Columna

El centro son los hechos

El verdadero riesgo para la gobernabilidad de España es que esta batalla en las derechas se prolongue mucho tiempo

El líder del PP, Pablo Casado, durante la rueda de prensa de este lunes en la sede del partido en Madrid.Foto: atlas | Vídeo: ULY MARTIN (EL PAÍS) / EPV

Las Bolsas no se inmutan, Bruselas no disimula su alivio por el resultado electoral español, y las izquierdas europeas —y mucho liberal y conservador antifascista— festejan que la extrema derecha no pueda influir en el futuro Gobierno. El PSOE quiere gobernar en solitario, pero dice que ha entendido el mensaje del apoyo progresista —cuidado con defraudar la movilización del domingo— y también el de ...

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Las Bolsas no se inmutan, Bruselas no disimula su alivio por el resultado electoral español, y las izquierdas europeas —y mucho liberal y conservador antifascista— festejan que la extrema derecha no pueda influir en el futuro Gobierno. El PSOE quiere gobernar en solitario, pero dice que ha entendido el mensaje del apoyo progresista —cuidado con defraudar la movilización del domingo— y también el de los congregados en Ferraz al grito de “Con Rivera, NO”.

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El aludido, Albert Rivera, ha ido entendiendo en el último año que, con el triunfo de la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa, sus oportunidades de ser presidente del Gobierno pasaban por convertirse en el jefe de la derecha española.

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De lo contrario, puede aspirar a vicepresidir el Gobierno de otro, porque el destino de los partidos bisagra en España está lejos de escribirse como un capítulo de Borgen. Si muchos no han superado todavía las reservas ante un Gobierno de coalición, imagínense ese Gobierno presidido por un partido minoritario. No, Rivera aspira a todo, ya se presenta como jefe de la oposición, lo ha visto cerca el 28 de abril y salvo hecatombe para las siglas Ciudadanos el 26 de mayo, así anuncia que seguirá.

El Partido Popular entiende que no debe ponerse en manos de una gestora a un mes de pedir el voto en las municipales y autonómicas. Pero el correctivo a Pablo Casado ha sido de tal calibre que, ayer mismo, el líder popular llamó a Vox “extrema derecha” y le afeó a Santiago Abascal haber vivido de las mamandurrias de un Gobierno regional. El Gobierno de Esperanza Aguirre. Sí, han leído bien, el Gobierno de Esperanza Aguirre, su madrina política. La de Casado. ¡Cómo no va a salivar Rivera! ¡Y le piden los poderes económicos que lo cambie por un ministerio!

El verdadero riesgo para la gobernabilidad de España es que esta batalla en las derechas se prolongue mucho tiempo y sigan compitiendo en el terreno de la crispación y la negación del adversario político. Porque, sea cual sea el acuerdo de investidura, legislatura o Gobierno al que lleguen, posiblemente, PSOE, UP, PNV y demás, habrá que emprender reformas que van a necesitar de grandes consensos. Y para entonces deberíamos tener una o dos derechas que no vacilen ante los ultras.

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