Ya solo queda Francisco Camps
La Audiencia Nacional escucha este miércoles la versión del expresidente valenciano en el juicio sobre su supuesta implicación en Gürtel, tras acabar los interrogatorios de los otros 25 acusados
Llega la hora de Francisco Camps en el juicio sobre su supuesta implicación en el caso Gürtel, que se celebra en la Audiencia Nacional desde enero. Tras escuchar durante semanas a los otros 25 acusados, el tribunal prevé que este miércoles comience el interrogatorio al expresidente de la Comunidad Valenciana, para el que la Fiscalía Anticorrupción pide dos años y medio de cárcel por prev...
Llega la hora de Francisco Camps en el juicio sobre su supuesta implicación en el caso Gürtel, que se celebra en la Audiencia Nacional desde enero. Tras escuchar durante semanas a los otros 25 acusados, el tribunal prevé que este miércoles comience el interrogatorio al expresidente de la Comunidad Valenciana, para el que la Fiscalía Anticorrupción pide dos años y medio de cárcel por prevaricación y fraude. El exdirigente del PP, que ha vivido muy tenso el desarrollo de la vista oral y que se llegó a encarar con Francisco Correa, tratará de esquivar las imputaciones del ministerio público y echar por tierra la versión de los cabecillas de la trama, que lo señalan como la vía de entrada de la red corrupta.
Este martes, en la décima sesión del juicio, declararon cuatro acusados —los últimos antes de que lo haga Camps a partir del miércoles—: Inmaculada García, exgerente de Sepiva (Sociedad de Seguridad y Promoción Industrial Valenciana); María Paz Aviñó, exjefa de servicio en la Subsecretaría de Sanidad de la Generalitat; Paula de Cubas, exjefa de prensa de la Consejería de Industria; y José María Vidal, exjefe de gabinete de la Vicepresidencia y posterior trabajador de Orange Market, la empresa en Valencia de Francisco Correa, cabecilla de Gürtel. Estos cuatro procesados, que han rechazado un acuerdo con la Fiscalía, se han atenido al guion y han negado su implicación en la trama.
Sin embargo, sus declaraciones han servido como prólogo a la de Camps, uno de los momentos claves de la vista. En su escrito de acusación, la Fiscalía sostiene que el expresidente valenciano facilitó a Álvaro Pérez, El Bigotes, hombre de Correa en Valencia, “el acceso a altos cargos de la Administración con poder decisorio e intervención destacable en la tramitación, adjudicación y ejecución” de contratos públicos. Estos altos cargos, según la Fiscalía, “siguieron las instrucciones” del jefe de Gobierno para “facilitar” que la red corrupta “obtuviera ilícitamente contratos de publicidad, de organización de congresos, ferias y eventos de administraciones y entes públicos dependientes de la Generalitat, en beneficio de sus empresas”.
Anticorrupción asegura que El Bigotes consiguió, gracias a su amistad con Camps, que este “diera verbalmente instrucciones a la directora general de Promoción Institucional, Salvadora Ibars, para que se adjudicasen a Orange Market, [una empresa de la trama], los trabajos relativos al montaje del estand de Grandes Proyectos” de la feria de turismo Fitur 2009. Una tesis que Camps e Ibars niegan: “Yo nunca he despachado con Camps. Nunca he tenido una relación profesional ni personal con él [...] Nunca he tenido una reunión con él”, afirmó la directora general al tribunal.
Pero, aunque ni Ibars ni los tres exconsellers regionales acusados lo han implicado en la trama para favorecer a empresas de Gürtel, esta será una de las acusaciones que Camps tratará de sacudirse este miércoles. También, los testimonios de otros procesados que le han comprometido en esta primera fase del juicio:
Francisco Correa. Durante su declaración ante el tribunal el 31 de enero, el cabecilla de la trama fue el primero en señalar a Camps como la vía de entrada de la red corrupta en Valencia: “La relación la tuvo Álvaro [Pérez] con Paco Camps. Paco Camps le fue presentando a otros miembros del Gobierno del PP y a otros miembros de la Administración”. “Yo le insistía a Álvaro para que hablara con Camps, para que le diera más trabajo. Y yo creo que lo hizo porque le dio trabajo. Imagino que a través de Camps es como vino lo del Papa, [una adjudicación irregular concedida durante la visita de Benedicto XVI en junio de 2006 a Valencia], y lo de Fitur”, incidió Correa, que remachó: “Yo presionaba a Álvaro para que intentáramos tener contratos de la Generalitat. Álvaro tenía que contactar con Paco Camps o con los consejeros”. Este testimonio le sentó tan mal al expresidente que, al acabar el interrogatorio al empresario, el político del PP se encaró con él dentro del propio edificio de la Audiencia Nacional.
