El cierre por días de Madrid ahonda la brecha entre PP y Ciudadanos
El consejero de Ciudadanos y ex del PP Ángel Garrido se muestra muy crítico con las decisiones de la presidenta regional: “Hay ciudadanos de Madrid que no saben lo que tienen que hacer ni hasta qué día”
La mañana de este viernes empezó con una sonrisa de oreja a oreja. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, salió feliz a un acto en el edificio central de la Puerta del Sol. Era el día después de un pequeño triunfo político. Había logrado ganar el pulso a Pedro Sánchez. El choque de trenes entre ambas Administraciones cayó del lado de Madrid esta vez. La comunidad estará cerrada este puente... a su manera. A la manera de Ayuso en realidad. El equip...
La mañana de este viernes empezó con una sonrisa de oreja a oreja. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, salió feliz a un acto en el edificio central de la Puerta del Sol. Era el día después de un pequeño triunfo político. Había logrado ganar el pulso a Pedro Sánchez. El choque de trenes entre ambas Administraciones cayó del lado de Madrid esta vez. La comunidad estará cerrada este puente... a su manera. A la manera de Ayuso en realidad. El equipo de la presidenta ha vuelto a ejecutar una triquiñuela política ―y mediática— sobre un limbo jurídico. Han vencido. Si el decreto de alarma dice expresamente que las comunidades pueden cerrar, pero siempre y cuando sean siete días ―y todas las regiones así lo han aplicado— para Madrid la suma es distinta. Se cerrará tres días ahora y cuatro la semana que viene.
La presidenta, con cierta sorna, agradeció a Sánchez este gesto: “Parecía que era imposible [cerrar por días], pero hablé con el presidente y lo único que puedo hacer es darle las gracias por haber accedido a ello”. A continuación, entregó las armas. "Aquí no ha habido ninguna guerra. Esto es una defensa de la política sanitaria”. Todo iba viento en popa. Es decir, que se avecinaba un terremoto en la Comunidad de Madrid. Así fue. Y casi a la misma hora.
El consejero de Transportes de la Comunidad, Ángel Garrido, había citado a los medios en otro punto de la capital. Con el tono muy serio se mostró muy crítico con la decisión de Ayuso. “Esto no se debe producir”, observó, “para un anuncio tan importante como [el de cerrar Madrid] se tenía que haber avisado al vicepresidente”. Garrido acababa de dar una noticia.
En Ciudadanos, la otra ala del Gobierno, se enteraron por la prensa de esta decisión. Y continuó con fuerza con su crítica: “Nosotros lo hemos dicho con toda claridad. Somos partidarios de no hacer estos movimientos que confunden al ciudadano. Decirle a un ciudadano de Madrid hasta el viernes no sé qué, el martes otra cosa distinta, pero luego el viernes comenzará algo… Yo creo que lo confunde y no ayuda a combatir con eficacia la pandemia. Hay que dar mensajes nítidos y claros. Hay ciudadanos de Madrid que no saben lo que tienen que hacer ni hasta qué día”. El maremoto produjo el tsunami.
Garrido ha sido el primer miembro del Ejecutivo en dar un puñetazo encima de la mesa y de manera pública. “En Ciudadanos seguimos apostando por medidas contundentes que están aplicando el resto de países y, sobre todo, por dar certidumbre a los ciudadanos”. Después, quiso restarle importancia a las palabras. “Somos un Gobierno que estamos de acuerdo en lo esencial, pero en otras cosas hay discrepancias”. Sobre todo en los Consejos de Gobierno de los miércoles.
Por Ciudadanos, la voz cantante la suele llevar él mismo. Garrido fue presidente de la Comunidad por el PP tras la dimisión de Cristina Cifuentes. No toleró la designación de Pablo Casado. No le gustó nada que el líder de los populares designara a Ayuso como candidata para la Comunidad y que a él lo encajase en las listas de Bruselas, lejos de Madrid. De talante moderado, Garrido no dio entonces ningún grito en los medios de comunicación. Su portazo de indignación fue echarse en brazos del equipo de Ciudadanos un mes antes de las elecciones autonómicas. Sus palabras siempre son un termómetro para medir la tensión en el Gobierno. “Pediría liderazgo desde la moderación; lo otro es caudillismo”, dijo este año en una entrevista con EL PAÍS.
Fuentes de Ciudadanos también aseguraron este jueves que el vicepresidente Ignacio Aguado presionó a la presidenta para cerrar Madrid hasta el 9 de noviembre, como el resto de regiones. Nada de divisiones en días. “No estamos para ocurrencias ni para relaciones epistolares de última hora. Hacen falta más liderazgo y menos confrontación artificial. No es momento de juegos políticos, ni de absurdas maniobras victimistas como la que vimos [en el acto de Ayuso con los tres presidentes autonómicos]”.
Ayuso, que todavía no se ha pronunciado sobre las palabras de su consejero de Transportes, insistió en defender su plan durante su acto matutino. “Nosotros lo que hemos hecho es defender lo que creemos que es bueno para Madrid. Nos dedicamos a la gestión. Los confinamientos, cuanto más pequeños, funcionan mejor. Todos queríamos llegar a un acuerdo. En la reunión con los presidentes autonómicos les manifesté que yo era contraria a cerrar porque no hay ningún estudio que demuestre que esto funcione". Así fue, pero también dijo que cerraría la región hasta el 9 de noviembre y rompió el acuerdo. “A partir de hora”, insistió la presidenta este mediodía, "las comunidades saben si pueden cerrar por uno o por dos días. Siempre seré defensora de las políticas quirúrgicas. No podemos enfrentar salud y economía”. Pero sí a su Ejecutivo.
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