El último Primero de Mayo de la legislatura de la paz social

Habrá conflictividad por sectores productivos si no hay subida salarial. El Gobierno y los sindicatos piden a la CEOE que vuelva a negociar

El secretario general de CC OO, Unai Sordo; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en la sede de Trabajo en Madrid, el pasado 31 de enero.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

El Gobierno de coalición de izquierdas llega al último Primero de Mayo de la legislatura con un saldo de 17 acuerdos de los agentes sociales, incluida la reforma laboral; y con paz social en medio de una pandemia que paralizó a España y al mundo, y una guerra en Europa por la invasión de Ucrania que encadena consecuencias en casi todos los sectores productivos. En la recta final del mandato se vislumbra que este se cerrará sin que haya sido convocada una huelga general, como sí tuvieron que afrontar todos los gobiernos anteriores de la democracia.

Aun así, la conflictividad social por s...

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El Gobierno de coalición de izquierdas llega al último Primero de Mayo de la legislatura con un saldo de 17 acuerdos de los agentes sociales, incluida la reforma laboral; y con paz social en medio de una pandemia que paralizó a España y al mundo, y una guerra en Europa por la invasión de Ucrania que encadena consecuencias en casi todos los sectores productivos. En la recta final del mandato se vislumbra que este se cerrará sin que haya sido convocada una huelga general, como sí tuvieron que afrontar todos los gobiernos anteriores de la democracia.

Aun así, la conflictividad social por sectores no se presenta como una rareza. Los sindicatos no lo ocultan en este Primero de Mayo: subida de salarios o conflicto, esta es la disyuntiva. El Gobierno participa de la reclamación sindical, no así del aliento al conflicto, por lo que el grito que nace hoy tendrá eco en las próximas semanas para que el mundo empresarial, organizado en torno a la CEOE, no vuelva la cara a la negociación y ocupe su silla como ha hecho regularmente desde hace más de tres años.

Las simas que se han abierto bajo los pies de las sociedades europeas desde la pandemia coincidieron en España con el primer Gobierno de coalición de la democracia entre fuerzas muy diferentes, y a menudo enfrentadas. Unidas Podemos apostó por Yolanda Díaz como ministra de Trabajo; esta después escaló a la vicepresidencia segunda tras la salida voluntaria de Pablo Iglesias, y de inmediato sus interlocutores naturales, además del presidente Pedro Sánchez, se sintieron reconfortados. La conexión entre los objetivos y la forma de hacer política de Díaz con Pedro Sánchez y con los sindicatos ha sido constante. La CEOE no sentía menoscabo de sus intereses en las propuestas, negociación, cesiones y contrapartidas que alumbraron 17 acuerdos de gran entidad.

La reforma de la reforma laboral anterior se citará siempre por su impacto y aceptación, aunque el PP decidió desmarcarse del pacto de empresarios y sindicatos. Las interpretaciones son libres respecto a cuándo y por qué la patronal inició su distanciamiento de los sindicatos y del Gobierno. Una vez reelegido Antonio Garamendi como presidente de la CEOE su nombre vuelve a invocarse en el Gobierno y en los sindicatos para reconducir el último tramo de la legislatura y que vuelvan los acuerdos, además de mantener la paz social. No hay duda, la resistencia o, mejor, la negativa a subir los salarios marcará la vida socioeconómica del país hasta que la legislatura eche el cierre en octubre y se convoquen elecciones para diciembre.

La expectativa de cambio de ciclo político arroja dudas sobre posibles pactos

Los manifiestos, discursos y declaraciones de este Primero de Mayo de los partidos de izquierda y los sindicatos, contienen demandas y análisis muy similares, aunque el PSOE, el Gobierno en su conjunto, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, excluyen cualquier atisbo de amenaza con la calle. Las llamadas serán para la vuelta a la mesa de negociación sobre subidas salariales.

Estas se han producido en la parte que toca al Gobierno, en lo que de él depende. El incremento de un 15% del Ingreso Mínimo Vital y de las pensiones no contributivas, la subida del 8,5% del resto, la ayuda de 200 euros para personas con bajos ingresos, o la gratuidad del transporte público estatal, están en la casilla de La Moncloa. El sueldo de sector público ha subido acorde con la inflación y permite al Ejecutivo defender que ha hecho lo posible para paliar la precariedad por el alza de los precios. Ahora, le toca al sector privado, cerrado de momento a subidas salariales. En este Primero de Mayo pueden mirarse con cierta perspectiva los efectos de la reforma laboral, entre otros, la reducción del empleo temporal. Con más de veinte millones y medio de personas con un puesto de trabajo, se ha alcanzado otro objetivo.

Las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional en esta legislatura, que acumulan un 47% hasta llegar a los 1.080 euros, ya no ha sido pacífica. Tales incrementos entran en el terreno del Gobierno, con el acuerdo de los sindicatos, pero con la crítica de la patronal. La incomodidad del PP ante medidas de subidas salariales y de mayor recepción de rentas está fuera de toda duda. Hasta ahora, la mejor fórmula encontrada para no presentar una alternativa o una respuesta elaborada al Gobierno es la de la crítica total y la invocación a tantos y tantos ciudadanos que no llegan a fin de mes. Las expectativas del PP de conseguir una mayoría parlamentaria para gobernar tras las próximas elecciones, a la vuelta de siete meses, le hacen extremar las cautelas. Animar a la patronal a que suba los salarios no está de momento entre sus prioridades.

El discurso económico del Gobierno permanecerá invariable sobre la protección social y el fortalecimiento del tejido productivo. Aún quedan en la agenda del Gobierno, singularmente en la cartera de Yolanda Díaz, propuestas con aspiración de ser acordadas con la CEOE. Los interlocutores consultados del Gobierno no descartan que CEOE haya decidido no llegar a acuerdos ante la expectativa de un cambio en La Moncloa. En medios gubernamentales se considera posible que en las discusiones internas de la patronal haya quien también defienda la tesis de no cerrarse en banda sobre subidas salariales y cerrar la legislatura con acuerdos y paz social.

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