Celia Forner: de supermodelo a empresaria revolucionaria de la cosmética
Hace cinco años, la exmodelo creó Alleven, su propia firma. La empresa nació a partir de un espray de maquillaje para el cuerpo con el que fantaseaba desde que, siendo pequeña, sufrió un accidente doméstico.
Con una sólida trayectoria como modelo a sus espaldas, parecía que la valenciana Celia Forner (Silla, 1966) iba encaminada a consolidarse dentro del panorama de la joyería. Se formó en Sotheby’s y en colaboración con la galería Hauser & Wirth creó Portable Art, una muestra de objetos a medio camino entre el accesorio y la escultura. El deseo de poder cumplir un sueño recurrente desde su infancia hizo que Forner al...
Con una sólida trayectoria como modelo a sus espaldas, parecía que la valenciana Celia Forner (Silla, 1966) iba encaminada a consolidarse dentro del panorama de la joyería. Se formó en Sotheby’s y en colaboración con la galería Hauser & Wirth creó Portable Art, una muestra de objetos a medio camino entre el accesorio y la escultura. El deseo de poder cumplir un sueño recurrente desde su infancia hizo que Forner alternara este proyecto con visitas a distintos laboratorios. “Nunca imaginé que tendría una marca de cosmética. Ha sido algo muy orgánico. De pequeña tuve un accidente en casa que me produjo quemaduras de tercer grado. Me quedó una cicatriz, y esto me causó un tremendo trauma porque la piel estaba más oscura. De niña pensaba en algo mágico que pudiese quitármela o cubrirla. Estaba en mi subconsciente”, recuerda.
El producto que obraría el milagro no se materializaría hasta 2017. Colour Shield es un espray pigmentado que deja el cuerpo con un tono uniforme famoso en las redes después de que Sir John, maquillador de Beyoncé, contara que lo había usado en la cantante para una actuación en Coachella. “Intenté desarrollarlo con químicos en Nueva York, Florida y Francia, pero era muy complicado lograr ese efecto aerógrafo con pigmentos que se adaptaran a los diferentes tipos de piel, que fuera resistente al agua, al sudor… Te vas a dormir y no mancha las sábanas. Lo puedo garantizar porque lo he hecho muchas veces”, asegura con orgullo.
El nombre de la marca se le ocurrió un día mirando Instagram. Alleven es el acrónimo que usa Allegra Venturi —la hija mayor de los dos que Forner ha tenido con su marido, el empresario italiano Francesco Venturi, propietario de la editorial Vendome Press— en esta red social: “De repente, todo encajó. Al español se traduciría como ‘todo uniforme’. Me pareció acertado”. En el momento de escribir este artículo, a Alleven le siguen en Instagram más de 33.000 usuarios, una cifra nada desdeñable si se la compara con la de otras firmas nicho más longevas. Sin embargo, insiste en que lo importante es rodearse de profesionales que sean capaces de crear una comunidad: “Las redes son escaparates necesarios para las marcas, desde las más pequeñas hasta las más potentes. Nosotros apoyamos a influencers que son expertos y que creen en el producto. No nos fijamos en la gente por el número de seguidores: eso es un error”.
La pasada primavera, la que fuera elegida Supermodel of the World en 1987 se instaló con su familia en Roma. Por eso en la web de Alleven informan de que se trata de un negocio con base en Italia a pesar de que la docena de productos faciales y corporales están formulados y producidos en España. Por el momento, la estructura de la empresa se compone de 15 empleados fijos y una serie de colaboradores. Ella insiste en que es quien lo supervisa “todo”: “Las imágenes, las campañas, el embalaje, las muestras… He conocido hasta a los fabricantes de las botellas de aluminio. Somos una compañía joven que estamos creciendo y esta es la fórmula que mejor nos funciona”. En octubre se cumplirá un lustro desde que la marca se lanzó al mercado. Además de garantizar la eficacia de los cosméticos, Forner hace hincapié en su sostenibilidad: “Es prioritario. Colour Shield no existiría si no hubiésemos podido formularlo para que fuera respetuoso con los océanos, y la mascarilla Stellar Mask es completamente biodegradable. No lleva silicona ni microplásticos ni nanopartículas. No daña el medio ambiente”.
Del universo que imaginó durante los seis meses que las quemaduras la mantuvieron postrada en la cama hay mucho en Bedtime (Vendome Press), un libro que publicó en 2019, en el que descubre y recorre algunos de los dormitorios más bonitos del mundo. “Me volví loca con el tema. No hay ningún otro libro que trate el tema así, a través del diseño y la historia”. Su mundo de fantasía hecho realidad.