Adrián Rodríguez, el hombre que quiere cambiar el ritmo de Ibiza
Hace más de una década, este promotor se empeñó en crear una oferta de música en directo en la isla que trascendiera la electrónica y la estacionalidad
Adrián Rodríguez (Ibiza, 35 años) conserva desde 2013 un vinilo firmado por Rubén Pozo: “Para el verdadero rey de la música en Ibiza. Gracias por llevarme a la isla por primera vez”. El exmiembro de Pereza no es el único músico que logró por fin actuar en Ibiza cortesía de Adrián. Iván Ferreiro, Depedro, Leiva, Orishas o Bomba Estéreo tampoco habían volado con instrumentos a la isla hasta entonces. La idea de iniciar un movimiento cultural más allá de un universo electrónico maduraba en su cabeza desde hacía tiempo, pe...
Adrián Rodríguez (Ibiza, 35 años) conserva desde 2013 un vinilo firmado por Rubén Pozo: “Para el verdadero rey de la música en Ibiza. Gracias por llevarme a la isla por primera vez”. El exmiembro de Pereza no es el único músico que logró por fin actuar en Ibiza cortesía de Adrián. Iván Ferreiro, Depedro, Leiva, Orishas o Bomba Estéreo tampoco habían volado con instrumentos a la isla hasta entonces. La idea de iniciar un movimiento cultural más allá de un universo electrónico maduraba en su cabeza desde hacía tiempo, pero el proyecto arrancó cuando el padre de una exnovia le traspasó un restaurante mexicano con licencia de café concierto en el municipio de Sant Antoni. Contactó con el mánager de Zahara y fue la primera artista en actuar en 2012. Previamente había escrito a Love of Lesbian y a los Mojinos Escozíos para utilizar un par de temas en un corto amateur que había grabado con sus amigos y la respuesta había sido que sí. Decidió no cambiar el método. “Siempre he funcionado así. Si tenía algo en la cabeza, pensaba en la persona que podía conseguirlo y contactaba. Nunca me sentí inferior, supongo que esa naturalidad es lo que me ha ido abriendo puertas”, comenta. El tema Con las ganas, de Zahara, sonó en directo por primera vez en Ibiza. A modo de premonición y pese a todo, a él nunca se le fueron.
Pese a todo porque Ibiza es un lugar tan magnético como hostil y sin demasiada narrativa cultural. “Me resulta curioso cuando la gente se refiere con nostalgia a los conciertos de Eric Clapton o Bob Marley en los setenta, porque la gente que estuvo allí recuerda que eran poquísimos. Mi madre, por ejemplo”, apunta. El flamenco también funciona como analogía. Pese a la fuerte inmigración andaluza que se produjo en Ibiza entre las décadas de los sesenta y ochenta, ninguna de las figuras más representativas del flamenco había volado a la isla, hasta que Adrián reunió a Niña Pastori, José Mercé, Miguel Poveda, Tomatito o Estrella Morente en el Festival Brisa Flamenca, que se celebra desde 2018. Aunque su proyecto más ambicioso es Sueños de Libertad (SDL). Hace una década imaginó un festival que obligase a las bandas de la Península a fijar la vista en la isla. Una década después, algo más cansado y muchísimo menos ingenuo, sigue convencido de que hay aforo en Ibiza para un público más allá de Amnesia. Incluso Pepe Roselló, fundador de Space, templo de la electrónica desde 1982, se vinculó a SDL en 2021 para apoyar la iniciativa en un momento delicado para la música en directo por los efectos de la pandemia. Este año, el festival se celebrará en el paseo de Vara de Rey de Ibiza del 23 al 25 de mayo y será gratuito. Más no se puede hacer.
Además del rock o el flamenco, la música electrónica (trabajó seis años en Space) también sobrevuela una cabeza, la de Adrián, que fluye más rápido que la burocracia. Y mientras contrata músicos, busca patrocinadores, emite facturas y reserva hoteles, trabaja en un proyecto todavía secreto para devolver la electrónica al bosque, el lugar donde surgieron las raves cuando todo era más salvaje y puro. Siente nostalgia por una Ibiza que no conoció y le han contado, pero detecta una nueva generación de inquilinos formada por artistas, diseñadores y creativos procedentes de Europa afincados en la isla a raíz de la pandemia y con capacidad de sacudir el tedio en invierno y desdibujar los clichés. “¿Sabes dónde se nota? En las fiestas de pueblo. De repente ves gente con un rollo diferente. A ellos todo esto le puede interesar”. A veces, pocas, quiere huir. “Es imposible. Mi cabeza y mi vida están en Ibiza”.