Del Mare Nostrum al Starlite Festival: Málaga se va de conciertos
Tras Madrid y Barcelona, esta provincia andaluza es la que más factura de España por venta de entradas y el impacto económico se dispara
Steve Aoki en Torre del Mar. Queens of the Stone Age en Fuengirola. Van Morrison en Marbella. Los Planetas, Robe o Crystal Fighters en la capital. Málag...
Steve Aoki en Torre del Mar. Queens of the Stone Age en Fuengirola. Van Morrison en Marbella. Los Planetas, Robe o Crystal Fighters en la capital. Málaga arranca esta primavera su temporada grande de conciertos con una agenda más apretada que nunca. Apenas hay hueco de mayo a septiembre en una provincia que el año pasado se situó como la tercera con mayor facturación por venta de entradas de España. Fueron 24,5 millones de euros, su mejor cifra histórica, que suponen un 72% más que en 2022 y la sitúan ya solo por detrás de Madrid y Barcelona, según los datos del Anuario de la Música 2024. “Málaga está muy fuerte”, reconoce Christopher Ortiz, director de Riff Producciones, la principal promotora musical del país. Eso sí, también hay pinchazos, como el festival Cala Mijas, una de las citas más importantes del verano malagueño cuya promotora, Last Tour, ha anunciado la cancelación de la edición de 2024 por impagos del Ayuntamiento de la localidad.
No hace tanto que los festivales de música eran para los malagueños esos eventos que se celebraban en otras ciudades. Salvo alguna cita puntual y humilde como Ojeando, ni la capital ni el resto de la Costa del Sol apostaba por ellos. Sí que había conciertos pero, salvo excepciones, los grandes nombres solían pasar de largo y, como mucho, apostaban por Sevilla para sus actuaciones en Andalucía. Hoy la situación ha cambiado de manera drástica. Hay ya previstos una decena de grandes festivales a los que se suman otros muchos más de pequeño o mediano formato por todo el territorio malagueño.
Además, Mare Nostrum Fuengirola es el ciclo de conciertos que más entradas vende —189.000 en 2023 y también lideró la clasificación en 2022— y las grandes giras nacionales tienen ya siempre una parada en el litoral malagueño. Los artistas internacionales, además, cada vez se dejan ver más por el sur. Mientras, la facturación y el impacto económico sobre el territorio se dispara en una época donde se prefiere vivir el presente y gastar el dinero en experiencias.
El malagueño Manuel Sarria recuerda bien la situación hace un par de décadas. “Me sorprendía mucho que entonces apenas hubiera conciertos aquí”, recuerda. Su carrera inició en el marketing deportivo, luego pasó a la moda de lujo, eventos para marcas, una agencia de comunicación y finalmente ha impulsado la promotora Universe Group, cuya apuesta inicial es el festival Galaxy Sound, que se celebra del 16 al 18 de mayo. “La ciudad está de moda, toda Europa mira a ella y yo quería poner mi granito de arena”, explica Sarria, quien asegura que la venta de entradas va a buen ritmo, con provincias como Guipúzcoa, Barcelona o Madrid a la cabeza.
“La gente viene a la playa, a disfrutar del clima y la música es un gran valor añadido que antes no tenían, pero ahora sí”, insiste. El evento tendrá lugar en el auditorio municipal de Málaga, con capacidad para 9.000 personas y que también acoge al Oh See! Festival una semana más tarde o el Big Sound en julio, además de conciertos de giras nacionales como la de Robe. Es el principal recinto de música en vivo en la capital, donde también triunfan la plaza de toros de la Malagueta —que acoge el 101 Festival entre mayo y julio— o Málaga Fórum, espacio de reciente creación donde se celebrará el Selvatic Fest, que traerá a Juan Luis Guerra o Juanes. Otro recinto atractivo para los promotores es el Palacio de los Deportes. Y si hace falta, se inventan nuevas ubicaciones como la que recibirá el Brisa Festival, acotando varias zonas del puerto.
