Ione Belarra, la implacable negociadora de Podemos con el Gobierno

La nueva ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha estado detrás de los grandes acuerdos con el PSOE. El diálogo no ha estado exento de polémica

Ione Belarra jura el cargo como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 ante la mirada del rey Felipe y el presidente Pedro Sánchez, este miércoles en La Zarzuela. En vídeo, discurso de Belarra tras jurar el cargo. Vídeo: POOL (EUROPA PRESS) / EPV

El papel de Ione Belarra (Pamplona, 33 años) en el Gobierno de España ha ido más allá de su puesto en la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, un área alejada de los focos y desconocida para la mayoría. Su toma de posesión este miércoles como ministra de Derechos Sociales, cargo para el que fue elegida por su antecesor, el vicepresidente segundo Pablo Igles...

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El papel de Ione Belarra (Pamplona, 33 años) en el Gobierno de España ha ido más allá de su puesto en la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, un área alejada de los focos y desconocida para la mayoría. Su toma de posesión este miércoles como ministra de Derechos Sociales, cargo para el que fue elegida por su antecesor, el vicepresidente segundo Pablo Iglesias cuando este anunció su retirada, la coloca en primera línea, pero como negociadora y persona de confianza del líder de Unidas Podemos, su nombre ha estado detrás de los grandes acuerdos alcanzados en el Ejecutivo de coalición.

Belarra llegó al partido en 2014, después de las elecciones europeas en las que la formación debutó con cinco escaños. Psicóloga de formación —se licenció y cursó un Máster en Psicología de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, donde conoció y trabó amistad con la actual ministra de Igualdad, Irene Montero—, la nueva titular de Derechos Sociales y Agenda 2030 obtuvo una beca en el Ministerio de Educación y antes de adentrarse en política realizaba una tesis doctoral sobre experiencias migratorias, género y movimientos sociales. En el ámbito privado, colaboró con la Cruz Roja Española y trabajó en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Tras las elecciones generales de 2015 obtuvo un escaño en el Congreso de los Diputados por Navarra que aún hoy conserva. La secretaria de Estado de Igualdad, Noelia Vera, compañera de filas en la Cámara baja, se refiere a ella por teléfono como “una trabajadora incansable con las metas muy claras”, además de una “negociadora exigente”. Es precisamente esta faceta la que la colocó hace pocos meses en el centro del conflicto político.

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Su primer gran reto dentro del grupo parlamentario llegó con el nacimiento de los hijos de Iglesias y Montero, cuando sustituyó a la entonces portavoz durante su baja de maternidad y coordinó a los diputados. En aquellos meses de 2018, fungió como interlocutora para un acuerdo presupuestario con el PSOE que elevaba el salario mínimo a 900 euros y contemplaba la ampliación del permiso de paternidad hasta las 16 semanas en 2021. Esas cuentas, sin embargo, no obtuvieron los apoyos necesarios en el hemiciclo y el Gobierno convocó elecciones. Tras las generales de noviembre de 2019, Belarra fue fundamental para sellar el pacto de gobierno con el PSOE, conformar los últimos presupuestos o aprobar el decreto antidesahucios ―negociado a final del año pasado― que incluyó también la prohibición de cortar suministros básicos a consumidores en situación vulnerable. Podemos había presionado con esta medida hasta el punto de presentar una enmienda a las cuentas públicas con ERC y EH Bildu, lo que desencadenó una trifulca en el Ejecutivo. La ministra de Defensa, Margarita Robles, llegó a pedir “humildad” a Iglesias. “No me gusta que en el ámbito político haya personas que piensen que sirven mejor a los ciudadanos que otro”, señaló. Belarra respondió entonces con dureza: “Cuando eres la ministra favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con Vox, quizá estés haciendo daño a tu Gobierno. Ser humilde es no dejarse adular por la derecha mediática”. En su entorno señalan que aquellas declaraciones fueron solo fruto de las “diferencias políticas”, que no había “nada personal” detrás.

La nueva ministra de Podemos, que fue madre por primera vez el año pasado y se rodea de un equipo de trabajo formado mayoritariamente por mujeres, ha empujado también la aprobación del salario mínimo vital o la Ley de Protección de la Infancia frente a la Violencia, todavía en trámite. En los últimos tiempos, ha sido una de las voces más beligerantes en la negociación de la nueva legislación sobre vivienda para exigir a los socialistas medidas que pongan techo al precio de los alquileres. “Conoce perfectamente la realidad social de nuestro país”, destaca Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos sociales, la otra pata en el ministerio que ahora dirigirá. “Eso le hace mantener firmes convicciones en cualquier mesa de negociación, y no darse fácilmente por vencida”, añade en un mensaje escrito.

Menos generosa es la valoración de las organizaciones civiles sobre su trabajo al frente de la Agenda 2030, una secretaría de Estado que ahora ocupará el líder del PCE, Enrique Santiago, encargada de abordar los 17 objetivos adoptados por la ONU en 2015 para “poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”. “Podemos llega sin entusiasmo ideológico por los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS], en general la izquierda europea ha mantenido una posición muy fría a este respecto, y la agenda de facto se la van vaciando de los temas estrella: transición ecológica o cooperación internacional”, entre otros, considera un experto del sector. Esta misma fuente cree que a partir de ahora “Belarra se sentirá más cómoda en el ámbito de los Derechos Sociales, donde el partido tiene ideas radicales que merece la pena que sean discutidas dentro del Gobierno”.

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Andrés Amayuelas, miembro del grupo motor de Futuro en Común, una plataforma que engloba a más de 50 organizaciones civiles y movimientos sociales, valora, por su parte, que Belarra haya abordado la agenda en sus distintas dimensiones “social, medioambiental y económica”, que se “diese continuidad” al trabajo hecho anteriormente y que “recogiese el guante” para que haya un sistema de coherencia de políticas para el desarrollo sostenible. Sin embargo, señala que el proceso de participación no ha sido de la calidad que hubiese deseado y afirma que “preocupa” el haber “perdido una vicepresidencia que se apellidaba Agenda 2030”.

Retos al frente del departamento

Como ministra, Ione Belarra será ahora la responsable de coordinar la política en dependencia, un área fuertemente lastrada por los recortes de 2012. Más de 55.000 personas murieron el año pasado (por cualquier causa) esperando algún trámite de la ley. Las residencias fueron además uno de los grandes focos de la crisis sanitaria, con cerca de 30.000 fallecidos, y la covid destapó las debilidades del sistema, como la escasa coordinación sociosanitaria. Belarra tiene ante sí el reto de poner en marcha el plan de choque aprobado por el ministerio y las comunidades autónomas, que ha puesto fin a los recortes en el sector y que tiene como objetivo reducir las listas de espera (más de 360.000 personas aguardan algún procedimiento de la ley), mejorar las condiciones de las trabajadoras —es un sector muy feminizado—, la calidad de los servicios y las prestaciones que reciben los usuarios.

Más allá de la dependencia, el ministerio también debe coordinar los servicios sociales y el país enfrenta una crisis sin precedentes, según alertan las organizaciones no gubernamentales. Los bancos de alimentos calculan que atienden a casi 600.000 personas más que hace un año. Entre los compromisos del ministerio está el de desarrollar una ley marco de servicios sociales o una ley de diversidad familiar. / MARÍA SOSA TROYA


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