‘Filomena’, cronología de un desastre a cámara lenta en Madrid
Los meteorólogos advirtieron de forma precisa y en sucesivas ocasiones de la nevada del siglo en la capital desde el 31 de diciembre, pero las emergencias reaccionaron tarde. En lo peor de la tormenta, el Ayuntamiento ordenó a sus autobuses seguir circulando
El runrún en redes empieza en Nochebuena, cuando meteorólogos y aficionados barruntan que algo gordo va a pasar en torno a Reyes: una muy fuerte nevada en Madrid. El viernes 31 de diciembre, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), da el primer aviso oficial de la que se avecina, a pesar de faltar todavía ocho días. Filomena aún no tiene nombre. Una potente borrasca que se aproxima a Canarias y descargará nieve “en cotas inusualmente bajas” d...
El runrún en redes empieza en Nochebuena, cuando meteorólogos y aficionados barruntan que algo gordo va a pasar en torno a Reyes: una muy fuerte nevada en Madrid. El viernes 31 de diciembre, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), da el primer aviso oficial de la que se avecina, a pesar de faltar todavía ocho días. Filomena aún no tiene nombre. Una potente borrasca que se aproxima a Canarias y descargará nieve “en cotas inusualmente bajas” de la Península.
La Aemet es como una bola de cristal. Sus avisos son inútiles si no se toman las medidas oportunas. En Madrid, el cuartel general desde donde se ha dirigido la crisis está en Pozuelo de Alarcón, la sede de la Agencia de Seguridad y Emergencias 112 (Asem 112). Es una mole circular de cemento junto a las mansiones de La Finca, la urbanización más cara de España.
Por dentro, el edificio es una mezcla de Gran Hermano y sala de telefonistas: las pantallas permiten vigilar la región y los operadores responden a las llamadas de emergencia. También hay una pequeña sala donde se reúne el cerebro de las operaciones de Protección Civil: representantes de la Comunidad, Ayuntamientos y el Gobierno central, así como de los cuerpos de seguridad y emergencias. Su principal guía son las previsiones del tiempo, una herramienta cada vez más sofisticada gracias a una mejor observación y a supercomputadoras capaces de manejar enormes bases de datos para hacer modelos probabilísticos.
El mando ve venir durante los siguientes nueve días la borrasca Filomena, pero su magnitud es una sorpresa para la población, que el viernes 8 de enero hace vida casi normal. El daño habría sido menor si la región se hubiera paralizado, pero fallan la valoración del riesgo, la comunicación a la población y el despliegue de recursos, según casi una decena de meteorólogos y expertos en emergencias consultados. “En España tenemos una visión muy reactiva de la protección civil y eso es una condena”, resume Isabel Bazaga, profesora especializada en gestión de emergencias en la Universidad Rey Juan Carlos.
En España tenemos una visión muy reactiva de la protección civil y eso es una condenaIsabel Bazaga, profesora especializada en gestión de Emergencias
Cuando hay peligro, la Aemet publica notas informativas. La segunda de ellas es enviada el sábado 2. En ella, se insiste en la amenaza de la borrasca y se da detalles más precisos sobre el área afectada. Pero una cosa es la información que la Aemet difunde y otra la que transmite a los responsables políticos y técnicos, subraya el meteorólogo Francisco Martín, que trabajó 36 años en la agencia y hoy coordina la revista RAM Meteorolgía. “Protección Civil tenía mucha más información sobre lo que podía pasar. La Aemet les entrega una predicción determinista, con qué puede y cómo puede pasar, y otra probabilista, que aporta distintos escenarios con la máxima nieve, la media y la más probable”.
El martes 5, la agencia eleva el episodio a categoría de aviso especial, que se emite cuando hay una alta probabilidad de un fenómeno especialmente grave y extraordinario. Ese día, avisa de lo que ocurriría a partir del miércoles 6 y lo nombra, Filomena. Van a caer sobre Madrid 20 centímetros de nieve y se habla ya de la posibilidad de que sean 30 o 40.
