Nieves Contreras, la diseñadora que reinventó las porcelanas de Lladró

La firma de figuras y productos de porcelana española cumple 70 años en 2023. Una madurez bien llevada, pero a la que casi no llega. Sus nuevos propietarios han apostado por la renovación de la casa, confiando la dirección creativa a la diseñadora valenciana. Tras cinco años, su mano comienza a hacerse visible

La diseñadora Nieves Contreras pilota la dirección creativa de Lladró con un objetivo muy claro por parte de los nuevos propietarios: renovar la marca.Raúl Belinchón

Renovarse o morir. Lladró ha estado en esta tesitura durante, al menos, las dos últimas décadas. Mientras, por un lado, su virtuosa producción artesana de porcelana artística tenía una importante demanda internacional, por otro, la evidencia de que, al mismo tiempo, su estilo no parecía tener mucho interés para las generaciones del siglo XXI se hacía cada vez más acusada. La marca finalmente se está renovando, pero por el camino ha sufrido importantes ...

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Renovarse o morir. Lladró ha estado en esta tesitura durante, al menos, las dos últimas décadas. Mientras, por un lado, su virtuosa producción artesana de porcelana artística tenía una importante demanda internacional, por otro, la evidencia de que, al mismo tiempo, su estilo no parecía tener mucho interés para las generaciones del siglo XXI se hacía cada vez más acusada. La marca finalmente se está renovando, pero por el camino ha sufrido importantes bajas. El libro The Porcelain Revolution reúne las piezas y proyectos más importantes emprendidos por Lladró en los últimos cinco años, en donde se ve perfectamente la mano de la diseñadora valenciana Nieves Contreras, artífice de esta renovación como directora creativa de la firma.

Los hermanos Juan, José y Vicente Lladró comenzaron a hacer sus primeras piezas en porcelana en su casa valenciana de Almàssera en 1953. Más tarde se moverían a Tavernes Blanques, donde hoy continúa estando el centro de producción. Poco a poco, sus delicadas propuestas, realizadas y pintadas enteramente a mano, se convirtieron en un objeto de deseo. Su estilo y escenas, inspirados en las tradiciones, la naturaleza y la expresión de sentimientos y emociones, resultaron ser un best seller, tanto dentro como fuera de España. Las instalaciones de Tavernes Blanques se fueron transformando en un macrocomplejo de talleres, donde innumerables escultores desarrollaban sus piezas. Tenían hasta zonas recreativas y deportivas en las que descansar mente, vista y manos. Y un programa de formación, indispensable para la transmisión del conocimiento y la renovación generacional. En su pico más alto de éxito, a mediados de los años ochenta, Lladró llegó a tener más del doble de los trabajadores que tiene ahora: 544 empleados (382 en España y 162 en los diferentes países en los que está presente).

La segunda generación tenía por delante el reto de, al menos, mantener la obra de sus padres. Pero sus tiempos fueron distintos y su gestión menos fructífera. Aunque se hicieron conatos de renovación, finalmente en 2017 Lladró fue adquirida por el grupo PHI Industrial, un fondo inversor español especializado en la gestión de empresas. La adquisición se hizo con el objetivo de renovarla, preservando su esencia y su activo más importante: su producción artesanal y artística. Y con un criterio muy acertado: impulsar la dirección creativa.

The Guest es uno de los símbolos de esta nueva etapa: una pieza de Jaime Hayón ideada para ser intervenida por otros artistas.Raúl Belinchón

Nieves Contreras lleva cinco años en Lladró. Su formación es como diseñadora industrial, con un máster en Design Management. Hasta que la nueva empresa propietaria de Lladró la fichó en 2018, trabajaba para el estudio parisiense Elium, llevando la dirección creativa de empresas emergentes. Pero lo que más interesó de Nieves a PHI Industrial fue un proyecto personal que había hecho con La Cerámica Valenciana, una empresa de producción tradicional con la que había colaborado en la creación de una marca de estilo contemporáneo: Sagen Ceramics. Lo que Contreras hizo con la puesta en marcha de esta firma fue, a pequeña escala, lo que hace hoy en Lladró.

En un primer momento, la nueva Lladró le ofreció ser la responsable del departamento de diseño. El desafío le pareció lo suficientemente atractivo como para traerla de vuelta de París a Valencia. Un año y medio más tarde, fue promocionada como directora creativa, tras la marcha de quien había sido la primera apuesta de PHI Industrial para este cometido: el francés Pierre Favresse, que venía de Habitat.

