Tenemos que hablar más de la menopausia

La caída hormonal que se desata alrededor de los 50 años tiene consecuencias psíquicas como niebla mental, alteraciones del estado de ánimo e insomnio. Pero esas afecciones parece que siguen siendo un tabú

ilustración para el tema MENOPAUSIA: UN TABÚ A DERRIBARMARÍA HERGUETA

La menstruación supone un incordio para muchas mujeres. Es incómoda y, a veces, dolorosa. Se trata de una mala noticia si se está buscando un hijo y una excelente si se desea lo contrario. Las mujeres convivimos con ella durante años, aunque un día comenzamos a padecer pequeños trastornos, deja de ser regular y desaparece. Esas señales son el aviso de que los estrógenos están descendiendo. Se abre entonces una nueva etapa, muchas veces tabú, con consecuencias desconocidas. No se suele conversar sobre lo que nos sucede, pero los cambios físicos y mentales, incluidos los estados de ánimo, pueden...

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La menstruación supone un incordio para muchas mujeres. Es incómoda y, a veces, dolorosa. Se trata de una mala noticia si se está buscando un hijo y una excelente si se desea lo contrario. Las mujeres convivimos con ella durante años, aunque un día comenzamos a padecer pequeños trastornos, deja de ser regular y desaparece. Esas señales son el aviso de que los estrógenos están descendiendo. Se abre entonces una nueva etapa, muchas veces tabú, con consecuencias desconocidas. No se suele conversar sobre lo que nos sucede, pero los cambios físicos y mentales, incluidos los estados de ánimo, pueden ser incluso mayores a los que vivimos durante la adolescencia. “La buena noticia es que podemos remediar su impacto y ganar calidad de vida. Para eso hay que pedir ayuda a un especialista que responda y clarifique”, indica el doctor Santiago Palacios, fundador de la primera unidad de menopausia en España en 1989.

Tanto hombres como mujeres sufrimos cambios durante la vida debido a nuestra genética. En el caso de la mujer, esos cambios son más profundos por una cuestión muy sencilla: tenemos duplicado el cromosoma X, que alberga 1.098 genes. El hombre tiene un cromosoma X y un cromosoma Y. Para hacernos una idea, el cromosoma Y tiene 78 genes, así que las mujeres contamos con más de 1.000 genes de diferencia, que nos condicionan y que definen nuestro cuerpo y nuestro cerebro al nacer. La caída de estrógenos suele comenzar a mediana edad, entre los 45 y los 55 años; aunque a veces empieza antes. Los hombres también padecen un cambio parecido, la andropausia, causada por el descenso de la testosterona. Sin embargo, debido a la carga hormonal que tiene la mujer, la menopausia puede tener consecuencias más severas, explica Lisa Mosconi, directora del Women’s Brain Iniciative en el Weill Cornell Medical College de Nueva York, en su superventas The XX Brain.

Los estrógenos se descubrieron en los años treinta del siglo pasado, pero hasta hace apenas unas décadas no se analizó su impacto en el cuerpo y el cerebro. Cuando comienza el proceso, el 80% de las mujeres sufren síntomas. Algunos leves y otros más importantes, que van desde la pérdida de sueño, espesor mental o irritabilidad hasta una mayor vulnerabilidad a enfermedades importantes, como esclerosis múltiple y alzhéimer. La doctora Mosconi apunta a que las mujeres tenemos el doble de posibilidades que los hombres de sufrir ansiedad o depresión, tres veces más probabilidades de tener esclerosis múltiple y cuatro veces más de padecer migrañas. Además, dos de cada tres pacientes con alzhéimer son mujeres. Se está estudiando la aparición de dichas enfermedades con los cambios hormonales.

La menopausia y la andropausia pueden tener consecuencias en nuestras relaciones personales y profesionales. No es de extrañar que hayan comenzado a elevarse voces sobre su impacto en las mujeres. En 2018, un grupo de diputadas británicas lideradas por Rachel Maclean sacó a la luz este tabú social. Hablaron de la menopausia y de su impacto en el trabajo. Propusieron incluir una revisión de las condiciones laborales para defender a aquellas profesionales que sufren las consecuencias más adversas. Siguiendo esta línea de trabajo, este año se ha presentado en el Parlamento británico un informe que concluye que casi un millón de mujeres en el Reino Unido habrían dejado su trabajo debido a las consecuencias de la menopausia.

Esa sensibilización todavía no ha tenido eco en la empresa ni en la sociedad. Y eso que la menopausia y la andropausia son procesos naturales. Hay que eliminar el tabú que los envuelve. En el caso de las mujeres, afecta a 850 millones en todo el mundo. Se estima que vamos a vivir en esta segunda adolescencia invertida una tercera parte de nuestra vida, por lo que no debería asociarse a un síndrome de envejecimiento. Como comenta la doctora Esther Ramírez Medina, del servicio de ginecología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, “la menopausia llega en la mejor etapa profesional y personal de muchas mujeres, así que no nos rindamos sin más a sus consecuencias. Afortunadamente, hay muchas alternativas terapéuticas para mitigar y tratar sus síntomas”. Por eso es importante reconocerla, entender sus efectos y pedir ayuda para aliviar sus síntomas y prevenir futuras complicaciones.

Pilar Jericó es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad.

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