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La última plaga de Irak es la sequía

La falta de recursos hídricos por el cambio climático y la manera fallida de gestionarlos son las dos grandes grietas por las que el país se queda sin agua

El lago Hamrín es artificial, está ubicado al este de Irak y también es el depósito principal de abastecimiento de agua de los municipios y aldeas de la gobernación de Diyala, en el Kurdistán iraquí. Este año y el pasado, los niveles han alcanzado mínimos críticos, lo que ha afectado a los agricultores, ganaderos y pescadores de toda la región.Pablo Tosco
Ahmad Adulrahman abre las puertas de su finca, en Kallar, donde durante décadas ha cultivado vegetales, hortalizas y cereales. No recuerda con exactitud cuándo fue la última vez que sus tierras recibieron agua de lluvia.David Meseguer
Adulrahman muestra los restos de la última cosecha de trigo “Las estaciones han cambiado notablemente y las temperaturas están subiendo. Cada vez hace más calor durante mayor parte del año”, detalla el campesino.David Meseguer
“Es increíble. Ahora los cultivos se mueren y 20 años atrás aquí plantábamos arroz”, exclama el agricultor recordando los tiempos en los que el elevado caudal del río permitía irrigar las tierras.David Meseguer
Diyar es hijo de Ahmad, tiene a su cargo 150 cabezas de ganado con las que recorre la región en busca de pastos y agua para su supervivencia.David Meseguer
“Como consecuencia de la falta de pasto, los animales pierden peso y son mucho más vulnerables a enfermedades e infecciones”, destaca Diyar.David Meseguer
Uno de los canales de riego que tiene su origen en el lago Hamrín se ha secado a su paso por la periferia de la ciudad de Diyala. Gran parte de los productores agrícolas y ganaderos de la región se encuentran en una situación crítica frente a la escasez de agua para el riego y los animales.Pablo Tosco
Fátima (60) es matriarca de una familia de la región iraquí de Diyala. Generación tras generación su familia se ha dedicado a la producción agrícola y ganadera. La crisis del agua está amenazando de muerte a su ganado y sus cultivos. Supone otro golpe para una familia cuyos medios de vida y propiedades fueron atacadas y destruidas durante la ocupación del ISIS.Pablo Tosco
Fátima junto a su hija Dika, de 27 años. Dos de sus niñas fueron alcanzadas por metralla durante un ataque del ISIS y se encuentran en casa, ya que la familia no tiene recursos para costear una internación en algún hospital.Pablo Tosco
Un médico que prefiere no citar su nombre atiende a una paciente en un centro de salud comunitario en Diyala. El personal del ambulatorio destaca un aumento de diez veces en el número de pacientes que presentan síntomas de enfermedades transmitidas por el agua y desnutrición desde que comenzó el período de escasez de agua a finales de 2020.Pablo Tosco
Fadhili Hamad, un agricultor de 34 años de la provincia de Diyala, aprendió a cultivar vid junto a su abuelo. Desde pequeño lo acompañaba a la parcela para acomodar los brotes nuevos entre los alambres, podar, volver a enredar las ramas y cosechar cuidadosamente sin dañar las uvas.Pablo Tosco
Fadhili muestra el estado en el que ha quedado la cosecha de uva. Los agricultores locales no recuerdan un periodo de sequía tan prolongado como el actual.Pablo Tosco
Mohammed Mayahi (39) es un ganadero de la provincia iraquí de Diyala. La crisis del agua ha agotado el suministro de este líquido potable de su familia y ha matado el 20% de su rebaño de ovejas, su principal fuente de ingresos.Pablo Tosco
“Ya no se trata solo de los animales. El agua potable se acaba y la poca que hay proveniente de los pozos tiene un sabor muy amargo. Así es imposible vivir”. Mohammed está considerando dejar sus tierras y su vida como ganadero para buscar otro trabajo en alguna ciudad.Pablo Tosco
El lago Hamrín, que alguna vez fue famoso por su variedad de peces y utilizado por cientos de pescadores tanto de la localidad como de otros lugares, ahora se ha secado drásticamente.Pablo Tosco