Aromas patrios
Son creaciones olfativas que han seducido tanto a hombres como a mujeres de todo el mundo. Y han sido concebidas por narices españoles que dejan claro que la marca España en perfumería deja huella
España se sitúa en el top 10 mundial de exportadores de productos de belleza y se posiciona como el segundo exportador mundial de perfumes, solo por detrás de Francia, según Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Las fragancias son capaces de hacernos sentir de una manera concreta y tienen el don de transportarnos a otro lugar. “La bergamota, el higo y el eucalipto elevan el ánimo; las notas de azahar, musc y romero relajan, y la rosa, las lilas y el jazmín aportan felicidad”, afirma Jordi Armengol, de la empresa de diseño olfativo Firmenich.
El olfato es ...
España se sitúa en el top 10 mundial de exportadores de productos de belleza y se posiciona como el segundo exportador mundial de perfumes, solo por detrás de Francia, según Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Las fragancias son capaces de hacernos sentir de una manera concreta y tienen el don de transportarnos a otro lugar. “La bergamota, el higo y el eucalipto elevan el ánimo; las notas de azahar, musc y romero relajan, y la rosa, las lilas y el jazmín aportan felicidad”, afirma Jordi Armengol, de la empresa de diseño olfativo Firmenich.
El olfato es el sentido más emocional del ser humano y gracias a él somos capaces de crear la memoria olfativa, que registra más de 10.000 notas aromáticas diferentes a lo largo de nuestra vida. Y son los maestros perfumistas, llamados nariz, quienes se desviven por encontrar la alquimia perfecta entre las diferentes materias primas olfativas. En esta profesión, de clara tradición francesa, son varios los perfiles españoles que han alcanzado el éxito y reconocimiento mundial. Alberto Morillas es uno de los más veteranos y el único perfumista patrio que ha recibido el prestigioso Premio Lifetime Achievement de la Fragrance Foundation. En su lista de más de 400 obras destacan algunas tan emblemáticas como CK One, de Calvin Klein; Flower, de Kenzo; 212, de Carolina Herrera, o Daisy, de Marc Jacobs.
Fue precisamente Morillas quien hizo que Ane Ayo, una de las perfumistas nacionales del momento —artífice de A Drop, de Issey Miyake; Scandal Le Parfum, de Jean Paul Gaultier, y The Luminous Gold, de Tous—, dejara su profesión de farmacéutica para dedicarse a su pasión de niña. Tras leer en el periódico un artículo sobre él, dejó su Bilbao natal para ir a Madrid a estudiar un MBA de empresa de perfumería y moda y luego formarse en la francesa Grasse, cuna de la perfumería.
Emilio Valeros es otro de “los grandes” de la profesión gracias a aromas como Esencia, Agua y Aire, todos desarrollados en Loewe, la casa para la que trabaja junto a Nuria Cruelles (Paula’s Ibiza Eclectic). Le acompañan Jordi Fernández —autor de Radiant Tuberose, de Jimmy Choo; Explorer, de Montblanc, o Latin Lover, de Carner Barcelona—, que es un gran conocedor del intrincado arte de la perfumería tradicional de Oriente Próximo, y Olivier Cresp, que ha participado en la creación de más de 200 fragancias, incluidas Black Opium, de Yves Saint Laurent, y Angel, de Thierry Mugler.