El Congreso reafirma con el único rechazo de Vox la solución de los dos Estados para Israel y Palestina
El PP presume de ganar nueve votaciones y PSOE y Sumar se dividen de nuevo sobre el Sáhara, la OTAN, Latinoamérica, Ucrania y Venezuela
El PSOE está atravesando un calvario electoral de votaciones en el Congreso que el PP disfruta aunque queden muy en evidencia sus intenciones. No ha sido solo el fiasco de la Ley del Suelo, demandada por administraciones locales del PP y que los socialistas tuvieron que retirar ...
El PSOE está atravesando un calvario electoral de votaciones en el Congreso que el PP disfruta aunque queden muy en evidencia sus intenciones. No ha sido solo el fiasco de la Ley del Suelo, demandada por administraciones locales del PP y que los socialistas tuvieron que retirar in extremis ante la evidencia de que ni sus socios de coalición o de investidura, ni el flotador de emergencia que se buscó en la bancada popular, estaban por la labor de hacer favor alguno. El PP terminó la jornada de ese jueves en la Cámara baja, víspera del inicio de la campaña catalana, propinando nueve derrotas más a proyectos del Ejecutivo. La coalición del PSOE y Sumar se dividió en cinco votaciones de política internacional. Casi toda la Cámara, eso sí, reafirmó el contenido de una resolución del PP, ya impulsada en 2014 casi por unanimidad, para reafirmar la solución de los dos estados como la viable para acabar con el conflicto en Oriente Próximo. Sólo Vox votó en contra y Podemos y Junts se abstuvieron. El PP defiende que esa vía no quiere decir que tenga que promoverse ahora.
El pleno del Congreso acordó este jueves con una muy amplia mayoría (300 votos a favor del PP, PSOE, Sumar y sus socios habituales, el rechazo de Vox y la abstención de Podemos y Junts) y tras una sesión otra vez enmarañada de debates, divisiones, votaciones y un clima claramente electoral, un punto de una moción de los populares “sobre el deterioro de la política exterior del Reino de España, como consecuencia de las acciones del Gobierno” en el que se reafirma la solución de los dos Estados para encauzar el conflicto histórico entre Israel y Palestina. Una posición en teoría en línea con una iniciativa similar adoptada en esa misma Cámara el 18 de noviembre de 2014. Aquella votación se saldó con 319 síes, una abstención y dos noes, estos tres últimos de diputados críticos del PP.
Hace 10 años gobernaba Mariano Rajoy, era su ministro de Exteriores José Manuel García Margallo y en el pleno defendió la proposición no de ley muy entusiastamente la veterana parlamentaria Beatriz Rodríguez Salmones. Un año antes, en 2013 y ante la Asamblea de Naciones Unidas, el entonces presidente Rajoy lo había expresado sin ningún retruécano: “Defendemos que la solución al conflicto de Oriente Medio pasa por la existencia de dos Estados, el israelí y el palestino, que convivan en paz y seguridad, y todo lo que sea un retraso en la consecución de este objetivo conduce a una creciente frustración que se traslada al conjunto de la comunidad internacional”.
Diez años más tarde, ese debate sobre la moción de la política exterior del Gobierno se reprodujo el pasado martes a última hora en el Congreso, ya con poco interés en el hemiciclo. En la refriega dialéctica el PP reiteró sus acusaciones sobre el “oscurantismo y los cambios de posición unilateral” del PSOE en el Ejecutivo sobre el Sáhara o Marruecos, las contradicciones y posturas “tibias y confusas” sobre Ucrania, la ignorancia de las violaciones de derechos humanos en Venezuela y, en definitiva, las divisiones internas dentro del Gobierno en esa materia.
La diputada del PP Belén Hoyo hasta rescató al exministro socialista y exsecretario general de la OTAN, Javier Solana, para remachar que hace 10 o 12 años las cuestiones internacionales eran de Estado y se consultaban y consensuaban, no como, ha dicho, ocurre ahora. La parlamentaria popular ya anticipó entonces que a su formación le seguía pareciendo oportuna la vía de los dos Estados para ese conflicto en Oriente Próximo pero “de la mano de nuestros socios y aliados en la Unión Europea” y tras una serie de condiciones: respeto a los derechos humanos, alto el fuego, liberación de los rehenes por parte de Hamás y con la llegada de ayuda humanitaria.
El PP de Feijóo no está cómodo con este debate sobre Israel y Palestina, porque son conscientes de dónde está la mayoría de la sociedad española, pero defienden que no es el momento para impulsar esa salida y tampoco entienden que España sea “el interlocutor más válido”, justificaciones que le reprochó en la discusión la portavoz del PSOE, Hana Jalloul. Los populares —cuando concluyó el pleno y las votaciones de este jueves, a unas horas del comienzo de la campaña europea en la que han fijado una suerte de segunda vuelta de las generales del 23 de julio de 2023 contra Pedro Sánchez— lo que querían no era entretenerse en el fondo de la crisis en Oriente Próximo sino sobre las derrotas infligidas al Ejecutivo.
El PP valoró ahí que había ganado nueve votaciones, que el Gobierno había votado dividido en cinco sobre política exterior y que el PSOE se había vuelto a quedar solo en su giro sobre el contencioso del Sáhara. Una de las votaciones ganadas este jueves por el PP (el PSOE ha perdido en los pocos meses de esta legislatura siete votaciones en pleno y más de 50 en comisiones) sirvió para insistir en instar al Ejecutivo a mantener la reducción del IVA a productos básicos, y ampliarlo a carne, pescado y conservas. Pero lo más llamativo se produjo en la fluctuación de alianzas sobre los ocho puntos en que el PP quería cuestionar la política exterior del Ejecutivo.
El PP agregó a Sumar, ERC, Podemos, PNV y EH Bildu a la demanda para recuperar la “histórica neutralidad activa” de España sobre el Sáhara. El PSOE se quedó solo en su rechazo. El PP y el PSOE suscribieron cumplir con el compromiso con la OTAN de invertir en Defensa hasta el 2% del PIB antes de 2030 (Sumar votó no con ERC y EH Bildu). Populares y socialistas también refrendaron la condena a la invasión rusa de Ucrania y mandar la ayuda militar solicitada (Sumar votó no con ERC, EH Bildu y Podemos). Los dos grandes partidos condenaron las violaciones de los derechos humanos en dictaduras de Latinoamérica como Venezuela, Cuba y Nicaragua (Sumar se desmarcó) y también exigieron elecciones libres en Venezuela (Sumar votó en contra con ERC y Junts). El PSOE y sus socios sí lograron derrotar una petición del PP (simbólica y sin capacidad ejecutiva real como las demás) en la que pedían conocer ya la posición negociadora del Gobierno con el Reino Unido sobre Gibraltar. Esa votación la salvó el PSOE por 170 votos a favor frente a 168 en contra.