La pandemia recortó más de un 5% los ingresos de los barceloneses

La crisis por la covid disparó en más de 100.000 las personas en riesgo de pobreza

Colas en la oficina de Servicios Sociales del barrio del Raval de Barcelona durante la crisis del coronavirus.Quique García (EFE)

El impacto de la pandemia y la crisis social y económica que ha dejado a su paso tuvo consecuencias en la renta de los ciudadanos de Barcelona y su área en 2020. Y sobre todo en los perfiles que ya eran más vulnerables. La renta media cayó más de un 5% (entre un 5,4% y un 6,3%, pero hasta un 10,2% en los hogares donde ya era menor), según un informe provision...

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El impacto de la pandemia y la crisis social y económica que ha dejado a su paso tuvo consecuencias en la renta de los ciudadanos de Barcelona y su área en 2020. Y sobre todo en los perfiles que ya eran más vulnerables. La renta media cayó más de un 5% (entre un 5,4% y un 6,3%, pero hasta un 10,2% en los hogares donde ya era menor), según un informe provisional publicado por el área de cohesión social y urbana del Instituto de Estudios Metropolitanos y Regionales de Barcelona (IERMB). Así, la renta anual neta media de los hogares metropolitanos se situaría entre 32.876 euros y 32.564 euros.

El IERMB publicó hace un año un informe preliminar con datos hasta el tercer trimestre de 2020, en el que estimaba una caída de la renta del 7%. Pero el inicio de la recuperación de la actividad económica a finales del año 2020 provocó una ligera mejora que mitigó el descenso hasta situarlo en las cifras publicadas ahora, explica Sergio Porcel, responsable del área de cohesión social y urbana y coautor del informe.

El estudio apunta cifras preocupantes sobre el aumento de la pobreza y la desigualdad, en línea con los publicados en los últimos meses o semanas por otras organizaciones o por las entidades que atienden a familias en riesgo de exclusión.

El IERMB alerta de que la desigualdad entre la población de los 36 municipios que suman Barcelona y su entorno ha aumentado más de un 2,5% (el coeficiente de Gini se sitúa entre 0,329 y 0,330). Y hay entre 104.000 y 146.000 personas más en riesgo de pobreza que antes de la pandemia (entre el 23,2% y el 24,5%). Un riesgo que impacta sobre los perfiles que ya sufrían mayores índices de precariedad: niños (con un riesgo de pobreza infantil superior al 30%, que Porcel tacha de “intolerable”), jóvenes y población de origen migrante (superior al 45%). El informe también estima un aumento del 3% en la población en situación de riesgo de pobreza más severa, que sitúa en el 12%. La pobreza extrema (ciudadanos cuya renta es inferior al 30% de la mediana) estaría en el 6,6%.

Las cifras del informe del IERMB son estimaciones basadas en datos publicados de la Encuesta de Población Activa (EPA) y en el Ministerio de Seguridad Social (en registros administrativos de prestaciones o expedientes de regulación de empleo). Para cada uno de los indicadores el estudio contempla dos escenarios: uno más optimista y otro más pesimista. El primer escenario considera solo a las personas en paro que buscan empleo que proporciona la EPA. El segundo escenario añade a las personas que ya no buscan trabajo. Los datos preliminares tienen por objetivo aportar información de la situación a las administraciones en los dos años que tardan en publicarse las cifras oficiales de renta.

Déficits estructurales

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“La sociedad metropolitana se ha visto obligada a encarar esta nueva recesión en un momento delicado, cuando todavía no se había recuperado de la anterior” señala el informe. Porcel destaca que el impacto de la crisis derivada de la pandemia “es desigual en la estructura social: es la población más vulnerable quien pierde ingresos con mayor intensidad y donde más aumenta el riesgo de pobreza”. Por el contrario, “la población autóctona, la clase media (directivos y profesionales), las intermedias y los autónomos, y la población en edad de jubilación”, han sido los perfiles menos afectados.

El investigador apunta que la situación en 2021 habrá mejorado por la recuperación del empleo, pero alerta de la situación estructural. “Todo indica que la crisis evolucionará en forma de V, con una rápida recuperación, pero queremos señalar que, más allá de los efectos coyunturales de la crisis, el aumento de pobres y la intensidad de la pobreza en los colectivos más vulnerables, la pandemia ha mostrado los déficits estructurales de nuestro sistema”, afirma Porcel. Y añade: “Hay un elemento que es la precariedad laboral que ha impedido que la población más vulnerable no se pueda proteger porque queda fuera de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y sufre especialmente porque tiene muchas dificultades para generar derechos de protección social”.

03/11/2020 - Barcelona - Reparto de comida de Caritas en el barrio del Eixample Izquierdo. En la imagen los voluntarios de Caritas preparan los lotes con la comida para los usuarios. Foto: Massimiliano MinocriMASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

195.000 personas solicitaron ayudas para comer en Barcelona

Al informe sobre las rentas metropolitanas del IERMB se ha sumado en las últimas semanas otro elaborado por la Red por el derecho a una alimentación adecuada (XDAA según sus siglas en catalán) a partir de datos de los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Cruz Roja, el Banco de Alimentos y Caritas.

El estudio La crisis alimentaria y la respuesta de Barcelona revela que casi 200.000 personas necesitaron ayuda para comer en la ciudad durante el año 2020. La entrega de alimentos frescos se más que dobló (aumentó un 162%) respecto a 2019 y se atendió a casi 105.000 personas. Las ayudas monetarias (becas comedor y tarjetas comedor para familias con menores o situaciones muy precarias) aumentaron un 81% llegando a unas 95.000 personas. “El sumatorio, teniendo en cuenta ayudas en especie y monetarias, estima que se ha dado cobertura a 195.272 personas”, concluye y apunta que en 2021 y 2022 deberían “mantenerse las ayudas para no provocar un desequilibrio y calificar la oferta de alimentos y mejorar su calidad”.

Entre otras cifras llamativas, recoge que los servicios sociales distribuyeron durante el peor año de la pandemia casi un millón de comidas, que se triplicaron las tarjetas monedero o se concedieron 19 subvenciones adicionales a entidades para afrontar la emergencia. El Banco de los Alimentos recogió 6.692 toneladas de alimentos, un tercio más que en 2019. En el caso de Cruz Roja, multiplicó por 34 las solicitudes de alimentos en 2020 respecto a 2019. Y Cáritas dobló los lotes de alimento fresco entregadas y triplicó las ayudas monetarias otorgadas.

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