Las reuniones en el centro de mando regional de Pozuelo son diarias desde el lunes 4. También entra en acción el cuartel del Ayuntamiento de Madrid, el Cisem (Centro Integrado de Seguridad y Emergencias), junto a la plaza de Manuel Becerra de la capital. El Gobierno central monitoriza la situación para todo el país.
Esa tarde, víspera de Reyes, el Ayuntamiento de Madrid activa los avisos en pantallas de la M-30 y en sus redes sociales. Empiezan a alertar de la nevada y a recomendar “evitar desplazamientos innecesarios”. El jueves 7 por la mañana comienza a nevar en Madrid. Bajo los primeros copos, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, visita un cantón de limpieza en Vallecas y afirma que la ciudad está preparada, pero recomienda que se “minimicen los desplazamientos” los dos días siguientes.
También da una entrevista en Antena 3: “Nosotros confiamos en que, con los medios que tenemos, vamos a poder circular por la ciudad de Madrid”. Parte de la comunidad ya está ese día en aviso naranja, con la capital en amarillo. Con este mismo nivel, en la gran nevada de 2009, miles de conductores quedaron atrapados en la M-40 y tuvo que cerrar Barajas durante cinco horas porque hubo hasta siete centímetros de nieve.
“Nosotros confiamos en que, con los medios que tenemos, vamos a poder circular por la ciudad de Madrid”El alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, el jueves 7 de enero
El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, confirma ese día a este periódico que será la gran nevada del siglo: “No es una exageración”. Como mínimo, la más copiosa desde los años ochenta. “Hay más de 70% de probabilidad de que se acumulen 15 centímetros en 24 horas”, precisa. Ese día 7, antes de la medianoche, la Aemet aumenta el aviso a rojo por, al menos, 20 centímetros en 24 horas. Nunca antes se había activado un rojo por nieve en Madrid.
Los avisos dependen de las condiciones locales. En Madrid, donde apenas caen unos copos tres veces al año, el umbral del rojo son 20 centímetros. Esto no quiere decir, asegura la Aemet, que vayan a caer 20 centímetros, sino que serán 20 como mínimo. “No existe un aviso negro por encima, si no, se habría activado”, explica Ángel Rivera, durante 40 años jefe de predicción y portavoz de la Aemet. Él sabía “claramente” y sin duda ninguna desde el 1 de enero que “iba a caer un paquetón de nieve”, tanto, que fue a comprar unas botas y una pala. A su juicio, los gobernantes “saberlo, lo sabían”.
En el centro de mando de Pozuelo, los responsables de la Comunidad de Madrid preguntan a la Guardia Civil si van a restringir el tráfico en las vías que controla el Estado (las autopistas radiales, la M-40 o la M-50), según un portavoz regional. Se decide que no y se prefiere adoptar otra decisión: prohibir a los camiones pesados el acceso a la región. La experiencia dice que si se quedan atrapados en la nieve, el colapso es mucho mayor.
El viernes 8, los madrileños se desplazan a tiendas y oficinas. No paran autobuses, trenes o aviones, ni tampoco el tráfico de coches por las carreteras. Esa mañana, a las 9.30, el director de Asem 112 de la Comunidad, Carlos Novillo, toma el mando del dispositivo en toda la región, a excepción de la capital, donde el Ayuntamiento sigue dirigiendo las operaciones. Entrevistado en Antena 3, el consejero de Justicia e Interior, Enrique López, recomienda evitar los desplazamientos. Pero es demasiado tarde. “¿Cómo se entera la gente que ya está trabajando o en el Ikea?”, se pregunta en una valoración de lo sucedido José Carlos Baeza, que fue subdirector de Operaciones en la Dirección General de Protección Civil entre 2010 y 2014. Los movimientos en la capital son ese día mayores que los dos viernes anteriores, Navidad y Año Nuevo, según el big data del Ministerio de Fomento.
Natalia Sara, experta en comunicación de crisis, dice que los políticos tenían que haber martilleado el mensaje, transmitir la idea de que esta amenaza era extraordinaria: “La comunicación salva vidas. Hay que informar con contundencia y crudeza. Y no vale decirlo una sola vez. Hay que insistir”. En EE UU, antes del devastador huracán Irma de 2017, el gobernador de Florida, Rick Scott, fue claro: “Si te han dado la orden de evacuar, debes irte ahora. No esta noche ni en una hora, ahora”.
