Junts exige a Sánchez que sea valiente y cumpla su pacto para sostener la legislatura
Los partidos nacionalistas catalanes expresan su desconfianza hacia el PSOE pero mantienen su apoyo a la investidura
Junts exigió en su acuerdo con el PSOE para apoyar con sus siete votos clave la investidura este jueves de Pedro Sánchez una relación en términos diferentes a los de la anterior legislatura, cuando sus desacuerdos, la tensión y desconfianza eran diarios, y lo ...
Junts exigió en su acuerdo con el PSOE para apoyar con sus siete votos clave la investidura este jueves de Pedro Sánchez una relación en términos diferentes a los de la anterior legislatura, cuando sus desacuerdos, la tensión y desconfianza eran diarios, y lo quiso evidenciar y dejar escrito en el diario de sesiones en la intervención de su portavoz en el debate de este miércoles. La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, se apareció al final de la jornada en la tribuna como todo lo contrario a un socio. Junts marcó distancias, reclamó a Pedro Sánchez que fuese más valiente, le reconvino por amagar con una interpretación de la ley de amnistía como una concesión de perdón y reivindicó que el pacto sellado por la cúpula del PSOE en Bruselas con su líder, Carles Puigdemont, no era para ningún “diálogo” sino para una “negociación de igual a igual” como dos naciones para superar “un conflicto político”. Sánchez se comprometió a cumplir todo lo firmado. ERC fue menos brusca en las formas pero su representante, Gabriel Rufián, también mostró a las claras su falta de confianza, en Sánchez, el PSOE y especialmente en Junts.
El largo primer día del debate de investidura de Pedro Sánchez transcurrió por los parámetros más o menos previsibles, con pasajes duros, crudos y ásperos, con duelos dialécticos a cara de perro especialmente entre el candidato y el líder de la oposición y la ultraderecha de Vox, pero todo el mundo en el hemiciclo, las tribunas y los pasillos sabía que había que aguardar al final de la jornada para ver cómo cristalizaban en palabras las largas negociaciones emprendidas con ERC y Junts. Esos dos momentos, sin embargo, fueron diferentes y aunque Rufián siempre resulta más incisivamente mediático en su oratoria el combate más difícil lo libró Sánchez con la portavoz de Puigdemont.
A Junts, además, no le había agradado nada el tono de Sánchez en su discurso matinal en el que interpretaron que consideraba como un perdón la amnistía a los líderes del proceso independentista. Molestó tanto como para forzar una charla entre Nogueras y el secretario de Organización y número tres del PSOE, Santos Cerdán, que fue el que plasmó su firma y se reunió la semana pasada en Bruselas con Puigdemont para cerrar el acuerdo de investidura. Lo hicieron saber en corrillos y fuentes anónimas, pero Nogueras no es tampoco una política que eluda las confrontaciones, incluso las menos agradables.
En el último turno del día, sobre las 20.46 horas, Nogueras salió a la tribuna y evidenció ese malestar. Le recordó a Sánchez el estigma que le han reprochado en estos años de que no cumple lo que dice, “que su palabra no vale nada, que solo le interesa el poder”, para criticarle directamente “por no haber sido valiente”. Nogueras le reclamó, directamente, que dijera en su respuesta que iba a cumplir todo lo firmado por el PSOE en Bruselas, esas 1.486 palabras del pacto, y Sánchez luego lo hizo.
La portavoz de Junts quiso recuperar algunos puntos de ese pacto para que queden sellados en el diario de sesiones y para que los escucharan en el Congreso los partidos de la derecha que tanto atacan a Sánchez por sus cesiones y también para que lo digiriera ERC, con el que están en permanente competencia electoral. Especialmente en el apartado que propugna “abrir una nueva etapa para resolver un conflicto histórico en términos distintos a la última legislatura”. Junts no se fía de Sánchez, como tampoco ERC. Junts no quiere saber nada de mesas de diálogo, pese a que algunas vuelven a figurar en los pactos alcanzados, y prefiere hablar de “negociación”. Junts no cataloga la amnistía como un “perdón o reencuentro” a través de una medida de gracia sino como un simple primer paso hacia la “desjudicialización del conflicto político”. Junts no cree que ese conflicto sea entre catalanes, sino de los dos grandes partidos españoles, PSOE y PP, a la hora de afrontar su relación con Cataluña como otro país.
Nogueras le reprochó a Sánchez a la cara que no se atreviera a abordar así el problema catalán y que intentara “esconder el problema”. La representante de Puigdemont en el Congreso remarcó que el único límite en las futuras relaciones que pretende implantar entre el Gobierno central y Cataluña en esta nueva legislatura será lo que determine el Parlamento catalán. “Nada debe ser igual”, remachó. Y avisó: “O las cosas cambian de verdad o si no es así no apoyaremos nada de lo que apruebe ese Gobierno”. Y precisó dos puntos básicos: reconocimiento nacional y referéndum de autodeterminación y autogobierno y cesión del 100% de los impuestos. El mensaje final no pudo ser más conminatorio: “Con nosotros no pruebe a tentar la suerte”. También adelantó que su acuerdo, que mantiene, se basará a partir de ahora “a tanto la pieza”, es decir ley a ley, proyecto a proyecto, con la amenaza permanente de dejarle caer.
Sánchez admitió que la negociación no fue fácil, que ambas fuerzas son muy diferentes, pero asumió que la “aritmética electoral” ha concedido ahora una oportunidad para cumplir lo pactado “para caminar por la senda de la política la resolución de un conflicto político”.
Disposición a negociar
El tono, las formas, la actitud y el mensaje de fondo de Nogueras opacó la intervención previa del portavoz de ERC. Gabriel Rufián intentó hacer valer su disposición a negociar, aprobar normas y proyectos de la anterior legislatura, la mesa de diálogo de los dos gobiernos, la necesidad de entenderse para evitar a la derecha del PP y la ultraderecha de Vox, las posibilidades de aprobar mejoras para la gente de la calle y los sectores más desfavorecidos y perjudicados por el precio de la compra, los alquileres y las hipotecas. Pero le espetó a Sánchez su verdad de que sin la coyuntura de la necesidad de los votos de los independentistas no se habría movido. ERC tampoco confía mucho en Sánchez, ni en Junts, a los que criticó por haberles acusado en el pasado reciente de pactar medidas en las que ahora ellos también se embarcan: “Bienvenidos, pero cuando el PSOE intente engañarles, que lo harán, no diremos que fue culpa suya, porque será del PSOE”.
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