La experiencia personal de un repartidor: “Entregas el paquete y una sensación extraña te invade”

Luis Ávila agradece cada mensaje de ánimo que recibe en algunos repartos

Luis Ávila, repartidor de Amazon Flex, en el polígono industrial Los Olivos, en Getafe.DAVID EXPÓSITO
Luis Ávila
Madrid -

Mi nombre, Luis, madrileño de nacimiento, cargando ya 59 años en mi espalda y desde hace dos, trabajando como repartidor autónomo en el programa AmazonFlex.

Me gusta mi trabajo. Me gusta relacionarme con la gente y saber que desde el más “peque”, hasta el adulto, te espera ilusionado por ese juguete, libro, móvil... que ha comprado en la web. Como bien reza en el lema de la compañía, "repartir sonrisas”.

Pero maldito día en el que comenzó todo este tormento. La ilusión por ese móvil, se transforma en la necesidad de ese desinfectante, guante, mascarilla. A esa “sonrisa” se le ha ...

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Mi nombre, Luis, madrileño de nacimiento, cargando ya 59 años en mi espalda y desde hace dos, trabajando como repartidor autónomo en el programa AmazonFlex.

Me gusta mi trabajo. Me gusta relacionarme con la gente y saber que desde el más “peque”, hasta el adulto, te espera ilusionado por ese juguete, libro, móvil... que ha comprado en la web. Como bien reza en el lema de la compañía, "repartir sonrisas”.

Pero maldito día en el que comenzó todo este tormento. La ilusión por ese móvil, se transforma en la necesidad de ese desinfectante, guante, mascarilla. A esa “sonrisa” se le ha unido un asomo de lágrimas. Es, como si en ti vieran a una especie de “angel salvador”. Entregas el paquete y una sensación extraña te invade.

“¿Cómo estas?”, “¿No tienes miedo?”, ¡Cuídate mucho! son palabras de agradecimiento que recibes estos días.

Me viene a la mente la tarde en que una SEÑORA me entrega una mandarina, muy bien envuelta en una servilleta de papel, diciéndome: “Toma hijo, la he lavado muy bien, cómetela mientras descansas en tu furgoneta y ten mucho cuidado”.

Vuelves a la “furgo”, cabalgas solitario por Cea Bermúdez, Islas Filipinas... Sigues tu ruta. “Desgraciadamente”, no tienes problemas para aparcar. Así, entrega tras entrega. Finalizas.

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La sensación de tristeza que llevas hace que antes de regresar a tu casa, te quedes en tu “burra” unos minutos mirando a través del parabrisas. No reconoces “tus calles”, solitarias, sin vida. Son las 8 de la tarde, oscureciendo y lloviznando. Se divisa el Clínico San Carlos. La policía enciende los rotativos y sirenas de sus coches patrulla. Homenajean a los sanitarios. No puedes contener las lágrimas.

Respiro con fuerza e intento aliviar la congoja. Inmediatamente, por el grupo de WhatsApp, preguntas a tus compis cómo les ha ido la ruta. Somos una pequeña cuadrilla muy comprometidos con nuestro trabajo que echamos de menos nuestro café con churro (volverán esos días, seguro) antes de comenzar nuestra ruta mañanera. Así de simple es nuestra composición, éramos divertidos.

No sé hasta qué punto, nuestra labor pueda ser más o menos necesaria o importante, pero, en tanto en cuanto, creamos que el contenido de ese paquete que entregamos, pudiera en la medida de lo posible, aliviar el confinamiento, satisfacer una necesidad o simplemente dibujar una sonrisa, con las debidas precauciones, seguiremos repartiendo.

Si con este granito de arena, contribuimos a derrotar a nuestro enemigo, nos damos por satisfechos. Contad con nosotros.

Espero que a los repartidos como yo Amazon nos permita seguir luchando. ¡Ánimo! ¡Esta guerra la vamos a ganar". Y la consigna de nuestra cuadrilla: ¡Que la fuerza nos acompañe".

Luis Ávila es repartidor de Amazon Flex

Esta tribuna pertenece a la serie La Experiencia Personal, que EL PAÍS Madrid publica a diario durante el estado de alarma por coronavirus. Puedes leer aquí la experiencia personal de Ana Corroto (El Día del Libro no será como siempre, pero lo necesitamos más que nunca), Ignacio Bazarra (Los ángeles existen, pero con gafas de buceo), Sofía Thys (Estamos hechos un lío), Candela Manjón (La experiencia personal de compartir piso, balcón y aplausos durante el confinamiento), Mateo G.V. (Cuando salga voy a salir corriendo a la montaña) Quique Villalobos (El poder de hacer barrio), Carlos González (Anestesia contra el miedo), Tábata Cerezo (La razón por la que estamos encerrados), Celia Blanco (Funeral Malasañero), Nacho Martínez (El cumpleaños de Charo se canta en el patio de luces), Esther Arroyo (“Liberar espacio: a mi abuela de 93 años la sacan de paliativos”), de Miguel del Arco (¿Cómo estar tranquilo cuando sabes que tienes una plantilla?), de Mariah Oliver (“Dos meses sin cobrar el sueldo”), de Victoria Torres (La tribu se pone en marcha) o de Juan José Mateo (Ojo, que tiene 38º).

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