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Llegar donde no llega el termómetro ni el oxígeno

Nigeria es el país donde la neumonía mata a más niños en todo el mundo. El difícil acceso a zonas rurales, la violencia en el noroeste y la falta de una atención primaria sólida son algunas de las causas de la alta mortalidad infantil. Un grupo de sanitarios luchan en las zonas más remotas contra este asesino

La neumonía se cobra la vida de más de 800.000 niños menores de cinco años cada año en todo el mundo. En Nigeria es donde más niños mata: 162.000 en 2018, según Unicef. Casi todas estas muertes se pueden prevenir con una vacuna y tratamiento. En la imagen, una sanitaria prepara una vacuna antineumocócica conjugada (PCV, en sus siglas en inglés) para un bebé, sentado en el regazo de su madre, mientras otras esperan la inmunización de sus hijos en una clínica de salud en Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Los niños de las zonas pobres son los más vulnerables, a menudo padecen tasas más altas de desnutrición, exposición a instalaciones de agua y saneamiento insalubres y un acceso insuficiente a vacunas y otros servicios de salud básicos. Wisdom Dauda, ​​de cuatro meses, espera en el regazo de su madre para ser inmunizado en una clínica de salud en Yola, estado de Adamawa, noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Unicef cuenta con 20.000 profesionales sanitarios y personal cualificado en nueve oficinas repartidas por la región para realizar tareas de apoyo en la prevención y en las rutinas sanitarias necesarias en el país, según cuenta el doctor Anis Siddique, responsable de salud de Unicef Nigeria. En la imagen, un grupo de enfermeras revisan las historias clínicas en un centro en Yola, en el Estado de Adamawa, noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Otros factores de riesgo para contraer una neumonía es contar con un sistemas inmunitario debilitado por infecciones como el VIH o la desnutrición. La doctora Hajanata Balhelomeu, de 37 años, examina a Zannab Alhassan, de cuatro años, en una clínica en Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
En Nigeria, más niños menores de cinco años murieron de neumonía en 2018 que de cualquier otra enfermedad: un total de 443 fallecieron por ella cada día, lo que supone el 19% de las muertes infantiles en el país. En la foto, Adamu Sale, de dos años, sospechoso de padecer sarampión y neumonía, es tratado por trabajadores de la salud mientras su madre, Aisha Sale, lo retiene en una clínica de salud en Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Los sanitarios capacitados y equipados para apoyar tanto la prevención como el tratamiento de la neumonía pueden cambiar el curso de la enfermedad y mantener con vida a los niños. Un médico examina a Beatrice, un bebé de un año, en una clínica de salud en Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Las comunidades rurales de zonas remotas son las que más alejadas están de recibir una buena diagnosis y también de un tratamiento adecuado para acabar con la neumonía. Loveleen Anex, de 25 años, sostiene a su hija de nueve meses, Ensteen Anex, junto al sanitario y promotor de salud de Unicef, Benjamin Daniels, de 66 años, que examina al niño verificando posibles signos de neumonía, en la aldea de Jarede, cerca de la ciudad de Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
Benjamin Daniels, de 66 años, proporciona antibiótico a Loveleen Anex, para su hija Ensteen Anex durante una visita médica domiciliaria. Ensteen ha presentado tos y una frecuencia respiratoria alta. "Siento que estoy sirviendo bien a la comunidad porque puedo cuidar a las personas, a los niños que están enfermos. Esto es muy importante. Esta zona carece de una infraestructura sanitaria adecuada", explica este profesor jubilado, que desde hace cinco años ejerce como promotor de salud comunitario en esta zona.Modola (UNICEF)
Hawar Dairu, de 27 años, sostiene a su hijo de 19 meses, Karim Dairu, en su casa en la aldea de Garandiya, cerca de la ciudad de Yola Karim Dairu. El doctor Daru Jamo, de 33 años, examina al niño en busca de posibles síntomas de neumonía. En la época de lluvias, las carreteras se vuelven intransitables y no hay clínicas o centros de salud equipados adecuadamente, lo que dificulta la atención médica.Modola (UNICEF)
La tarea de los promotores de salud también es vital para recopilar y mantener los registros actualizados, y así asegurar que los calendarios de inmunización se cumplen. Helen Emmanuel, de 25, años (centro) habla con Sarfatu Jaidal, de 19, mientras examina a su hija Lydia Jaidal, de tres años, en el pueblo de Gah, a 50 kilómetros de Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)
La promotora de salud Grace Felix, de 32 años, usa una banda de circunferencia de la parte media superior del brazo (MUAC) para examinar a Mojes Morris, de tres años, mientras se sienta en el regazo de su madre, Josephine Morris, de 35, en la aldea de Janawuri, a unos 50 kilómetros de Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria. El MUAC es un dispositivo que se utiliza para identificar la desnutrición aguda en los niños. “Me gusta mi trabajo porque me permite ayudar a mi comunidad al brindar atención médica”, explica Felix mientras habla de los desafíos de su trabajo. "Somos voluntarios y esto a veces puede ser difícil, ya que no podemos ganarnos la vida. Un día me alegraría ver una clínica en esta comunidad".Modola (UNICEF)
En algunas partes de Nigeria el servicio sanitario no llega o llega de manera intermitente, ya que hay zonas en permanente conflicto, donde solo en 2019, la violencia extrema y la inseguridad, incluidos los delitos armados, provocaron que más de 100.000 personas abandonaran sus hogares. En la imagen, el sanitario Daru Jamo, de 33 años (derecha en la imagen), examina a Abdullahi Abubakar, de 5 años (centro), en la aldea de Garandiya, cerca de la ciudad de Yola, en el estado de Adamawa, al noreste de Nigeria.Modola (UNICEF)