Puigdemont asegura que no busca “salidas personales” y llama a “pensar en el país” en la negociación para la investidura
El expresidente catalán reaparece en Francia en su primer viaje fuera de Bélgica desde que perdió la inmunidad parlamentaria
El expresidente catalán Carles Puigdemont, huido de la justicia tras la organización del referéndum del 1 de octubre de 2017, se ha desplazado este lunes a la localidad de Prada de Conflent, sur de Francia, para participar en un acto de homenaje al músico Pau Casals. La ...
El expresidente catalán Carles Puigdemont, huido de la justicia tras la organización del referéndum del 1 de octubre de 2017, se ha desplazado este lunes a la localidad de Prada de Conflent, sur de Francia, para participar en un acto de homenaje al músico Pau Casals. La visita planteaba incertidumbres porque se trataba del primer viaje lejos de Bélgica del expresident desde que, a principios de julio, el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) resolvió retirarle la inmunidad como eurodiputado. Pero el Tribunal Supremo aún no ha dictado una euroorden de arresto —porque la decisión del TGUE puede ser recurrida y el Supremo está a la espera de la decisión final— y por tanto Puigdemont, que se ha reservado un papel clave en el equipo de Junts que negocia el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, se ha ido de Prada con la misma parsimonia con la que llegó.
El evento sobre Pau Casals ha sido organizado por la Universitat Catalana d’Estiu (UCE), para conmemorar que hace 50 años que el violonchelista y compositor, exiliado tras la Guerra Civil, falleció. La cita ha reunido en una misma fotografía a Puigdemont, Pere Aragonès, Quim Torra, José Montilla y Jordi Pujol. Pese a la nutrida representación de expresidentes de la Generalitat —Artur Mas se ha excusado alegando que estaba de viaje—, Puigdemont ha acaparado la atención y, en varias ocasiones, el público que ha asistido al acto ha lanzado cánticos de “Puigdemont, el nostre president” (Puigdemont, nuestro presidente). Los mismos vítores se han escuchado en el momento de poner a todos los presidentes de lado para tomar la foto de grupo. Puigdemont se ha sentado al lado del socialista José Montilla y de Quim Torra. En un extremo del banco estaba Pere Aragonès. Tras el homenaje, Aragonès y los cuatro expresidents han compartido una comida durante dos horas “muy distendida y cordial”, según fuentes del Govern. Luego, Aragonès y Puigdemont se reunieron a parte para abordar en privados temas políticos, según avanzó el digital El Món.
El acto de homenaje se ha celebrado en el pequeño monasterio de Sant Miquel de Cuixà, bajo una temperatura sofocante. Puigdemont ha llegado a Prada a bordo de un vehículo oscuro con matrícula española. Iba acompañado de su esposa, Marcela Topor. Puigdemont, que no ha atendido a ninguna pregunta de la prensa, ha salpicado su intervención de reivindicaciones, incluso buscando paralelismos con el homenajeado: “Pau Casals defendió la nación de Cataluña de una manera inequívoca, expresada sin complejos”, ha dicho. Ha destacado algunos rasgos de la vida del músico, como su discurso en las Naciones Unidas en 1971, donde se definió como “catalán”, o la decisión de presentarse artísticamente como Pau, en detrimento de Pablo. “Lo hizo para señalar que desde el decreto de Nueva Planta hay un conflicto por resolver [...] Casals no buscaba una salida personal para él, sino para el país, y tenemos el deber de hacer lo mismo”, ha indicado.
Tras el homenaje, Aragonès y los cuatro expresidents han compartido durante dos horas una comida “muy distendida y cordial”, según fuentes del Govern.
Desde que está instalado en Bélgica, Puigdemont ha insistido en varias ocasiones que el desafío que plantea al Estado no pasa por encontrar “una solución personal”, sino que dice perseguir objetivos más ambiciosos. El mismo argumentario esgrime Junts ahora en la negociación con la coalición progresista para acordar la investidura de Pedro Sánchez. Las exigencias de una amnistía, dice el entorno de Puigdemont, sobrepasan la situación de huido de la justicia que afecta al expresident, y pivotan sobre la necesidad de dar respuesta a todos los afectados que tienen causas judiciales relacionadas con el procés.
El mes pasado, el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, manifestó que presentaba recurso contra la decisión judicial que le retira la inmunidad al eurodiputado de Junts. Tras conocer la resolución del TGUE, Boye decidió apelar a la instancia superior, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). El entorno del expresident ha señalado que, sobre el papel, este viaje a Francia no debía acarrear ninguna consecuencia para Puigdemont, ya que en este momento no pesa sobre él ninguna orden de detención. El magistrado Pablo Llarena comunicó que no formalizará ninguna otra orden de arresto hasta que la justicia europea no resuelva definitivamente sobre la inmunidad.
En el turno de los parlamentos, Jordi Pujol, 93 años, ha mostrado alguna dificultad para terminar su discurso, pero ha puesto de relieve que “Pau Casals fue un defensor de la catalanidad, algo que ahora está en peligro”. José Montilla, cuya subida al estrado ha ido acompañada de cánticos de “independencia”, ha evocado el compromiso antifascista de Casals, y lo ha catalogado como “un embajador de la República española” y un “defensor de la democracia”. Montilla ha recibido algunos abucheos cuando hacía referencia a la idea de dejar atrás la idea de una “España pretendidamente homogénea” para dar paso a “una España fraternal”.
Pere Aragonès, que ha sido igualmente interrumpido por gritos de “independencia” que se lanzaban desde el auditorio, ha señalado que “hay un conflicto político pendiente de resolver” entre Cataluña y el resto de España. El presidente catalán, a quien una parte del independentismo más excitado acusa de tibio y de someterse al Gobierno español, ha reclamado la “amnistía y la autodeterminación”. Sobre los motivos de su visita a Prada, Aragonès ha dicho que el de este lunes era “un acto de recuerdo a Pau Casals, pero también de afirmación nacional”.
Pau Casals, nacido en El Vendrell (Tarragona), se exilió en Prada. Llegó al municipio en 1939, y tras ocupar durante un tiempo una habitación del Grand Hotel se instaló junto a la familia del escritor Joan Alavedra en Vila Collete. Después de la entrada de las tropas alemanas en París, Casals se trasladó a Estados Unidos en 1940 y regresó a Prada en 1949, donde creó el festival de música que lleva su nombre y que desde 1950 se celebra en esta población. La Universitat Catalana d’Estiu es una iniciativa con tintes culturales y políticos que se celebra, cada verano, en Prada de Conflent, un territorio francés que el independentismo catalán reivindica como una parte de la unidad catalanista.
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