La ANC y una exconsejera de Puigdemont pugnan por captar al independentismo contrario a la amnistía

La entidad germen de las protestas de la Diada pregunta a sus afiliados si quieren que se presente a las elecciones para “hacer efectiva la independencia”

Una imagen de la última manifestación de la Diada, el pasado 11 de septiembre.Enric Fontcuberta (EFE)

Politólogos y analistas electorales que ejercen en Cataluña llevan más de medio año barruntando dónde han ido a parar los casi 700.000 votos que perdió el independentismo en las elecciones generales del 23 de julio. ERC, Junts y la CUP sumaron en conjunto unos 920.000 apoyos, el 27% del total. Una cifra que contrasta con los 1,6 millones de votos que ese mismo bloque logró en las generales de 2019. El ...

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Politólogos y analistas electorales que ejercen en Cataluña llevan más de medio año barruntando dónde han ido a parar los casi 700.000 votos que perdió el independentismo en las elecciones generales del 23 de julio. ERC, Junts y la CUP sumaron en conjunto unos 920.000 apoyos, el 27% del total. Una cifra que contrasta con los 1,6 millones de votos que ese mismo bloque logró en las generales de 2019. El aparente desgaste que sufre la fórmula separatista no es un elemento disuasorio para frenar la llegada de propuestas políticas que tratan de arañar votos a base de enarbolar la estelada y apelar a una hipotética república catalana. Los sectores más exaltados del independentismo alegan que la ley de amnistía es el último capítulo de la rendición de los partidos tradicionales, a los que acusan de haber desatendido conceptos como la vía unilateral para conseguir la independencia y la confrontación con el Estado.

El giro que ha dado Carles Puigdemont, cómodo ahora en la negociación con el Gobierno, se pone como ejemplo de la pérdida de referentes que sufre una facción del independentismo que siente más preferencia por el choque que por la conciliación. Una de las últimas en sumarse a la refriega es Clara Ponsatí, exconsejera del Govern de Puigdemont y eurodiputada de Junts per Catalunya, que se marchó de España en 2017 para evitar ser juzgada y regresó en marzo de 2023, después de que el Gobierno eliminara del Código Penal el delito de sedición por el que estaba procesada. También la Assemblea Nacional Catalana (ANC) está en pleno proceso de debate interno para decidir si presentan lo que han llamado “lista cívica por la independencia”, que viene a ser una candidatura separatista compuesta por personas desvinculadas de los partidos convencionales. Todo ello a la espera de que la ultraderecha independentista de Aliança Catalana, que ya gobierna en Ripoll, pueda formalizar su salto al Parlament.

Según el Centre d’Estudios d’Opinió (el equivalente al CIS catalán) los catalanes partidarios de una separación unilateral de España no superan el 10%. Coincidiendo con ese estado de ánimo, las formaciones independentistas han optado por marcar distancias con las posturas más radicales, lo que ha abierto la puerta a nuevos actores con ganas de pescar en el desencanto. “La amnistía es un intercambio de presos . Nos quedamos prisioneros en España a cambio de que aquellos que la han negociado puedan volver al barrizal de corruptelas de antes”, ha publicado en las redes sociales Jordi Graupera, colaborador de Clara Ponsatí en un nuevo proyecto político que se denomina Alhora (A la vez) y que defiende que “el país necesita un cambio”. A ellos hay que sumarles las maniobras de la ANC para organizarse como una alternativa electoral o el salto de escala que ansía la ultraderecha identitaria.

Los efectos que pueda tener en las urnas la proliferación de actores independentistas se conocerán cuando llegue la hora de hacer el recuento de los votos, pero, por lo pronto, la fragmentación pone en jaque la mayoría independentista del 52% en el Parlament. La cifra, que suma a los diputados de Junts, ERC y la CUP fue, durante un tiempo previo a las refriegas entre partidos, motivo de reivindicación y lucimiento por parte del independentismo.

“Yo he estado en el otro lado, en el lado de los que dicen proponer algo diferente a los partidos tradicionales, y la expectativa siempre es más alta de lo que realmente acaba sucediendo”, manifiesta Joan Canadell, diputado de Junts per Catalunya. Canadell formó parte de Reagrupament, una corriente del independentismo, en la que también participó Quim Torra, y que era muy crítica con la estrategia de ERC. Reagrupament tuvo un final poco lucido. “Se podría pensar que este tipo de propuestas, a quien más perjudica ahora es a Junts, porque aquellos que votan a Esquerra ya saben que no es un partido que trabaja con la intención de proclamar la independencia mañana”, añade. “Veremos qué efecto tiene. Si sirve para recuperar abstencionistas, bienvenido sea”, manifiesta el diputado de JxCat.

La dirección de Esquerra considera difícil el éxito de estas propuestas que pretenden ser alternativas a los partidos. “Cuesta creer que más allá de las redes sociales o de las tertulias puedan tener alguna acogida, como mucho van a fragmentar el voto”, apunta una fuente próxima a la jefatura de los republicanos. ERC sí sigue con atención desde hace tiempo la evolución que pueda tener Aliança Catalana de Sílvia Orriols: “Ya aparece en las encuestas”.

La ANC, germen de las multitudinarias manifestaciones ciudadanas de la Diada, también se postula para dar el salto a la política institucional. De hecho, la dirección actual promueve la apuesta electoral de la ANC, tratando de pescar en el caladero de votos que existe por la frustración que sienten las bases independentistas y el desapego hacia ERC, Junts o la CUP. Sin embargo, dentro de la propia entidad hay una corriente crítica que pone en duda que sea conveniente concurrir a las elecciones. El cantautor Lluís Llach ha anunciado su intención de ocupar un puesto en la dirección de la ANC para frenar la apuesta electoral. La última palabra la tienen los afiliados, que hasta el próximo 14 de marzo pueden participar en una consulta con una pregunta explícita: “¿Estás de acuerdo con que la Assemblea impulse la lista cívica por la independencia en las próximas elecciones al Parlament, con el objetivo de hacer efectiva la independencia?”.

Turull cree que el regreso de Puigdemont será un relanzamiento del 'procés'

EFE

El secretario general de JxCat, Jordi Turull, ve el retorno del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, en aplicación de la futura ley de amnistía, como "el relanzamiento del proceso independentista". En una entrevista que publica este domingo el diario Ara, Turull considera que el regreso de Puigdemont será un acontecimiento que se debe "aprovechar" no como un acto de partido, sino que supondrá "la victoria de la persistencia".

El calendario que prevé el dirigente de JxCat apunta a un posible regreso a partir de junio, ya que la semana que viene está previsto a probar la ley en el Congreso, el PP, calcula Turull, retrasará el texto dos meses en el Senado, a mediados de mayo se podría aprobar en el Congreso, y prevé que transcurrirán otros dos meses para que los jueces apliquen la ley de amnistía.

Si se aplica la ley, Puigdemont podría regresar en junio porque "las órdenes de detención deben decaer", aunque Turull apunta que "presienten" cuestiones prejudiciales o de constitucionalidad que podrían alterar el calendario. La futura ley de amnistía no es en su opinión "una ley de punto final" sino que vuelve a situar la resolución del conflicto catalán en el ámbito de la política y el secretario general de Junts apuesta por rehacer la unidad de acción del independentismo "para que haya este relanzamiento".

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