Una lección política

El ex presidente José María Aznar junto al lider del PP Alberto Núñez Feijóo, al comienzo de un acto de FAES en Madrid el pasado 15 de septiembre.Andrea Comas

Mira, tú ponte aquí, en este centímetro cuadrado de la realidad y no te muevas de él —parecería que le dice Aznar a Feijóo.

Y no es solo por el modo en que lo coge con las dos manos por el brazo para moverlo, con una precisión quirúrgica, hacia un lugar determinado, es que mira a la vez hacia ese lugar que da la impresión de ser pequeño. Sorprende la docilidad del gallego que se deja llevar sin resistencia alguna, aunque su rostro co...

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Mira, tú ponte aquí, en este centímetro cuadrado de la realidad y no te muevas de él —parecería que le dice Aznar a Feijóo.

Y no es solo por el modo en que lo coge con las dos manos por el brazo para moverlo, con una precisión quirúrgica, hacia un lugar determinado, es que mira a la vez hacia ese lugar que da la impresión de ser pequeño. Sorprende la docilidad del gallego que se deja llevar sin resistencia alguna, aunque su rostro compone una expresión medio interrogativa, como si se preguntara: “¿Tendré alguna capacidad de actuación desde un dominio tan menguado?”.

La imagen se tomó en los locales de la Fundación FAES, una factoría de pensamiento conservador que preside Aznar y que significa Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, o sea, que significa poco porque la ambigüedad les viene bien a las instituciones que pretenden influir mucho. Y como allí, en la FAES, el que manda es Aznar, está obligando al actual líder del PP a colocarse en el punto exacto que le tenían reservado. Tal vez le esté ayudando a bajar un escalón (como si su pupilo ignorara la diferencia entre subir y bajar), no podemos saberlo, nos atenemos a las apariencias y las apariencias dicen lo que dicen. Más interesante resulta aun lo que metaforizan:

—Este es tu lugar ideológico —imaginamos que le señala el maestro—, no es grande, pero con astucia podrás manejarte bien en él.

Y lleva razón. Aznar, sin moverse apenas de sus principios, negoció con tirios y troyanos, y hasta con el Movimiento Vasco de Liberación sin hallar en su partido las resistencias que paralizan a Feijóo.

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