuidado, ya que, al trabajar con seres vivos, la dedicación que necesitan es plena. Con esto me refiero a que ellos no entienden de días libres, vacaciones… Cuando el que cuida no está, alguien le debe sustituir.

P. ¿Qué tareas de mantenimiento requieren los bonsáis todos los años?

R. La técnica más complicada, y que requiere más experiencia y precisión, son los trasplantes, ya que es como una operación a corazón abierto. Los árboles de hoja caduca se trasplantan anualmente; las coníferas y el resto de las especies perennes aguantan varios años sin trasplantar, hasta que el sustrato se deteriora. La poda solo se suele realizar en el primer diseño del ejemplar, lo que en arboricultura denominamos poda de formación. El resto de las labores culturales, como pinzados, defoliados, limpieza de acículas viejas, abonados, manejo de enfermedades y plagas, tratamiento de maderas muertas… se aprenden practicando mucho y obviamente las aplicaremos ajustando con el calendario del lugar donde se encuentre la colección o el ejemplar.

P. ¿Cómo ha de ser el riego de un bonsái? Es una de las principales causas de muerte de los bonsáis que se compran para tener en casa.

R. Es la principal labor cultural que hay que aprender. Los regamos cuando están secos. Para ello hay que comprobar que la parte superficial del sustrato está seca. Para saber si se ha regado correctamente observamos que el agua salga por los agujeros de drenaje que tienen en la base las macetas. No es correcto establecer un calendario para regar, pero por dar ciertas pautas aconsejables, se podría decir que en otoño-invierno es probable que tan solo tengamos que regar una vez al día o incluso no diariamente. Esto es impensable en primavera y con toda seguridad en verano, cuando será necesario regar varias veces durante el día.

P. ¿Cuál es la fuente de inspiración para crear un bonsái?

R. Nuestras musas son las formas de los árboles en la naturaleza. A mí personalmente me gustan mucho las formas naturales, cuando veo rarezas en las que la naturaleza ha convertido a algún ejemplar, bien por afecciones climáticas o de suelo, formas retorcidas… El objetivo final de un bonsái es que los humanos lo apreciemos o nos trasmita algún sentimiento, reflexión o recuerdo relacionado con la naturaleza y los árboles.

P. ¿Y cómo se modelan estos arbolitos?

R. Para esto existen técnicas que nos ayudan a dar forma a las ramas, envejecer la madera, protegerla de su deterioro… También se puede trabajar en reducir el tamaño de las hojas o favorecer varias brotaciones a lo largo del año, acelerando artificialmente el proceso vegetal. Con la técnica de alambrado podemos dar forma y colocar las ramas de diferentes calibres en la posición deseada.

P. ¿Hay un lugar para los bonsáis en una casa?

R. Todos tenemos algún pequeño espacio en el que convivir con un bonsái, desde la persona que solamente dispone de alguna ventana, o incluso para cultivar un pequeño ficus, el cual se puede mantener casi en la totalidad del año en interior. En una terraza también se puede instalar alguna estantería con diferentes niveles; la imaginación y la creatividad siempre están de nuestro lado.

P. Ha publicado un libro, Momentum, en el que atrapó la belleza efímera, a la par que centenaria, de estos árboles en maceta.

R. Momentum es otro sueño convertido en realidad. Su significado en latín es “momento”, y está publicado y editado por la Editorial CSIC, donde describo botánicamente varias especies y ejemplares de la colección de bonsáis del RJB-CSIC y con cientos de fotos de momentos de estos árboles que, a lo largo de un año y medio y durante la pandemia, captó con maestría el fotógrafo David Romero.

P. ¿Qué bibliografía básica recomendaría a alguien que adquiere su primer bonsái y que quiera aprender más de este mundo?

R. Una lectura imprescindible y didáctica para comenzar es Técnicas del bonsái (Omega, 2021), de John Yoshio Naka, en dos tomos.

P. Los bonsáis que cuida en el Real Jardín Botánico pertenecen a una colección muy especial.

R. Sin duda es la colección pública más importante de España, y de entre las más relevantes a nivel mundial. Desde 2019 hasta el año pasado, nueve premios en concursos de bonsái así lo acreditan. Tenemos alrededor de 100 ejemplares, de los cuales 75 son de especies autóctonas, junto con grandes obras de arte procedentes principalmente de maestros japoneses, expuestos en la Terraza de los Bonsáis del Real Jardín Botánico-CSIC, en el centro de Madrid.

P. ¿Y cómo se siente cuando llega al jardín para cuidar de estos bonsáis?

R. A veces pienso que nos comunicamos. Cuando trabajo o intervengo en algún árbol le pido permiso, intento comprenderlo para saber qué es lo que necesita y, si dispongo de ello, se lo aporto. Siempre trato de aprender para acompañar a estas plantas en su mejor desarrollo posible.

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