María Jesús Aguilar, subiendo a cuestas a su hijo Arturo, en el colegio VoramarFotografía cedida por AMPA del

Mucho peso mental y físico

Es que no se puede creer lo de esta madre teniendo que subir a su hijo, de 11 años y con movilidad reducida, a su clase de sexto de Primaria de esa forma. Es que no se puede creer, es que la ves y, a poca sensibilidad que tengas, te duele la espalda a ti también. Una vez que lo deja arriba, ha de bajar a por la silla de ruedas y cargar con ella también hasta donde ha dejado al niño. Así, cuatro...

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Es que no se puede creer lo de esta madre teniendo que subir a su hijo, de 11 años y con movilidad reducida, a su clase de sexto de Primaria de esa forma. Es que no se puede creer, es que la ves y, a poca sensibilidad que tengas, te duele la espalda a ti también. Una vez que lo deja arriba, ha de bajar a por la silla de ruedas y cargar con ella también hasta donde ha dejado al niño. Así, cuatro veces al día. Sucedió en un colegio de Alicante, donde el ascensor lleva estropeado desde junio de 2023, pero hay deficiencias escolares, que no son noticia, en todas partes. Niños que estudian en barracones con el techo de uralita, sin aire acondicionado en verano ni calefacción en invierno, clases masificadas, sueldos bajos…, un deterioro del que nos enteramos cuando vemos una escena tan dura como esta, tan televisiva también, diríamos, tan tierna, por otra parte. Observen el elemento vertical que se encuentra entre los escalones (la contrahuella, bello nombre), repleto de mensajes escolares. ¡Qué voluntad de hacerlo bien por parte del cuerpo educativo y qué dejadez la del Estado si aceptamos que el elevador es un elemento estructural!

No se puede creer.

Suele decirse que a esta sociedad nuestra le duele la espalda, que las consultas de los médicos están llenas de gente con problemas lumbares, que resultan atroces los porcentajes de bajas laborales debidas a estas patologías. Ahí lo tienen: es una sociedad que soporta demasiadas preocupaciones, metaforizadas por ese crío, de nombre Arturo, y por su madre, María Jesús. Mucho peso mental y físico, mucho desasosiego. En fin.

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