¡Cuidado con la puerta, Su Santidad!

RUNGROJ YONGRIT (EFE)

CUIDADO CON LA cabeza del Papa. Eso debe de pensar este tailandés que carga con el ninot de Francisco por el hospital Saint Louis de Bang­kok. Mientras que el Pontífice saluda, exultante ya de fábrica, los dos porteadores se afanan en que la estatua llegue ilesa a su destino. Uno de ellos observa al vicario de Cristo con preocupación. Igual han pasado rozando por el dintel. O quizá le ha parecido advertir un movimiento en el rostro bañado de luz del argentino. Serán los nervios. Este noviembre, por primera vez en cuatro decenio...

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CUIDADO CON LA cabeza del Papa. Eso debe de pensar este tailandés que carga con el ninot de Francisco por el hospital Saint Louis de Bang­kok. Mientras que el Pontífice saluda, exultante ya de fábrica, los dos porteadores se afanan en que la estatua llegue ilesa a su destino. Uno de ellos observa al vicario de Cristo con preocupación. Igual han pasado rozando por el dintel. O quizá le ha parecido advertir un movimiento en el rostro bañado de luz del argentino. Serán los nervios. Este noviembre, por primera vez en cuatro decenios, el Papa visita Tailandia para conmemorar el 350º aniversario de la fundación de la Misión de Siam. Entonces, dos dominicos portugueses se establecieron por primera vez en la península asiática. A las autoridades tailandesas les ha parecido buena idea recibir a Su Santidad con un doble. Con lo que no contaban es con que fuese tan alto. Y sin embargo cabe. Los caminos del Señor son inescrutables.

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