El Gobierno afronta el primer gran revés del curso político tras el rechazo de las derechas a reducir la jornada laboral
El PSOE y Sumar se aferran a otras medidas de carácter social para minimizar el varapalo previsto con los votos de PP, Vox, UPN y Junts
El Gobierno del PSOE y Sumar intenta aislar, minimizar y “desdramatizar” la derrota que dan por descontada este miércoles en el Congreso del proyecto de reducir por ley en media hora diaria la jornada laboral que lleva vigente desde hace 40 años, con el mensaje de que la coalición gubernamental progresista no se detiene por ese nuevo tropiezo parlamentario que este miércoles le proporcionarán la alianza de derechas del PP, Vox, UPN y Junts. Los portavoces del Ejecutivo y sus partidos se pusieron así de acuerdo, tras discutir internamente sobre la oportunidad de aplazar la votación, en ensalzar que en el mismo pleno de esta semana saldrán adelante otras tres iniciativas de “avances sociales” pensadas para el bienestar de los ciudadanos, relacionadas con más permisos de nacimiento, la inclusión de las personas discapacitadas o la protección digital de la infancia. Y las contrapusieron a retrocesos que achacaron a propuestas del PP.
El proyecto estrella de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, líder de Sumar, que se arroga el impulso de los grandes tantos progresistas de este mandato, decaerá este miércoles, salvo un giro de guión en el último momento. Ni Díaz ni Sumar ni tampoco el PSOE renunciarán a intentarlo de nuevo en otro momento. Entre otras razones, porque han concluido que este conato para rebajar la jornada laboral instalada hace cuatro décadas de 40 horas a 37,5 a la semana es respaldado por la mayoría de la sociedad y porque los responsables del voto negativo este miércoles no han ofrecido razones de fondo a su oposición. “Hay derrotas que se ganan en la calle”, sostuvo la vicepresidenta este martes en el Congreso.
“No es un problema de contenidos, sino de voluntad política”, razonó Verónica Barbero, la portavoz de Sumar en el Congreso. Su homólogo del PSOE, Patxi López, arguyó que el muro que le ha puesto ahora a ese texto Junts, el partido de Carles Puigdemont, es por “presiones” concretas de determinados sectores de Cataluña, en alusión indirecta pero clara a las patronales catalanes, Foment del Treball y especialmente de la pequeña empresa. En el PSOE se afanaron así por “desdramatizar” ese varapalo puntual que le proporcionarán en este caso diversos partidos de la derecha en el Congreso, aparentemente tan enfrentados como PP, Vox, UPN y Junts. Lo relacionan así con sus previsibles intereses económicos y no con un objetivo más de fondo y “absoluto” como derribar al Gobierno, algo que les preocuparía mucho más.
En Junts, sin embargo, denuncian que el Gobierno central no ha negociado nada con concreción y argumentan que no es el momento para aplicar de manera “obligada y por ley” esas políticas para las pequeñas empresas catalanas con el mantra de que la economía de España sigue lastrada por una baja productividad, un alto absentismo y no la misma “cultura del esfuerzo” que atribuyen a Cataluña. La portavoz de Junts en la Cámara baja, Míriam Nogueras, desligó esa votación de otras carpetas, de la futura negociación para los Presupuestos Generales del Estado o de un giro en sus alianzas en Madrid con la derecha española.
“Esta semana no se debate solo la reducción de la jornada laboral”, fue como eligió comenzar su rueda de prensa semanal como portavoz en el Congreso el socialista López. Y luego destacó la relevancia social de otras propuestas, como la patrocinada por su partido para favorecer la inclusión laboral de las personas con discapacidad, el decreto de homologación europea para ampliar los permisos de nacimiento a 19 semanas retribuidas, 32 para las familias monoparentales y dos más flexibles hasta que los menores cumplen 18 años y, finalmente, el proyecto de ley para proteger a los menores de edad de los entornos digitales, una norma “pionera en Europa”, como presumió el dirigente socialista.
En este Parlamento actual, donde todos los partidos, de la mayoría de investidura o del bloque de oposición, se miran de reojo en cada votación, nada puede darse por seguro hasta el momento de pulsar el botón de la votación. Ese foco de imprevisión se ha puesto sobre la relevante votación de este miércoles de la reducción de la jornada laboral, que desde PSOE y Sumar se cataloga como “histórica” y beneficiosa para millones de trabajadores y sus familias, pero también se localizó unas horas este martes sobre la convalidación del Real Decreto-ley por el que se amplía el permiso de nacimiento y cuidados. El Gobierno dio por hecho esa mejora, pero el PP se reservó su voto hasta el final. Finalmente, en un consenso inusual, todos los grupos, excepto Vox que se abstuvo, sacaron adelante la medida.
En el PSOE, sin embargo, se están acostumbrando a ese abismo recurrente en muchas votaciones. En su cúpula no ocultan que habrían preferido empezar este periodo de sesiones sin esa emblemática derrota en la reducción de la jornada laboral, que el PP volverá a catapultar como otro capítulo más de su argumentario sobre que el Gobierno no gobierna ni tiene actividad legislativa alguna. Los socialistas intentaron aplazar este debate para ganar tiempo, en la Mesa, la Junta de Portavoces y hasta en la comisión correspondiente, presidida por una diputada de Sumar, pero la vicepresidenta Yolanda Díaz estaba obstinada en provocar que el asunto llegara al pleno para retratar a todo el mundo y para subrayar que su formación tiene todo el sentido de izquierdas dentro del Gobierno en su competición frontal y creciente con Podemos.
Ante esa tesitura, los partidos de la coalición asumen que la votación se perderá y verán la manera de poner a la derecha nacional y nacionalista ante el espejo de a quién perjudicarán con esa posición. López llevó esa contraposición al límite argumental: “Así se verá quién está por construir política o alimentar la antipolítica”. En el PP y Vox no asumen disfrutar ahora de ninguna alianza sustancial con Junts y lo limitan a una coincidencia esporádica y económica. En Junts precisan que no están en contra de reducir la jornada laboral sino de esta propuesta, aunque no precisan bien cuál sería su oferta.
“Estamos trabajando para mejorar las condiciones de la clase trabajadora. Si no sale adelante, no es un punto final, es un punto y seguido. Esto es un proceso. Ya aprobamos con dificultades la reforma laboral, que ha logrado que uno de cada dos contratos sea indefinido. Los avances sociales nunca han sido fáciles. Nunca hemos contado con el apoyo del PP. Que cada grupo se retrate. Los trabajadores saben que este Gobierno está de su lado”, expuso la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras el Consejo de Ministros de este martes, informa Carlos E. Cué.
“El Parlamento es complejo, pero hay una mayoría que apuesta porque este país siga avanzando, y una minoría, de la derecha, que apuesta por retrocesos. Lo que se debate es una mejora clara para los trabajadores, y está trabajada con los agentes sociales”, insistió Alegría tras comenzar su comparecencia semanal con una serie de gráficos para mostrar el aumento de la inversión escolar del Ejecutivo desde 2018, con un incremento del 13% en profesores, el presupuesto educativo doblado, las becas disparadas en un 81% y la tasa de abandono descendiendo al 13%.