La extraña campaña de Artur Mas en Junts per Catalunya
El expresident, aún militante del PDeCAT, lleva meses dando signos de acercamiento a la formación fundada por Puigdemont
El espacio político que en su día llenó en Cataluña Convergència i Unió tiene este domingo su duelo particular en las urnas. Esta campaña, Junts (en coalición con Demócrates) y PDeCAT-Espai CiU han pugnado por el voto de orden soberanista, los unos para asegurarse el sorpasso a Esquerra Republicana; los otros, para garantizarse la supervivencia como partido político. En un orden de ideas convergente, ...
El espacio político que en su día llenó en Cataluña Convergència i Unió tiene este domingo su duelo particular en las urnas. Esta campaña, Junts (en coalición con Demócrates) y PDeCAT-Espai CiU han pugnado por el voto de orden soberanista, los unos para asegurarse el sorpasso a Esquerra Republicana; los otros, para garantizarse la supervivencia como partido político. En un orden de ideas convergente, la figura del expresident Artur Mas deviene clave para decantar indecisos. Pero el exlíder de CDC ya hace días que eligió: su carnet del PDeCAT no le ha impedido decantarse en público por la candidatura de Junts encabezada por Míriam Nogueras.
El desmarque oficial llegó el pasado 29 de junio. Mas cargó contra la decisión de su partido de concurrir al 23-J en una lista donde hay independientes como el cabeza de lista por Barcelona, el ex de Unió Roger Montañola. “No tiene demasiado sentido ir dividiendo un espacio que, cada vez que ha pasado en estos últimos tiempos, se ha demostrado que no llevaba absolutamente a ninguna parte”, argumentó. El candidato le replicó rápido: “Si algunos ciudadanos de Cataluña, incluso aquellos que ya están fuera de la política, quieren hacer política como la CUP, lo respeto. Pero no es nuestro modelo”.
Pero Mas ha ido más allá de la opinión. El pasado miércoles, compartió coloquio con Nogueras en un acto con empresarios. “Si yo fuera un madrileño o un andaluz solo podría elegir entre derecha o izquierda, entre PP o PSOE, o tal vez entre Sumar y Vox. En Cataluña tenemos que escoger una opción que defienda los intereses del país donde sean, delante de quien sea”. Junts niega cualquier posibilidad de pacto mientras que el PDeCAT incluso se abre a acuerdos con Alberto Núñez Feijóo si no está Vox de por medio.
Las elecciones del domingo reviven un contencioso pendiente en los convergentes. La repetición electoral de las generales de 2019 implicó el último acto de unidad impostada en el seno del PDeCAT. Para entonces, el partido estaba dividido entre quienes defendían darle todo el control al expresident Carles Puigdemont o quienes pedían una vuelta a la vía pragmática de la formación que en 2016 se había fundado sobre las cenizas de Convergència. La lista con que se concurrió a esos comicios imbricaba ambas almas y obtuvo ocho escaños. En el mismo grupo convivían la apuesta por la confrontación sin tregua de Laura Borràs con el espíritu pactista de Ferran Bel.
En julio del año siguiente, cuando finalmente el expresident ya en rebeldía en Bruselas decide montar un partido propio, el grupo parlamentario se dividió en dos: Junts y PDeCAT. Mas siempre estuvo en contra de la escisión del heredero directo de Convergència y, de cara a enviar un mensaje de unidad, mantuvo su afiliación, como también lo hizo, hasta octubre pasado, el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias. “No quiero acabar mi trayectoria política avalando una separación”, dijo en una rueda de prensa el propio Mas cuando anunció que no se iría a Junts.
Después, en 2021, apoyó la candidatura de Àngels Chacón a la presidencia de la Generalitat en las autonómicas aunque, posteriormente, se desmarcó de la exconsejera cuando quiso liderar otro espacio, Centrem. Unas decisiones y apariciones públicas que alternaba, tras bambalinas, con negociaciones con la cúpula de Junts, con alguna visita a Waterloo incluida. En su entorno aceptan que el expresidente sigue sintiendo “una responsabilidad” por rehacer la unidad del espacio convergente y explican así sus medidas intervenciones que, recuerdan, siempre buscan “que sume todo el espacio”.
En esa idea se inscribe su decisión de participar en la campaña de las pasadas elecciones municipales, eso si, siempre apoyando a listas que fueran fruto de la coalición entre Junts y el PDeCAT. Barcelona, con Xavier Trias en el cartel, o Vilassar de Mar (Barcelona) son dos ejemplos. La falta de acuerdo para ir a una lista conjunta a las generales no cayó bien en el expresident que, esta vez, sí ha sido más claro en decantarse por Junts. “Lo hace ahora porque el PDeCAT se acaba el lunes”, asegura sarcástico una voz autorizada de Junts.
La lista que lidera Montañola tiene pocas posibilidades de lograr representación el domingo y, de hacerlo, Mas seguramente tendría que verse en la tesitura de consumar su apuesta por Junts que, pese al fracaso de la operación de reconquistar la alcaldía de Barcelona con una propuesta más pragmática, quiere abrir una reflexión sobre su futuro político. Sí genera más dudas cuál sea el futuro político del expresident. Al igual que Trias, Mas ha negado en repetidas ocasiones que su deseo sea volver a la primera línea, después de estar inhabilitado por la celebración del 9-N. “Como Trias, me siento víctima de ese Estado que permite que haya un Estado paralelo que intenta destruir a personas, familias e ideas. Y eso me interpela, pero no hasta el punto de volver a la primera línea de la escena política”, aseguró en una entrevista a este diario el año pasado. La duda es si cambia de color La Moncloa, con apoyo de la ultraderecha, lo haría.
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