Perdón por el delito
La foto se tomó el día del apagón o, si lo prefieren ustedes, El Día del Apagón, de modo que lo que se juegan los personajes que flotan en medio de las tinieblas es la cena, quizá la última, pues de la luz sabemos cuándo se va, pero no cuándo vuelve
He aquí una curiosa lección de tenebrismo. Observen, si no, el uso extremo de las discrepancias entre los claros y las sombras. La luz se concentra en unos pocos puntos que iluminan de forma dramática los embutidos envasados al vacío del frigorífico industrial y sus precios, sobre todo sus precios. El dedo que los señala, sin dejar de resultar enormemente realista, posee también algo de espectral, lo mismo que el perfil de la mujer. Esa mano aparece en algunas tablas de los mejores pintores tenebristas, ...
He aquí una curiosa lección de tenebrismo. Observen, si no, el uso extremo de las discrepancias entre los claros y las sombras. La luz se concentra en unos pocos puntos que iluminan de forma dramática los embutidos envasados al vacío del frigorífico industrial y sus precios, sobre todo sus precios. El dedo que los señala, sin dejar de resultar enormemente realista, posee también algo de espectral, lo mismo que el perfil de la mujer. Esa mano aparece en algunas tablas de los mejores pintores tenebristas, pongamos Caravaggio, de moda por la excelente serie sobre Ripley, basada en una novela de Patricia Highsmith, en la que un personaje roba la identidad de otro, al que ha matado previamente, para parecerse a él, donde “parecerse a él” equivale no solo a vestir y a comer bien, sino a llorar de emoción ante un lienzo del artista italiano.
Quizá sea un delito equiparar las temáticas religiosas del tenebrismo con una escena de supermercado, pero, como decía el otro, todo es comparable. De hecho, el culto que profesamos los consumidores (pues en esa condición hemos ido a dar, en la de meros consumidores) ante los lineales de las grandes superficies no es muy distinto del éxtasis de carácter místico. La foto se tomó el día del apagón o, si lo prefieren ustedes, El Día del Apagón, de modo que lo que se juegan los personajes que flotan en medio de las tinieblas es la cena, quizá la última, pues de la luz sabemos cuándo se va, pero no cuándo vuelve. A veces, se apaga para siempre. Tras disfrutar de esta imagen, busquen ustedes en internet a Caravaggio y ya me cuentan.