PSOE y Junts preparan una reunión en Suiza para la próxima semana para buscar una salida

El PSOE y Junts ya están trabajando Iara intentar resolver la situación creada tras el portazo con sordina que este viernes ha planteado Carles Puigdemont a Pedro Sánchez. El presidente de Junts per Catalunya ha manifestado que a partir de hoy suspende “las negociaciones sectoriales” con el PSOE. No es un adiós, pero sí un hasta luego, porque según el expresidente catalán las dos partes no tienen nada más que hablar hasta que se convoque ...

El PSOE y Junts ya están trabajando Iara intentar resolver la situación creada tras el portazo con sordina que este viernes ha planteado Carles Puigdemont a Pedro Sánchez. El presidente de Junts per Catalunya ha manifestado que a partir de hoy suspende “las negociaciones sectoriales” con el PSOE. No es un adiós, pero sí un hasta luego, porque según el expresidente catalán las dos partes no tienen nada más que hablar hasta que se convoque una reunión extraordinaria en Suiza, con el verificador internacional, a fin de valorar qué grado de cumplimiento se ha alcanzado en el acuerdo entre Junts y PSOE que propició la investidura de Sánchez en noviembre de 2023. Y eso es precisamente lo que se está fraguando ya para buscar una salida. No será inmediata, durante este fin de semana, en el que el secretario de organización del PSOE está concentrado en varios congresos regionales, pero fuentes de la negociación sí apuntan que podría cerrarse para esta próxima semana.

La cita ya tocaba, porque se ha hecho una cada mes desde el pacto de investidura, y la última, que fue muy mal, según ambos partidos, llegó en diciembre. Cerdán se verá presumiblemente con Puigdemont, Jordi Turull y Miriam Nogueras en Ginebra con la presencia del mediador internacional pactado, el formato habitual. La semana que viene Sánchez también estará en Suiza, por la cumbre de Davos, pero no está previsto que participe en este encuentro. La reunión entre los líderes está encima de la mesa, no en Suiza sino en Bruselas, pero de momento no parece inminente porque la situación política no lo favorece, ya que esta debería llegar en un momento de cierre de acuerdos, en especial de Presupuestos.

“Vale la pena que se entienda la gravedad y la seriedad de la situación”, ha dicho. El Gobierno ha evitado ir al choque y fuentes del Ejecutivo tratan de rebajar la situación, creen que al final la comparecencia demuestra que hace falta más negociación —por eso se pide una cita en Suiza— y los canales siguen abiertos, así que habrá que insistir aunque sí son conscientes de que los Presupuestos se alejan y cada vez se complica más lograr el apoyo de Junts para las próximas reformas.

La comparecencia de Puigdemont ha servido para escenificar su respuesta a la congelación, este jueves en la Mesa del Congreso, de la tramitación de la cuestión de confianza contra Sánchez. “La decisión ha sido no tomar ninguna decisión”, ha criticado, al tiempo que ha insistido en “la necesidad de recomponer la confianza” entre las dos partes.

Más allá de subrayar que es inviable un acuerdo para aprobar los Presupuestos, Puigdemont no ha querido entrar en detalles sobre a qué carpetas afectan las “negociaciones sectoriales”, aunque ha dicho que son temas fundamentales para la estabilidad de la legislatura: “Si el PSOE nos propone hablar mañana de Presupuestos, diremos que no. Si propone que convalidemos un decreto de ley aprobado por el Consejo de Ministros, diremos que no”, ha replicado a una pregunta sobre qué asuntos frenará la suspensión de las negociaciones.

Desde el otro lado, el Gobierno ha optado por evitar el choque directo con Puigdemont y mantener los puentes y las puertas abiertas a la negociación. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha tratado de reducir la tensión que reflejaba el líder de Junts y ha invitado a todos los grupos a seguir negociando. “Tenemos un Congreso plural, que es lo que han votado los españoles, y la seña de identidad del Gobierno es el diálogo”, ha explicado el ministro. “Dialogamos con todos, y cumplimos nuestros acuerdos”, ha insistido como mensaje a Puigdemont, que les acusa de no cumplir. “En el caso de Junts, algunos de esos acuerdos ya están en el BOE, otros en vías de tramitación y otros en negociación. El Gobierno cumple los acuerdos que firma. Y cuando hay discrepancias, que las hay, lo resolvemos con diálogo y esfuerzo para encontrar acuerdos”, ha rematado el ministro, que ha invitado a todos los grupos que suelen apoyar al Ejecutivo, incluido Junts, a seguir trabajando en más acuerdo para aprovechar el buen momento de la economía española con casi 22 millones de afiliados a la seguridad social y un crecimiento muy por encima de la media europea.

