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Viaje al mundo de la soja en Brasil

Territorio bolsonarista y cuna de una pujante clase empresarial. El único nubarrón en su horizonte es la presión de los ambientalistas y de Europa

Operarios en una planta de procesamiento de soja en Sinop, Mato Grosso, Brasil. Esta región es el corazón del agronegocio brasileño, el único sector económico que creció en 2020 pese a la pandemia.Victor Moriyama
Un trabajador junto a una inmensa montaña de soja almacenada en las afueras de la ciudad de Sinop, una región que es la cuna del agronegocio y de una pujante clase empresarial.Victor Moriyama
Soja almacenada en las afueras de la ciudad de Sinop (Mato Grosso) antes de ser embarcada en camiones que la llevarán por la carretera BR-163 hasta el río Tapajos, afluente del Amazonas. Desde allí será llevada a China o la Unión Europea.Victor Moriyama
Un operario trabaja entre dos contenedores de soja en una planta de procesamiento a las afueras de Sinop, una ciudad fundada en los años setenta en Mato Grosso gracias a los incentivos de la dictadura para colonizar la Amazonia.Victor Moriyama
Procesamiento de soja en Sinop. Los productores trabajan con gran antelación, poca mano de obra y mucha tecnología, lo que les ha permitido sortear mejor los efectos del virus.Victor Moriyama
Un operario pesa y analiza una muestra de soja en una planta procesadora en Sinop. Una auditora de la empresa KPMG que trabaja para Bayer Monsanto analiza el grano y, si es transgénico, toma nota para cobrar los derechos de la patente al productor.Victor Moriyama
Varios operarios descargan un camión de soja, recién llegado de una hacienda. Una vez pesado y procesado, será cargado en otro vehículo para ser transportado hasta un puerto. Los locales se felicitan de que el presidente Bolsonaro haya asfaltado los 175 kilómetros que faltaban para que los 900 kilómetros de la carretera BR-163 sea transitables a lo largo de todo el año.Victor Moriyama
Un operario en una planta de procesamiento de soja.Victor Moriyama
Varios operarios observan el fuerte chaparrón de lluvia una tarde de marzo en una planta de procesamiento de soja.Victor Moriyama
Una réplica de la Estatua de la Libertad preside la entrada de la sucursal en Sinop de los grandes almacenes Havan, propiedad de un amigo del presidente Bolsonaro. El famoso símbolo neoyorquino es una seña de identidad de las tiendas.Victor Moriyama
Una carretera dentro de la hacienda Minuano, ubicada a las afueras de Sinop. A la izquierda, un cultivo; a la derecha, parte de la vegetación que por ley debe ser preservada. Con 5.100 hectáreas, su principal cosecha es la soja, pero también plantan maíz, arroz y alubias.Victor Moriyama
Vista aérea de una parcela lista para cultivar junto a una franja de vegetación en una hacienda de Sinop. Como está ubicada en la Amazonia, la ley exige que la vegetación del 80% de cada propiedad rural sea preservada. Solo se puede cultivar en el 20% restante. Los productores, el Gobierno y las ONG alcanzaron un acuerdo años atrás por el que los primeros se comprometieron a no cultivar en tierras deforestadas ilegalmente.Victor Moriyama
El marido de la máxima responsable de la hacienda Minuano (de rojo) analiza la tierra mientras es observado por un operario en marzo.Victor Moriyama
Las explotaciones agrarias de esta región brasileña están muy tecnificadas, lo que les ha permitido sortear mejor los efectos de la epidemia de coronavirus.Victor Moriyama
Un tractor en la hacienda Minuano, ubicada a las afueras de Sinop. Al fondo, un cultivo y una de las parcelas de vegetación que la ley obliga a preservar en esta zona de Amazonia. Solo el 20% de la propiedad es área cultivable.Victor Moriyama
Procesamiento de soja en la región de Sinop, el corazón de la industria de la soja en Brasil.Victor Moriyama
El silo construido hace unos años en la hacienda Minuano, que vende su producción para la exportación. El agronegocio es uno de los sectores económicos más importantes para el comercio exterior brasileño.Victor Moriyama
Instalaciones para la producción de soja en una hacienda de las afueras de Sinop. La industria de la soja ha alumbrado en los últimos años una pujante clase empresarial en Brasil.Victor Moriyama
Vista aérea de un silo en la hacienda Minuano, de Sinop. Con 5.100 hectáreas para los cultivos, produce soja pero también maíz, arroz y alubias. Las explotaciones agrarias de esta zona suelen producir dos, tres y hasta cuatro cosechas anuales gracias a un uso intensivo de la tierra, las semillas transgénicas y a los pesticidas.Victor Moriyama
Tamires Vasconcelos, una ingeniera agrónoma de 35 años, posa en un campo de soja. Lleva dos décadas en el sector y dirige la hacienda familiar, Minuano, ubicada en las afueras de Sinop. Su padre llegó a la región en los años setenta como parte del movimiento colonizador que desbravó esta zona de la Amazonia para construir carreteras y ciudades.Victor Moriyama