Pere Aragonès, a contra reloj para encontrar consejeras y evitar el vacío de poder
Esquerra bucea en el espacio de En Comú Podem y en el sector catalanista del PSC para recomponer el Govern y garantizar la paridad
La salida de Junts del Gobierno catalán supone una pirueta sin red para el Ejecutivo que comanda Pere Aragonès y deja a Esquerra con un apoyo escaso en el Parlament: 33 diputados de 135 escaños. Nunca antes un presidente de la Generalitat se había encontrado tan aislado en el puesto de mando. La ruptura de la coalición independentista acelera la necesidad de encontrar recambios con premura para evitar un vacío de poder en la Generalitat.
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La salida de Junts del Gobierno catalán supone una pirueta sin red para el Ejecutivo que comanda Pere Aragonès y deja a Esquerra con un apoyo escaso en el Parlament: 33 diputados de 135 escaños. Nunca antes un presidente de la Generalitat se había encontrado tan aislado en el puesto de mando. La ruptura de la coalición independentista acelera la necesidad de encontrar recambios con premura para evitar un vacío de poder en la Generalitat.
Aragonès recuperó el viernes por la noche el concepto “celeridad”. Ya lo había usado hace días para pedirle a su socio que no remoloneara sobre su permanencia en el Govern, y explicó que la remodelación del Ejecutivo será inminente. No dio detalles acerca de las nuevas incorporaciones, pero avanzó que contará con perfiles que representen “los consensos del 80% del país”, en lo que pareció un guiño a formaciones como En Comú Podem, partidaria del derecho a decidir, y a figuras vinculadas al sector más catalanista del socialismo. El presidente catalán ya cuenta en su equipo con perfiles heterodoxos, como el consejero de Interior Joan Ignasi Elena, antiguo miembro del PSC.
Reveló que sus primeros sondeos se han centrado en “personas comprometidas, con voluntad transformadora y dispuestas a dar un paso adelante”, y no ahorró reproches contra Junts: “A la ciudadanía no se la sirve abandonando responsabilidades”. Los consejeros salientes comunicaron ayer viernes su renuncia.
Los miembros de Junts partidarios de romper la alianza con los republicanos llevaban días avisando de la amenaza que se cernía sobre Aragonès. “Primero le abandonó la CUP y ahora nos vamos a ir nosotros”. Laura Borràs atacó directamente al president en su intervención del viernes por la noche: “Junts gana y Aragonès pierde”.
Formalizado el divorcio, Esquerra señala que cuenta con los repuestos necesarios para paliar la marcha de los siete consejeros de Junts y que la sustitución se hará sin tardanza. El presidente catalán ha gestionado personalmente la crisis de gobierno y la búsqueda de relevos, poniéndose al frente de un Gabinete donde también figuraban Oriol Junqueras, Josep Maria Jové y la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà. También ha dado el visto bueno Marta Rovira, secretaria general del partido, que huyó a Suiza tras el referéndum del 1-O. La prioridad es encontrar reservas dentro de las filas del partido, pero hay “mano tendida” para incorporar a personas vinculadas a otras formaciones y sumar algún fichaje independiente. Para garantizar la paridad será menester nombrar como mínimo a cuatro mujeres, con efecto de equilibrar la cuota femenina que aportaba Junts al Govern.
Tras la salida de los de Borràs, Aragonès impuso a sus colaboradores mostrar sosiego: “Tenemos todos los escenarios previstos”, se repetía reiteradamente desde los puestos de control de la Generalitat, ante la incertidumbre desencadenada por el resultado de la consulta posconvergente. El president pasó las horas previas al escrutinio visitando una cooperativa que fabrica yogures en Olot y, por la tarde, se encerró en su despacho de la plaza Sant Jaume para diseñar la respuesta a la partida del socio en el Gobierno.
Fuentes de Esquerra negaron improvisación alguna. Apuntaron que, tan pronto como trascendió que Junts iba a dejar en manos de sus bases la supervivencia de la coalición, Aragonès, Junqueras, Rovira y Vilagrà empezaron a elaborar listas de futuribles. Han sido 10 días de contactos discretos. “Todo se ha hecho de manera muy hermética”, relataba el viernes un colaborador cercano de Aragonès.
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