“El director creativo es quien establece la visión y la estrategia creativa de la empresa, en términos tanto de diseño de producto como de la estética general de la marca; lidera y supervisa el proceso de creación y el desarrollo de los nuevos productos, impulsa la creatividad y la innovación. El objetivo es que sus nuevas creaciones traduzcan la estrategia de la empresa, reflejen su visión y alcancen los objetivos comerciales planteados”, explica. “En el caso de Lladró, la estrategia que marcó PHI Industrial fue la reorientación de la marca para que siguiera siendo un referente internacional de la alta artesanía y también, a partir de ahora, en un entorno contemporáneo y culturalmente relevante”. Con este planteamiento, la empresa ya crece a razón de cifras de dos dígitos.

Toda la producción se realiza en Tavernes Blanques.Raúl Belinchón

La dirección creativa es una figura que no todas las empresas tienen, incluso en sectores del ámbito del diseño como el mobiliario, la iluminación o los complementos, en los que se le presupone una cuestión estratégica indispensable. “Es un rol que en estos sectores existe, más bien, como figura externa. A veces se hacen este tipo de labores desde los departamentos de diseño o marketing, e, incluso, las hace el propio CEO. Otras veces se esconde, no se sabe muy bien por qué. Quizá por temor a que se marche a otra empresa o para que no haya alguien que tenga demasiado protagonismo, como pasa en la moda, donde es todo lo contrario. En este otro ámbito, la dirección creativa es el pilar de la empresa”, apunta Contreras.

Pasados cinco años de su aterrizaje en Lladró es cuando se empieza a percibir notablemente su trabajo. “Para transcribir esa voluntad de renovación que tenía la empresa a una estrategia creativa, lo primero que había que hacer era definir unas guías de estilo sobre qué es contemporáneo y qué no, para que todos los equipos pudieran tenerlas como base para trabajar. El departamento de creatividad está compuesto por cinco escultores, dos diseñadores, cinco ornamentadores, ocho técnicos y cinco decoradores. Trabajamos de forma muy estrecha en la definición de cada pieza, en su desarrollo y acabado. Es un trabajo de equipo en el que cada parte enriquece con su aportación todos los aspectos y detalles de una pieza, para conseguir esa expresividad y proeza técnica tan particular de Lladró”. Y esto es solo el departamento de creatividad.

Cuando una pieza está definida y aprobada, avanza a producción, donde se reproduce y pinta a mano por técnicos, artistas y artesanos especializados en múltiples disciplinas: moldes, ensamblado, decoración, estudio y aplicación de color, detalles y florituras, cocción, repaso, control de calidad… En una pieza de Lladró pueden llegar a intervenir hasta 25 personas en todo su periplo, desde la concepción creativa a la producción y su empaquetado. Una cosa que no todo el mundo sabe es que una figura de porcelana no siempre se reproduce de una sola pieza. A veces es necesario desestructurarla: trocearla en piezas más pequeñas, cada una hecha con su propio molde, que después se ensamblan, lo cual es un proceso de ideación y de manufactura tremendamente minucioso.

El departamento creativo de Lladró está integrado por escultores, ornamentadores, técnicos, decoradores y diseñadores. Raúl Belinchón

“El virtuosismo en las piezas clásicas de Lladró se aprecia perfectamente. Nuestro reto hoy está en llevar ese virtuosismo a un lenguaje más actual; a contar historias y proponer piezas más modernas y contemporáneas que enganchen con la gente”, explica Contreras. “Bajo este paraguas, hemos explorado nuevas temáticas, nuevos lenguajes formales, nuevas narrativas, nuevos acabados y las colaboraciones. Para mí ha sido especialmente importante habernos abierto a explorar colaboraciones con artistas, diseñadores o ilustradores. Nos ha aportado muchos lenguajes nuevos, ha sido muy enriquecedor”. Se refiere, aparte de las piezas generadas internamente en el estudio Lladró, a las creadas en colaboración con Jaime Hayón, Tim Biskup, Kzeng Jiang, Gary Baseman, Ricardo Cavolo, Rolito, Marcel Wanders, Luca Nichetto y Naoto Fukasawa, entre tantos otros. Además, a finales de año, Lladró va a lanzar una nueva línea de ediciones de arte en la feria Art Basel.

Contreras, directora creativa de la marca, posa con una de sus piezas.Raúl Belinchón

Así, junto con las piezas clásicas de Lladró, hoy conviven las de nueva generación, que son aproximadamente un 25% de su producción. Hablan nuevos lenguajes como el del arte urbano, los tatuajes, el origami, las máscaras, los toys y coleccionables de la cultura pop —cuyos máximos exponentes son The Guest o las figuras de Star Wars—. Los acabados se han diversificado, incorporando monocromos de tonos insólitos, mezclas de materiales, toques dorados, plateados, irisados, degradados… Los insectos y animales, que ya formaban parte de la imaginería de Lladró, se han sobredimensionado y sintetizado. Se han colonizado también nuevos territorios: desde el menaje al mobiliario, la iluminación, los aromas para el hogar, los accesorios y la joyería. Toda una revolución, en Lladró y en el ámbito de la porcelana, agitada por Nieves Contreras.

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