“La comunicación salva vidas. Hay que informar con contundencia y crudeza. Y no vale decirlo una sola vez. Hay que insistir”.Natalia Sara, experta en comunicación de crisis
Las autoridades madrileñas no paran la actividad ni siquiera cuando la nevada está encima. Los conductores de la Empresa Municipal de Transportes empieza a advertir sobre las 17.00 del viernes de que los autobuses estaban patinando y era peligroso circular. A las 20.27, los superiores reaccionan. “Iros todos a encerrar (a las cocheras)”, es el mensaje visto por EL PAÍS que reciben los conductores en las pantallas de sus salpicaderos. Pero, a las 20.36, cambian los planes: “Por orden superior no podemos encerrar. Continuaremos en línea haciendo lo que podamos. Gracias”. Más de 250 buses quedan atrapados en la nieve y algunos conductores pasan la noche en sus vehículos.
A los militares de la UME, sita en Torrejón de Ardoz, se los moviliza a las 22.00, con Madrid ya en colapso. Tampoco están preparados los bomberos municipales y regionales, que reclutan voluntarios ese mismo día y a la mañana siguiente. Los coches de bomberos derrapan en la nieve y solo pueden avanzar en 4x4. El parque tres de bomberos de la ciudad, en Puerta Toledo, tiene su todoterreno averiado así que hasta el domingo los bomberos de guardia de ese parque quedan fuera de servicio.
¿Nevó más de lo anunciado, como sostienen las autoridades municipales, regionales y estatales? El portavoz de la Aemet lo niega: “Las predicciones se ajustaron muy bien a lo que ocurrió. Cayeron 50,5 litros por metro cuadrado de precipitación y estaban previstos de 40 a 50, lo que se tradujo en una capa de nieve de 25 a 30 centímetros, más en barrios del este y el sur, donde se llegó a 35, 40 e incluso 50”. ¿Se podría haber avisado antes? Rivera, uno de los diseñadores del sistema de alerta, explica que se determinó, de acuerdo con Protección Civil, que los avisos de colores se darían “a 48/60 horas” vista y los avisos especiales, con algo más de tiempo. “Es hora de revisar Meteoalerta. Si convenimos que hay que alertar antes, se puede hacer, pero hay que asumir el riesgo de que la predicción no sea tan certera”, concluye.
Han metido la pata hasta el fondoFrancisco Martín, meteorólogo
Otros meteorólogos independientes también desmienten a los políticos. José Miguel Viñas, experto en nevadas, asegura que “la predicción fue muy buena”, pero se produjo una “falta de previsión muy clara” por parte de las autoridades. “Las autoridades incompetentes tenían la máxima información, de la mano del equipo mejor preparado y con el mejor de los modelos (de predicción meteorológica) del mundo, el del centro europeo, y no hicieron nada, han metido la pata hasta el fondo”, concluye el responsable de RAM Meteorología.
A su juicio, el problema de fondo es triple: la predicción está enfocada a los avisos y debería estarlo a los impactos ―decirle al ciudadano no cuánto se espera que nieve sino qué le puede ocurrir a causa de tanta nieve―, los políticos “no se la toman en serio” y tienen “miedo de adoptar medidas” y la población no tiene “cultura del riesgo”. “Y encima se le dan muchos mensajes distintos por parte de muchas fuentes, avisos de la Aemet, alertas de Protección Civil...”. Piden “mensajes claros, unificados, de una sola fuente y con mensajes actualizados al móvil cada tres horas”.
Los meteorólogos consultados se preguntan qué habría pasado si el golpe de Filomena hubiera llegado sin las restricciones sociales de la pandemia y un día laborable en hora punta. Mejorar la prevención ante las emergencias es urgente, advierten, porque situaciones como esta nevada van a ser cada vez más frecuentes y extremas a causa del cambio climático. La próxima vez quizá no haya tanta suerte.