Distintas fuentes del Gobierno consultadas señalan que la comparecencia de Puigdemont está más o menos dentro de lo previsto, con el mismo tono duro que tiene desde diciembre, pero con los puentes aún sin romperse y con la posibilidad de buscar acuerdos puntuales siempre que se logre cerrar las carpetas pendientes, especialmente la de la transferencia de las competencias en inmigración a la Generalitat, que lleva semanas empantanada aunque en los dos sectores aseguran que solo quedan los flecos finales. En el trasfondo de todo, según interpreta el Gobierno, está el hecho de que el Tribunal Supremo ha impedido que la amnistía se aplique también a Puigdemont y este asunto no se resolverá hasta que el Tribunal Constitucional falle sobre el recurso que presentará el líder de Junts. La posibilidad de un encuentro entre Pedro Sánchez y el expresident también está encima de la mesa, aunque es probable que no se concrete si antes no se reabre la vía negociadora también para los Presupuestos, por mucho que ahora parezca muy difícil.

“Queremos que sepan que estamos en un punto final”, ha subrayado el expresidente catalán al ser preguntado sobre qué pide para salvar la relación con el PSOE. El expresident ha negado que una reunión con Sánchez esté en su hoja de peticiones. Para desencallar la situación no es necesaria esta cita cara a cara, ha asegurado, a pesar de que el presidente se ha mostrado favorable a ese encuentro en Bruselas.

Fuentes de Junts subrayan que a la cita extraordinaria en Suiza, para la que todavía no hay fecha, no van con “ningún menú” o lista de demandas concretas, sino que la crisis actual es el único punto del día en un momento de ruptura que requiere aclarar en qué dirección se quiere ir. La idea es que el mediador diga cómo ve la situación y “qué propone” ante lo que Junts no duda en calificar de crisis seria. Solo a partir de ese momento se tomaría una decisión de cuál será el siguiente paso. Eso sí, acotan las fuentes, es fundamental que el PSOE vuelva al espíritu del acuerdo de Bruselas que “ha dinamitado”, tanto por “incumplimiento” de sus puntos como por una “narrativa incompatible” en Cataluña, donde el Gobierno socialista de Salvador Illa asegura una vuelta a la normalidad que los independentistas, consideran, choca con la realidad reconocida en el acuerdo alcanzado en 2023 en Bruselas.

Puigdemont ha reconocido que tensar ahora la cuerda con el PSOE es una “apuesta arriesgada”, con un coste político “evidente”, además de personal en momentos en que tanto él como su exconseller y eurodiputado electo Toni Comín, siguen en Bruselas por no haber podido beneficiarse todavía de la ley de amnistía que formó parte de los acuerdos de Bruselas. Pero ha subrayado que su situación personal “no ha condicionado nunca” la agenda política y que tampoco lo hará ahora.

El expresident ha convocado en Bruselas a Miriam Nogueras, portavoz del partido en el Congreso, y a Jordi Turull, secretario general de JxCat. También a otros altos cargos de la formación y personas de su confianza, caso de Josep Rius, Toni Castellà, Toni Comín, Mònica Sales, Eduard Pujol, Albert Batet y Anna Navarro. “Gracias por hacer kilómetros y venir al exilio”, ha manifestado Puigdemont al principio de su intervención. La reacción del presidente de Junts per Catalunya se produce después de la decisión que tomó la Mesa del Congreso, este jueves, de aplazar su resolución sobre si tramita o no una cuestión de confianza que ponga a prueba los apoyos de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. La congelación del fallo, por segunda vez, se entendió como una patada hacia adelante de la Mesa, controlada por el PSOE y Sumar, para darle un margen extra de tiempo al Gobierno de cara a intentar reconducir la tormentosa relación con Junts.

La ruptura con la formación independentista ha estado planeando durante días, ante la insistencia de los socialistas en que no admitirían a trámite en la Mesa la propuesta del partido de Puigdemont. El propio expresident de la Generalitat ha insistido en las últimas semanas en afirmar que el bloqueo de la tramitación supondría el “colapso” de la legislatura, en alusión a que implicaría un corte total de la línea que conecta a Junts con el Gobierno. La relación entre las dos partes no ha sido nunca óptima, pero Junts sostiene que bloquear, de saque, la tramitación de la cuestión de confianza marca un punto de no retorno y le supondría al Gobierno no poder contar más con los siete votos de Junts en el Congreso. En un acto en Barcelona el martes, Jordi Turull, secretario general de JxCat, avisó de consecuencias “que no le gustarán al PSOE”.

Tras reunirse este jueves con Oriol Junqueras en Waterloo, Puigdemont ha mantenido este viernes en Bruselas un encuentro con la cúpula de su partido para comunicar qué estrategia tiene que adoptar la formación de ahora en adelante.