Antoine Arnault: “Es nuestra responsabilidad hacerles ver a los jóvenes que los trabajos artesanales son sostenibles y hermosos”
Nos citamos con el CEO de la sociedad que controla la firma Fendi e hijo del hombre más rico del mundo para conocer la nueva fábrica de la casa italiana cerca de Florencia. Con este proyecto, el buque insignia de LVMH quiere rescatar la artesanía local
LVMH lo apuesta todo al made in Italy. Quiere que sus marcas beban de los artesanos, sus tradiciones y su savoir faire, y que lo hagan justo en los pueblos donde viven y trabajan estos hombres, algunos ya muy mayores, que con suerte aún podrán enseñar su oficio a los nuevos artesanos. Este espíritu anima la nueva fábrica de complementos que ha abierto Fendi en el corazón de la Toscana.
A unos pocos minutos en coche desde Florencia, entrando en Capannuccia (Bagno a Ripoli), un edifici...
LVMH lo apuesta todo al made in Italy. Quiere que sus marcas beban de los artesanos, sus tradiciones y su savoir faire, y que lo hagan justo en los pueblos donde viven y trabajan estos hombres, algunos ya muy mayores, que con suerte aún podrán enseñar su oficio a los nuevos artesanos. Este espíritu anima la nueva fábrica de complementos que ha abierto Fendi en el corazón de la Toscana.
A unos pocos minutos en coche desde Florencia, entrando en Capannuccia (Bagno a Ripoli), un edificio acristalado asumirá toda la producción de complementos de piel de la firma italiana que solía hacerse en Roma. La fábrica, con una inversión de 57 millones de euros y que creará cientos de nuevos empleos, es tan importante para la región que una comitiva de autoridades locales llega a la inauguración con sus bandas tricolor, como en una película de Fellini.
Antoine Arnault, que acaba de ser nombrado CEO de Christian Dior SE, la sociedad cartera desde la que su familia controla LVMH, también ha venido. Acaba de tomar una decisión importante: que todas las tiendas del grupo, el mayor imperio global del lujo, apaguen sus escaparates a las diez de la noche. Esto supone dejar a oscuras los escaparates de Dior, Louis Vuitton y otras casas en los Campos Elíseos de París o la Via Condotti de Roma. Unos días antes había contado a El País Semanal: “Estos escaparates son parte de la elegancia y de la vida nocturna de las grandes ciudades, y aunque apagarlos parezca anecdótico o simbólico, puedo asegurar que nos supone un ahorro de energía de entre el 10% y el 15%. Eso es mucho en un contexto de escasez”.
La nueva fábrica de Fendi quiere acercar la piel a los que mejor saben trabajarla y, de paso, entrenar a los que empiezan y hacerles saber que tienen un oficio digno cuyo resultado se llama lujo y por el que se paga mucho dinero. La fábrica será también un centro de entrenamiento. Arnault asegura que el esfuerzo y la inversión estarán recompensados si muchos de los adolescentes de la región que hoy quieren ser influencers o agentes de deportistas famosos se ilusionan con aprender el oficio de sus abuelos.
El CEO de Fendi, Serge Brunschwig, cuenta que para conseguirlo la casa italiana patrocinará una serie de clases magistrales sobre las técnicas más exquisitas de tratamiento de la piel en el instituto técnico de la región. “En la educación italiana hay que trabajar también con las familias que prefieren que sus hijos aprendan cosas teóricas en lugar de un oficio práctico del que, en muchos casos, han vivido todos durante varios siglos”, explica Brunschwig.
Antoine Arnault apunta que LVMH solo en Italia tiene 11.000 empleados dedicados a oficios artesanales. “Es muy difícil reclutar y motivar a la gente joven, no entiendo muy bien por qué, es un trabajo artístico, creativo y apasionante. Además, está bien pagado y no es precario. Supongo que son los signos de los tiempos, pero es nuestra responsabilidad hacerles ver que estos trabajos son sostenibles y hermosos”, razona.
La nueva fábrica está localizada en un terreno de ocho hectáreas y ocupa un área de 30.000 metros cuadrados, donde antiguamente se levantaba el horno Fornace Brunelleschi. Desde el edificio acristalado pueden verse cientos de olivos recién sembrados. “Son 700″, nos indica Brunschwig. Uno de los planes de los directivos de la fábrica es autoabastecerse con el mejor aceite de la zona. Creen que podrán producir 900 litros cada año.
El centro del patio está dominado por un roble turco que fue plantado por el propio Brunschwig en 2020 cuando empezó la obra. Dice que el árbol simboliza la dignidad y el coraje y es una celebración de la biodiversidad de la Toscana. También se han plantado especies mediterráneas: higo, pomelo, acacia, roble y fresa.
Acercarse aún más a los pequeños productores es otro de los objetivos estratégicos de Fendi con esta vuelta a la Toscana. “Por cada puesto de trabajo en LVMH tenemos cuatro proveedores externos, pequeños artesanos o empresas familiares que trabajan la piel. Hay un ecosistema enorme alrededor del lujo. Hemos firmado acuerdos a largo plazo. Nuestro futuro depende de ellos y viceversa”, explica el CEO de Fendi.
Sobre los planes de sostenibilidad de LVMH, Arnault prefiere ser prudente. “Para nosotros el futuro está entre 2023 y 2030. Ya aprendimos con la pandemia que no hay que hacer planes a muy largo plazo”, dice el también CEO de Berluti, presidente de Loro Piana y responsable de la imagen y comunicación de todas las marcas del grupo francés, y añade: “Aunque la sostenibilidad es muy importante para nosotros, no creo que debamos sentirnos culpables por crear lujo. Nuestra misión es hacer soñar a la gente con piezas que serían imposibles de conseguir si no hubiera detrás un artesano trabajando cientos de horas. En estos tiempos, cuando salimos de una pandemia, entramos en una guerra y en una crisis climática, necesitamos construir y disfrutar de las cosas bellas”.
Esta es la tercera fábrica que LVMH abre en Italia, junto a otra también de Fendi en Fermo para la fabricación de zapatos y una de Bulgari en Piamonte.