Pablo Crespo. Las palabras del número dos de la red corrupta apuntaron en la misma línea: “Álvaro Pérez tenía relación con determinados dirigentes regionales [del PP]. Conocía a Francisco Camps. El señor Pérez me lo decía a mí, que tenía una relación muy estrecha con Camps, que había química”.
Álvaro Pérez, ‘El Bigotes’. La declaración de Pérez, hombre de confianza de Correa en Valencia, golpeó directamente a la defensa del expresidente. El Bigotes señaló a Camps como la persona que los llevó a la comunidad, que los introdujo en la Administración y que les facilitó el acceso a contratos públicos. “Él me ofrece irme a la Comunidad Valenciana”, detalló sobre un encuentro que mantuvieron en un hotel de Madrid. “Me dijo: ‘Vente a Valencia y haces todos los actos del partido”. Un acuerdo que después se amplió a las adjudicaciones de la Generalitat, según su versión: “Había empresas que se dedicaban a lo mismo que yo en Valencia y hacían para la Administración valenciana 200 trabajos al año. Y yo hice, entre 2004 y 2009, 10 trabajos. Entonces yo le pedí a Camps que me ayudara, y él me ayudaba […] Me protegió y me cuidó, así como yo a él”.
Pérez resaltó la relación de “amistad” que ambos tejieron: “Yo era consciente de que [Camps] me apreciaba y quería. Yo era su amigo”; “me parecería obsceno negar lo evidente”; “yo le llamaba a menudo”; “yo solo tenía una persona de referencia que me ayudaba: la misma persona con la que yo hablé para irme a Valencia, [en referencia al exdirigente del PP]”. En el juicio se ha llegado a proyectar el vídeo de la boda de El Bigotes, que dedicó en su discurso palabras cariñosas al entonces presidente.
Isabel Jordán. La trabajadora de las empresas de Gürtel ratificó la versión de sus antiguos jefes: “En las empresas de Correa, todo el mundo sabía todo. No había nada oculto. Todo el mundo sabía que Álvaro [Pérez] se iba a Valencia porque tenía una amistad con Camps, y porque Camps le ofreció que se fuera a Valencia, y que tenía oportunidad de trabajo”, relató Jordán al tribunal, que añadió que la trama contrató a un periodista, Ignacio Blanch, porque este era amigo del presidente valenciano.
Mónica Magariños. Esta otra empleada de las compañías de Gürtel confirmó igualmente la tesis que los cabecillas de la trama pusieron sobre la mesa: “Camps le dijo a Álvaro que iba a tener trabajo en la Comunidad, y en el año 2003 empezamos a hacer los congresos regionales”. Según contó a los magistrados, Correa y Crespo presionaban a Álvaro Pérez para que moviera sus hilos para que la Administración valenciana también le diera el trabajo que le “habían prometido”. ¿Y a quién se lo pedía El Bigotes? “Al señor Camps”, contestó contundente Magariños, que describió el supuesto encuentro que Pérez mantuvo con el entonces presidente autonómico en un club de tenis, a donde le acompañó para conseguir una adjudicación. Según describió, tras verse con el jefe del Gobierno a solas, Pérez volvió: “Y me dijo: ‘¡Ala, vámonos! ¡Que ya tenemos el Open de Tenis!”.
Enrique Navarro. El expresidente regional también intentará contrarrestar la declaración de Navarro, jefe de gabinete y hombre de confianza entre 2003 y 2007 de Alicia de Miguel, consejera de Bienestar Social de la Generalitat. El alto cargo aseguró al tribunal que su entonces jefa le indicó que tenía “interés” en que se contratase con la trama Gürtel para “congraciarse” con el sector del PP regional que encabezaba Camps. “Alicia dijo que Álvaro tenía una amistad con [Ricardo] Costa, [ex secretario general del PP valenciano], y proximidad con Camps”, contó Navarro, antes de explicar que De Miguel, del sector del partido próximo a Eduardo Zaplana [entonces enfrentado con el de Camps], temía que pudiera quedarse fuera del Gobierno en la siguiente legislatura. “Y esta era una forma, a través de Pérez, de congraciarse”. La consejera lo negó después.