Es lo que hicieron en Torre del Mar en 2015 para la primera edición del Weekend Beach Festival, donde acondicionaron el recinto ferial de la localidad. Desde entonces, ya es una de las citas más asentadas de Andalucía —este verano con nombres como Steve Aoki o Europe—, a la que acuden unos 100.000 asistentes y, según la organización, deja un impacto de seis millones de euros en la localidad.
En Fuengirola nació un año después el ciclo Mare Nostrum. Hasta entonces, el castillo de Sohail acogía los principales conciertos de la ciudad, pero con limitaciones de aforo: 2.400 personas como máximo de pie. Por eso, el Ayuntamiento decidió crear un recinto anexo a la fortaleza árabe donde instalar un gran escenario, numerosas gradas y multiplicar el aforo hasta las 18.000 personas. Si otros años han pasado por el festival nombres como Ricky Martin o Jennifer López, este tienen ya previstos una treintena de conciertos. Esperan, como otras citas, rozar el lleno o directamente llenar: para Estopa, a mediados de agosto, ya no hay entradas.
“En la Costa del Sol hay muy buenas conexiones desde España y Europa, lo que facilita las cosas para que venga gente de muchos lugares. Pero, además, de Málaga a Estepona hay en verano 1,5 millones de personas de muchas nacionalidades que son potenciales espectadores”, explica Rodrigo Romero, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Fuengirola.
“Es un sitio donde es muy fácil trabajar”, subraya Chris Ortiz, director de Riff Producciones, que destaca que Mare Nostrum es hoy uno de los ciclos de conciertos más potentes del país. Y no solo por ser el que más entradas vendió el año pasado, también por su modelo. Impulsado por el municipio, su gestión es público-privada. El consistorio pone el espacio a cambio de un porcentaje y las promotoras organizan allí sus conciertos, ahorrando costes porque tienen todo preparado y hasta comparten buena parte de las 300 personas que llegan a trabajar allí en las grandes citas.
“El impacto sobre la ciudad es de 25 millones de euros: entradas, puestos de trabajo o gasto de los visitantes en hostelería, hoteles o taxis, entre otros aspectos”, explica Romero. “A nivel económico, los festivales son muy importantes para los destinos. Y si hay muchos cercanos es bueno. Esto es como las calles con tiendas de moda: que haya más en un mismo lugar es mejor para todos”, señala Sandra García-Sanjuán, directora del Starlite Festival, que pronto abrirá su fase de contratación para encontrar el millar de trabajadores que necesita de cara a este verano. Según un estudio de la auditoría PwC, este festival deja más de 300 millones cada año en la Costa del Sol.
“Nosotros vimos una oportunidad, ha sido un gran éxito y luego más gente buscó su hueco. Pero insisto en que no somos competencia”, subraya García-Sanjuán. ¿Y no hay peligro de saturación de la oferta? “Hay tantos festivales que quizá no haya hueco para todos”, reconoce la empresaria, que cree que la clave para sobrevivir es la diferenciación. “Por eso nuestra oferta es tan completa”, explica. Y no solo lo relaciona con el ecléctico cartel —con más de 50 conciertos este verano y nombres que van de Sheryl Crow a Take That, Nick Carter o Aitana y Luis Miguel, que harán triplete— también con restaurantes, tiendas con colecciones propias y la zona de discoteca hasta la madrugada.
Pero no todo es oro. El Andalucía Big Festival by Mad Cool —en Málaga, con Muse y Jamiroquai— solo se celebró en 2022 tras conseguir una subvención de cuatro millones de euros de la Junta de Andalucía y luego desapareció del mapa festivalero. Ese año también irrumpía con fuerza el festival Cala Mijas que, tras una gran edición también en 2023, en 2024 ha cancelado. Previsto inicialmente para finales de agosto, la promotora del evento, Last Tour, anunció este viernes la cancelación por “impagos” del Ayuntamiento de Mijas. El propio Consistorio reconoció en marzo deber 1,2 millones de euros en facturas a las que la Intervención Municipal había puesto reparos.
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